Brasilo de Oliveira (Sao Paolo. 1946) falleció ayer en su ciudad natal a los 74 años a consecuencia del covid. Pertenecía a una reputada familia con gran repercusión mediática en su país, con grandes negocios inmobiliarios, propietarios de una escuela de samba y de una isla frente a Sao Paulo a la que había que desplazarse necesariamente en helicóptero.

Brasilio, Bra para los amigos, era una persona tímida, introvertida pese a su fama e importancia en el mundillo nocturno, educado, afable, amigo de sus amigos, desprendido, bondadoso, altruista y único en el trato personal.

Su mayor felicidad era divertir a los demás y por eso inventaba fiestas y eventos multitudinarios en los que participaba siempre desde un segundo plano, escondido tras una columna, o controlando el show tras las bambalinas. Su trato en la distancia corta era muy especial por su carácter brasileño, su personalidad, sabiduría, simpatía, talante afectuoso, sentido de la vida y por su forma de valorar las virtudes y defectos de los demás.

Por ello era un hombre muy querido, respetado y conocedor de todos secretos de la noche de Ibiza, lo que le valió el sobrenombre de 'El Brujo'. Su mayor pasión era divertir a los demás y ver cómo sus fiestas acogían a todos por igual al ritmo de la música y el espectáculo.

Conocí a Brasilio en 1980 cuándo dirigía el Simple, primer videopub de la isla en el West End de Sant Antoni. Comenzamos a hacer los primeros pasacalles de las fiestas del KU y luego me contrató como presentador de las fiestas de KU, la discoteca más importante de Ibiza en los 80 y 90. Hemos vivido cientos de experiencias de toda índole durante cuatro décadas y mantuvimos una gran amistad fundamentada en el respeto, la tolerancia, los amigos comunes y la creatividad.

Brasilio ha sido pionero en muchos aspectos, no solo en Ibiza, sino en Brasil dónde dirigía su Escuela de samba y otros eventos de gran calibre; en Roma, donde creo famosos eventos en la discoteca Diva, y en Ibiza, lugar que eligió para vivir y donde se sentía a gusto, como en su segunda casa.

Nunca perdió su buen talante brasileño, pero se impregnó del carácter mediterráneo, el espíritu de la isla, el ambiente hippy, bohemio y transgresor que trasladó a todas sus creaciones y espectáculos. Ha sido el primer promotor de noche y el padre del ocio nocturno que conocemos actualmente. Es imposible entender las famosas 'noches de Ibiza' sin Brasilio por su aportación creativa, llena de imaginación y fantasía.

Bra deja un legado difícil de superar en la historia del ocio nocturno de Ibiza como creador de sus fiestas más emblemáticas durante cinco décadas, desde su mítico bar Manacá en el puerto de Vila, encima de la boutique del diseñador Jesús del Pozo, hasta el famoso evento gay de fama mundial 'La Troya', símbolo de la rebeldía y la creatividad sin límites.

Ha sido un personaje indispensable en la creación del ocio nocturno actual, el máximo impulsor del movimiento LGTB en la isla y un símbolo de la fantasía, la creatividad y la exuberancia de la noche plasmada en eventos como 'Miss Fantasy', 'Miss y Mister Ku', 'Mis Bikini', 'Miss Legs', 'Fluor', 'Miss Camiseta Mojada', 'Brasil' con el fabuloso pasacalles de la Rúa de Carnaval en el puerto, la 'Fiesta Española', 'La Vaca Asesina', la inolvidable, loca, festiva y fascinante barra del 'Coco Loco', una bebida inventada por él y cuya formula guardaba celosamente, además de cientos de eventos inspirados en la sexualidad, la tolerancia, de desbordante creatividad y con una vida dedicada a divertir a los demás ante todo.

No se puede entender el clubbing sin la figura de Brasilio y su proyección internacional como creador de la 'fiesta en positivo' que reunía a todas las edades y clases sociales a ritmo de la música de dj Oliver y el exuberante personaje creado e interpretado por el mismo, al principio, de Marcelo en 'La Troya'.

Brasilio ha sido el único promotor que ha llevado su famosa fiesta de 'La Troya' a todas la grandes discotecas de Ibiza, desde Ku a Privilege, Amnesia, Space, Pacha y en los últimos años en Heart Ibiza.

Algo único y posiblemente irrepetible para un promotor internacional en la meca de la música y el espectáculo. Esa era parte de su fuerza, talento y capacidad camaleónica para adaptar sus ideas y su fantasía a cualquier espacio y lugar y dejar un legado de amigos y colaboradores en cada rincón.

Sus amigos le recuerdan como alguien inolvidable, un personaje mágico y único. El fotógrafo internacional Mario Gómez, íntimo amigo y colaborador de sus fiestas, lo revive así: «Algunos le consideraban un santón, otros su padre, pero en realidad Brasilio era un ser de luz, lleno de espontaneidad, bondad y respeto por los demás.

Un ser excepcional que ha hecho bailar y divertirse a medio mundo. En sus fiestas, escondido en algún rincón de la discoteca me susurraba al oído: '¿Has visto cómo se divierten? Soy feliz'. Ha sido un privilegio acompañarle en su camino».

El artista ibicenco Toni Riera le conoció en 1968 y le recuerda «como una persona maravillosa, amigo de sus amigos, nunca pedía nada a nadie, pero lo daba todo, era muy desprendido. Hemos trabajado 40 años y hemos vivido momentos increíbles. Pensaba antes en los demás que en él mismo».

Lorena Sagliocco lamenta la perdida de un amigo entrañable: «Era mi compadre, amigo y familia, un hombre muy especial, reservado, educado y un genio que ha creado magia y espectáculo en lo últimos 40 años para Ibiza. Ha conocido a toda mi familia, amigos y seres queridos. Es una perdida muy dolorosa», concluye.