El suplicio que vivieron las familias alemanas de origen judío que, huyendo de la persecución nazi, llegaron a Ibiza, en busca de un lugar «idílico», pero que marcharon de la isla cuando estalló la Guerra Civil, como los Sternau y Stern. O los que, en un acto de resistencia, aguantaron la contienda nacional y, después, la II Guerra Mundial, en el caso de los Holzinger y Wallach, aunque finalmente también tuvieron que echar tierra de por medio y continuar sus vidas en otro lugar. O los siete hermanos Hanauer que llegaron a abrir dos hoteles en la isla y están enterrados en el cementerio de Sant Antoni.

El escritor, investigador y periodista de Diario de Ibiza José Miguel L. Romero explicó anoche, en el primer día de la segunda edición de las Jornadas de Estudios Locales sobre Memoria Histórica, la vida, repleta de vicisitudes y obstáculos, de estas familias tachadas de «indeseables» por el nazismo, pero también por el franquismo, sólo por el hecho de ser judíos.

Queda poco rastro en Ibiza del paso de estas familias, que tuvieron descendientes en la isla, y que pasaron las de Caín desde el momento en que el nazismo, en 1933, ascendió al poder en Alemania e inició una persecución, con «una legislación muy agresiva», contra los judíos, previa al exterminio en los campos de concentración. Aparte de las tumbas de los siete hermanos Hanauer en Sant Antoni, también queda el restaurante Ca n'Alfredo, que esta familia abrió en el paseo Vara de Rey, en 1937, y una casa «semiabandonada» de Sant Antoni que es propiedad del Estado de Israel.

«Y poca cosa más», explica Romero, sobre todo documentos como los de los bautizos en Ibiza de los Holzinger y Hanauer. De hecho, la 'conversión cristiana' de estos judíos para evitar su expulsión de la isla es una de las cuestiones que explica Romero y que forma parte de uno de los capítulos principales de su último libro, 'Los indeseables'.

El periodista de Diario de Ibiza explica que Hermin Holzinger se casó con «un alemán ario», pero que éste, tras el enlace, por las leyes raciales germanas se convirtió automáticamente en judío. «En todos los expedientes españoles aparecía como judío. En aquella época en España se aplicó la legislación nazi. No existía en España ninguna ley que dijera que los judíos eran personas indeseables, pero se les calificó como tal y en junio de 1940 [por un acuerdo secreto entre España y Alemania, en 1938, de intercambio de presos que se consideraban peligrosos] se les expulsa», destaca Romero.

La 'protección' católica

La 'protección' católica

Sin embargo, el investigador indica que «afortunadamente, gracias al cura Antonio Costa y no se sabe muy bien si a la jet de derechas de la isla que se lo veía venir», los Holzinger, Wallach y Hanauer se bautizaron. Esto provocó que, una vez deportados, el nuncio apostólico, que es como la embajada del Vaticano en España, aclara Romero, intervino y exigió que, al ser católicos, «no se les tocara».

Así, «la dirección nacional de seguridad dio marcha atrás para evitar un conflicto diplomático», explica el investigador. Pero, agrega, «les siguieron vigilando». Ante esta situación, los Holzinger decidieron abandonar la isla y se marcharon a Cartagena de Indias, en Colombia, mientras que los Wallach pusieron rumbo a Brasil. «Sólo se quedaron los Hanauer, que tuvieron que rehacerse. Era una familia muy resiliente y capaz de reponerse. Construyeron un hotel y luego otro», señala.