Daniela Natale lo tiene claro, «la imagen es muy importante en una entrevista de trabajo». Lo comenta minutos antes de enfrascarse de lleno en su misión, encontrar el look perfecto para cada una de las cuatro mujeres que participan en el taller de imagen personal de Cáritas Diocesana de Ibiza. Esta joven estilista organizadora de eventos lleva siete años como voluntaria en la organización y es la cuarta vez que se implica en esta iniciativa del programa de Empleo. El taller pretende dar pautas para cuidar la imagen exterior y, de paso, reforzar la autoestima que pueden aplicarse tanto a la hora de acudir a una empresa a solicitar trabajo como en el ámbito personal.

Teo es la primera en ponerse en manos de la estilista. Nacida en Paraguay, lleva cinco años en Ibiza y algo más de seis meses realizando con Cáritas el itinerario de inserción laboral. Ha llegado a la sede de la organización con su look habitual, pantalones, y tiene claro que le apetece verse con vestido corto. Dicho y hecho, Natale le muestra las opciones disponibles, le asesora y en unos minutos aparece, deslumbrante, con un traje verde, un llamativo colgante, botas negras y bolso dorado. «Me siento muy bien por dentro, más cómoda y más joven», asegura después de recibir los piropos y las alabanzas de sus compañeras; de la encargada del programa de Empleo, Nieves Fuentes,y de otra de las formadoras de la iniciativa, Rosario Ramos.

Mientras Natale se ocupa de la vestimenta de las participantes, Tania Chiariello se encarga de cortarles el pelo, peinarlas y maquillarlas con un look «natural y fresco adecuado para buscar trabajo». Es la primera vez que esta peluquera profesional participa como voluntaria en la iniciativa y está «encantada» con esta labor. En estos momentos está peinando a Nancy, de 52 años, que, explica, normalmente lleva gorra. Residente en Ibiza desde hace tres años, esta auxiliar de enfermería peruana lleva buscando trabajo «desde un mes antes» de que estallara la pandemia. Hace siete meses que se apuntó al programa de Empleo de Cáritas. Su cabellera, antes larga y «algo estropeada», se convierte en poco tiempo en una media melena muy favorecedora. Es el momento de cambiar también su estilismo. Natale la invita a pasar al improvisado vestidor en el que tiene toda la ropa que minuciosamente ha seleccionado en la nave industrial de reciclaje textil de Cáritas, 'A tot Drap'. La estilista rápidamente ve claro qué prendas pueden favorecer más a Nancy y mostrar «la personalidad que lleva dentro». Finalmente se decantan por un pantalón y una chaqueta al más puro estilo Chanel que le dan «una imagen muy profesional, de mujer con confianza en sí misma». «Es como un chute de energía», comenta Nancy mientras admira el resultado en el espejo. Es la primera vez que participa en la iniciativa, que Cáritas suele realizar una o dos veces al año. En otras ocasiones, recuerda Fuentes, en el taller han participado más de una decena de personas desempleadas, hombres y mujeres, pero esta vez, debido al coronavirus, han tenido que limitar el aforo. Entre los planes de futuro está, siempre que los medios lo permitan, hacer esta actividad una vez al mes.

En el taller está también Ana Walker, responsable de las redes sociales de Cáritas, que ejerce esta vez de fotógrafa. Posa para ella con sus compañeras Luz, que se ve «muy elegante» con un vestido rosa, una chaqueta negra y zapatos de tacón alto. «Me siento muy guapa, he cambiado cien por cien», dice esta colombiana de 50 años que en los 20 que lleva viviendo en la isla nunca había estado sin trabajo hasta noviembre de 2019. «La pandemia me pilló sin ERTE ni ayudas ni ingreso mínimo vital», asegura. También están sin empleo su marido, de 63 años, y su hijo, de 27. En mayo fueron a Cáritas a pedir trabajo y ayuda para subsistir. A su lado está Gaby, la mayor de todas las participantes, que ha rejuvenecido con su nuevo look, aunque no acaba de verse con vestido, acostumbrada como está a «llevar siempre pantalones». Explica que lleva cuatro meses en el programa de Empleo de Cáritas y que en su tierra, Colombia, se dedicaba al trabajo social y había ejercido como cargo directivo en algunas ONG. Ahora, como el resto de compañeras del taller, busca una oportunidad laboral «en lo que salga». Ganas y actitud no le faltan. Tampoco esperanza, aunque, apostilla, «el coronavirus no lo está poniendo fácil a nadie».