Treinta y nueve apicultores baleares presentan 60 muestras de sus colmenas al III Concurso de Mieles de Balears, organizado por la Associació d'Apicultors d'Eivissa. Son un apicultor más y una miel más que las que participaron en la edición de 2019, cuando el menorquín Pau Garriga Camps obtuvo el primer premio tanto en la variedad original como en la de primavera. El ibicenco Friederike Diestel ganó ese año en la categoría de tardor. Es la mejor participación que ha tenido hasta el momento, pues en la primera, en 2018, concursaron 25 apicultores (13 ibicencos, tres de Formentera, cinco de Mallorca y cuatro de Menorca). Para esta edición han decidido mandar o entregar presencialmente sus muestras 21 apicultores ibicencos (seis más que hace un año), cinco de Formentera (dos más), ocho menorquines (dos menos) y cinco mallorquines (la mitad que en 2019).

De las 60 muestras, 37 proceden de colmenas de Ibiza, seis de Formentera, nueve de Menorca y 13 de Mallorca. En total, 22 son de primavera, 27 originales (de verano) y 11 de otoño.

El próximo sábado se celebrará el concurso (en el restaurante Ca n'Alfredo), con la correspondiente cata de todas las mieles por parte de un jurado compuesto por los presidentes de cada una de las asociaciones de apicultores de Balears (Associació Balear d'Apicultors, Miquel Perelló; la Agrupación para la Defensa de la Abeja Autóctona de Mallorca, Bartomeu Gual; la Associació Menorquina d'Apicultors, Antoni Anglada; la Associació d'Apicultors de Formentera, Antoni Jesús Serra, y la Associació d'Apicultors d'Eivissa, Vicent Marí). Actuará como secretario Joan Vicent Bonet y, como vocal, Verónica Juan.

La entrega de las muestras tuvo lugar el sábado de 17 a 21 horas. Las mieles del resto de Balears fueron enviadas en paquetes, mientras que las de Ibiza fueron entregadas personalmente por los apicultores. La asociación tiene actualmente 123 socios, tres más que hace un año. Entre ellos, varios jóvenes, algo poco corriente en una entidad en la que la media de edad ronda los 70 años.

Pedro Ventura, de 36 años, es uno de los concursantes. Presenta al concurso un tarro de 250 ml de miel original, recolectada en agosto y con preponderancia de frígola, abundante en las cercanías de sus 30 colmenas, según describe. Las tiene distribuidas en Can Palau, cerca de Can Misses, donde cultiva azafrán. Lleva seis años como ganadero de abejas. Su abuela, Antonia Palau, «tenía en ese bosque varias caseres», colmenas tradicionales construidas con piedras y restos vegetales (troncos) que no ha podido encontrar pero que está seguro que por allí deben seguir. La miel que produce la reparte entre particulares: «Se vende rápido. Nunca tengo bastante. Incluso hay gente que se enfada conmigo cuando ya no me queda».

Menos miel, menos abejas

Menos miel, menos abejasEntre los concursantes acudió a entregar una muestra José Antonio Cardona, Pep Frit, un experimentado apicultor que ya ganó un concurso en Sant Miquel en el año 2007 y otro en Ibiza en 2016. La miel con la que concursa, recogida a finales de julio, es asombrosamente clara. Procede de una de las 70 colmenas que tiene diseminadas en tres zonas de Benimussa.

Este año, comenta Pep Frit, ha sido malo para la cosecha de este producto debido a la extrema sequía. Calcula que ha recogido alrededor de un 50% menos que en 2019 y que han muerto entre un 10 y un 15% de sus abejas. «Han pasado hambre este año debido a la meteorología. En verano, muchas no tuvieron más remedio que comerse la poca miel que almacenaron», explica Vicent Marí, presidente de los apicultores pitiusos.

Algo similar le ocurrió a Alberto Ramos García, de 39 años, otro de los concursantes. De sus nueve colmenas, «murieron» cuatro este año por el calor y la falta de lluvias. Se ha quedado sin el 30% de sus abejas. Lleva sólo un año como apicultor (empezó con la intención de repoblar con esos insectos su finca), por lo que cree que, en parte, esa podría ser la razón de esas tremendas pérdidas, así como por haber atendido prioritariamente a su hijo recién nacido.

También muy joven es Alfonso Romero, jerezano que lleva un año residiendo en Ibiza (porque su mujer, funcionaria, fue trasladada a la isla), pero que en zonas cercanas a su población natal tiene 3.000 colmenas en unos 40 colmenares, que ahora cuida su familia. Presentó tres mieles (una de cada variedad) extraídas de la media docena de caseres que tiene su amigo Vicent Juan Ferrer, propietario del agroturismo Es Mirador de Can Prats (cerca de Sant Carles), con quien quiere iniciar un proyecto apícola. A la pregunta de qué tal le fue este año la cosecha, dadas las quejas de otros apicultores, Romero responde con un toque de ironía: «Cada año siempre decimos lo mismo, que ha sido malo».