El primer supermercado cooperativo de Mallorca abrirá en Palma la próxima Navidad. Ofrecerá productos ecológicos de proximidad y en él no se pagará con dinero metálico ni con tarjeta. A los socios, dando su referencia, se les cargará en su cuenta quincenalmente lo que hayan comprado, con precios ajustados. A cambio, los cooperativistas de Terranostra deberán dedicar tres horas mensuales de su tiempo a colaborar en el funcionamiento de la tienda.

Este supermercado, ubicado en el número 24 de Alfons el Magnànim, ya cuenta con más de 200 socios que han pagado una cuota inicial de 100 euros. Pretende fomentar un «consumo consciente, alternativo, diferente de lo que nos quieren imponer las grandes cadenas», explica Josep Ramon Balanzat, uno de sus impulsores. Ofrecerá productos ecológicos y locales (siempre que sea posible) de alimentación, de higiene personal y de limpieza. Aunque su inauguración se había previsto para noviembre, problemas con la reforma del local la han retrasado hasta Navidad.

Los socios, al haber aportado 100 euros, pagarán un precio más ajustado por lo que compren. «El objetivo es ofrecer a todo el mundo productos ecológicos y de calidad sin que se nos vaya el sueldo en ellos», incide Balanzat.

Los proveedores

Con la colaboración de Apaema (Associació de la Producció Agrària Ecològica de Mallorca), Terranostra cuenta ya con nueve payeses de pequeñas explotaciones que les suministrarán productos. «Ya están sembrando pensando en nosotros», comenta Balanzat. Pero además, el supermercado cuenta con un equipo de personas que se dedican desde hace meses a contactar con productores de Mallorca, para conseguir una mayor variedad en su oferta.

Josep Ramon Balanzat avanza que este nuevo supermercado permitirá cubrir el 80% de las necesidades de una familia y que será principalmente una venta de productos a granel, para evitar lo máximo posible el uso de plásticos y envases.

En cuanto a la oferta de carne dentro del establecimiento, la cooperativa ha tenido que lidiar con las reticencias de sus socios vegetarianos y veganos, por lo que se ha optado por no tener expuesto este género, pero sí vender carne ecológica mallorquina por encargo, de forma que los clientes podrán hacer un pedido semanal y recogerlo un día determinado. Terranostra dispone de un local de 360 metros cuadrados, de los que la mitad estarán dedicados a la exposición del género para su venta. Con la idea de que sea «más que un supermercado», en este establecimiento también habrá un lugar donde tomar un zumo natural y charlar.

Otra parte del espacio se habilitará para acoger talleres, charlas, actos de colectivos sociales y un área para niños, de forma que los padres puedan comprar con tranquilidad mientras sus hijos realizan alguna actividad bajo la supervisión del personal.

Para el funcionamiento de este negocio se contratará a tres personas a 30 horas semanales cada una y el resto se cubrirá con los propios socios, ya que a cambio de formar parte de esta cooperativa y de comprar con precios más ventajosos, deberán dedicar tres horas al mes a alguna tarea relacionada con el supermercado. «Queremos que con esta implicación, los socios lo vean como algo suyo», señala su impulsor.

La intención es que, posteriormente, el supermercado se abra también a clientes que no sean socios, que pagarían los productos un 25% más caros. «Lo que queremos es que todos acaben siendo socios», incide Balanzat.

La inspiración

El supermercado de Brooklyn Park Slope Food Coop ha sido la inspiración para Terranostra, un proyecto que se empezó a gestar hace unos dos años. Josep Ramon Balanzat oyó hablar del documental Food Coop sobre el supermercado neoyorquino, que funciona como cooperativa y gracias al trabajo voluntario de sus socios, y planteó la idea a Fundacions Darder-Mascaró, que, junto con S'Altra Senalla y Apaema, organizó su proyección en Cine Ciutat con motivo de la Fira del Mercat Social de 2018. Posteriormente hubo una charla a cargo de un representante de Som Alimentació, de Valencia, otro «referente» para el futuro supermercado ecológico que abrirá en Palma. Y a partir de aquí se formó un grupo de personas interesadas en poner en marcha algo similar en Mallorca. A día de hoy, más de 300 personas han contactado con Terranostra y más de 200 han pagado su cuota. «Es un éxito. Es gente que está aportando 100 euros a un proyecto, que no es una realidad todavía. Es un reto», remarca Balanzat.