El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Ibiza, en colaboración con los agentes de Medio Ambiente del Govern, han investigado a una persona como presunto autor de un delito de incendio en zona forestal, informó ayer la comandancia balear. Se trata del incendio ocasionado en la zona de Benimussa, en el término municipal de Sant Josep, el pasado día 14 y que afectó a 800 metros cuadrados de masa forestal, el mismo día y casi al mismo tiempo que se produjo otro fuego, mucho mayor, que quemó más de cuatro hectáreas en es Puig d'en Botja y cuyas causas aún no han podido ser aclaradas, señaló la Guardia Civil.

El Seprona y Medio Ambiente han determinado que el fuego de Benimussa comenzó «por negligencia de la persona investigada al no apagar correctamente los rescoldos de una quema controlada de restos de vegetación».

En cuanto al incendio de es Puig d'en Botja, que, según explicó la Guardia Civil la semana pasada, comenzó en un cañaveral de es Torrent de Cas Berris, la comandancia de Balears dijo ayer que el Seprona y los agentes de Medio Ambiente del Govern continúan «con las tomas de muestras y diversas gestiones para averiguar las causas». «Aunque los investigadores han encontrado el foco de inicio del incendio, las pruebas recogidas in situ no han podido determinar de forma clara cómo pudo iniciarse», añadió la Guardia Civil.

Por otra parte, ayer por la mañana los bomberos y el Ibanat apagaron otro pequeño incendio forestal, que en esta ocasión se produjo por otro tipo de negligencia, como es arrojar a un contenedor restos de brasas de una chimenea aún calientes, «un clásico de estas fechas», según dijeron desde el parque de bomberos. El fuego quemó 300 metros cuadrados de pinar y matorral en s'Hort de Can Trull, cerca de Sant Miquel, una zona perteneciente al municipio de Sant Joan.

Ayer, la Guardia Civil recordó que se aconseja a quienes realicen quemas controladas de restos de vegetación que, además de avisar al 112, lo hagan en horario de mañana, y que se aseguren de que una vez quemados los restos se apagan de forma segura los rescoldos o brasas con agua o tierra.