La campaña de Navidad está «tocada de muerte» tras la aprobación del toque de queda que obliga a los ciudadanos de Balears a confinarse en sus casas a partir de la medianoche, tras el cambio del Govern balear, hasta las 6 horas. La empresaria Verónica Juan, presidenta de la asociación de bares, restaurantes y cafeterías de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef), recuerda que las cenas de empresa de Navidad empiezan a reservarse en noviembre y que, al toque de queda, que limita el horario de funcionamiento, se suma la limitación de seis comensales por mesa. «Se tendrán que replantear algunas iniciativas», adelanta.

Juan asume el toque de queda porque, con ello, se persigue que «no haya reuniones sociales ni botellones». Puntualiza que «lo ideal sería que no hubiera limitación alguna», pero hay que evitar los encuentros que no siguen ningún control para evitar contagios, indica.

En este sentido, la presidenta de la asociación de bares, restaurantes y cafeterías destaca que los contagios se producen fuera de los establecimientos de restauración y, prueba de ello, indica, es que en Vila se mantiene desde hace seis semanas la obligación de que estos negocios cierren a las 22 horas y aún no se ha logrado rebajar lo suficiente la incidencia de contagios. «Lo de Vila es muy serio. Llevamos seis semanas ya. Lo que queda claro es que no es culpa de la restauración. Con la aplicación de las medidas previstas, estos establecimientos son lugares seguros. Hay que sancionar a los que no cumplen, pero también a los ciudadanos», indicó.

Sacrificio de «todo el mundo»

Sacrificio de «todo el mundo»

Precisamente, Verónica Juan recalca que no sólo son los negocios de restauración los que deben hacer «un sacrificio», sino «todo el mundo». «No se pude pedir siempre a los mismos», indica. Los establecimientos se ven abocados a «la ruina» al limitar su actividad y, mientras, por la calle se ve a gente «sin mascarilla o que la lleva mal puesta o con trozos de tela». Tampoco entiende por qué aún no se llevan a cabo controles en los aeropuertos y puertos de Balears.

La empresaria asegura que la Administración no tiene que imponer más restricciones sin aportar «ayudas» al sector, tanto estatales como autonómicas, y reducciones de impuestos y tasas. «Ahora son más necesarias que nunca», resalta, al tiempo que advierte de que si la Administración no da un paso decidido en esta dirección, los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) acabarán en expedientes de regulación de empleo (ERE); es decir, en «una destrucción de puestos de trabajo masiva». Juan asegura que «no es descabellado» reivindicar «una reducción de las cuotas de la Seguridad Social».

También pide ayudas de la Comunitat Autònoma para acometer las medidas de ventilación y calidad del aire que ahora se exigen. Juan defiende que el Govern balear, en la situación actual, no puede reclamar «más inversiones» a los empresarios.