El Informe de la Sostenibilidad de este año, elaborado por un grupo de expertos bajo la dirección de Ibiza Preservation Foundation, vuelve a poner de manifiesto el progresivo empeoramiento del medio ambiente de la isla, una situación que afecta a casi todos sus indicadores.

El estudio, que disecciona con gran profusión de datos la situación de cada área del medio ambiente insular bajo el prisma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU, demuestra que se han realizado pequeños avances en algunas áreas en los últimos años, tal y como recalcó la responsable de Ibiza Preservation, Sara Benbeniste, en la presentación del informe, ayer en el Consell. Sin embargo, esos progresos semejan islotes en medio de un océano de retrocesos.

Agricultura. El campo de Ibiza, sometido a un galopante abandono desde los años 70 del siglo pasado, está viendo acelerar esta tendencia, hasta el punto de que los campos de cultivo amenazan con ser algo residual. De las 26.579 hectáreas de superficie agraria que había en 2008, diez años después, en 2018, solo quedaban 6.075.

Todos y cada uno de los cultivos han ido cayendo en picado, con la única y esperanzadora excepción de la uva, cuya producción pasó de 60 toneladas en 2014 a 395 en 2018, y la producción de vino pasó de 395 toneladas a 1.952 en el mismo periodo.

A consecuencia de ello, en 2018 (últimos datos disponibles) quedan 420 trabajadores agrícolas en Ibiza dados de alta como tales en la Seguridad Social, cifra algo superior a la de 2017, pero inferior a los 668 que había en 2015.

La única noticia positiva es el aumento de la producción ecológica, que ha pasado de ocupar 385 hectáreas en 2008 a 746,6 en 2019. Los productores han pasado de 46 a 90.

Residuos. La cantidad de residuos que se recogen para ser reciclados aumentó un 9% en 2019 en relación con 2018, pero ese aumento sigue muy lejos de los objetivos fijados por la propia ley. El año pasado seguía reciclándose solo el 17,1% de los residuos de Ibiza, pese a que ya debería ser el 50%. La fracción orgánica no tiene siquiera contenedores propios de recogida. Vila, Santa Eulària y Sant Josep son los que más reciclan, con un 20%, mientras que Sant Antoni está a la cola, con un 14%.

Emisiones. Uno de los aspectos más positivos que refleja el citado informe, que puede descargarse en ibizapreservation.org, (apartado Datos, subapartado Indicadores), es la reducción de las emisiones de CO2 por el uso de combustibles fósiles. En 2018 éstas bajaron un 7,8% respecto a 2017, al pasar de emitirse 1.148 kilotoneladas a 1.058. Ello fue debido a que la central de Endesa redujo en un 75% el uso de combustibles pesados para generar electricidad. En 2019 las emisiones a la atmósfera para la generación de electricidad en la ciudad de Ibiza supusieron 151 kilotoneladas. Las emisiones medias de CO2 por cada ibicenco se situaron en 2018 en 6,7 toneladas, lo que representa una bajada del 9,4% respecto al año precedente.

Mar. Desde 2010 se observa una paulatina, aunque con altibajos, reducción de la calidad de las aguas de baño en las playas de la isla de Ibiza. Si en 2010 los 41 puntos de muestreo obtenían una calificación de Excelente, en 2019 ya sólo logran esa nota 31 puntos de muestreo, mientras que hay 8 que descienden a la categoría de Buena y hay dos que se conforman con un Suficiente.

Ibiza es la isla que tiene más presión de yates fondeados en su litoral, pero también es la isla balear con menos boyas ecológicas, según este informe. Del mismo modo, un 23% de las praderas de posidonia que hay en es Freus (con la máxima protección) tiene problemas de conservación.