A las once de la mañana ya cuesta hacerse con un sitio en las terrazas de Santa Gertrudis y nada parece indicar que este pueblo, famoso por su oferta de restauración, sufra las consecuencias de una crisis sanitaria que castiga con especial fuerza a este sector. Aunque Vicent Roig, del Bar Ulivans, advierte de que la imagen de las mesas ocupadas induce a engaño. (Ver galería de imágenes)

«Los fines de semana sigue viniendo mucha gente, pero, aunque se vea lleno, no hay tanta gente como parece porque hay menos mesas y solo grupos reducidos», apunta. De hecho, en ningún caso se observan grupos de más de seis personas juntas, tal y como marcan las restricciones del Govern balear. «Pero la verdad es que no nos ha ido mal y nos hemos salvado, aunque los bares de aquí también nos hemos visto afectados, concluye Roig.

En una de las terrazas se encuentra Toni Torres, vecino del pueblo y responsable del Bar Ca'n Tapas, que abrirá en pocos minutos. Su establecimiento es de los más recientes, con solo un año y medio de antigüedad, y esta temporada tuvo que esperar hasta el 22 de junio para reanudar la actividad.

Sin barras

Sin barras

«Hemos reducido las mesas a la mitad y estamos con menos plantilla, pero, dentro de lo cabe, este pueblo funciona bastante bien», destaca Torres. A pesar de que, desde este fin de semana, ningún establecimientos podrá servir a clientes en sus barras, como ya sucedía en Vila, Torres no cree que esta nueva restricción afecte de manera considerable a Santa Gertrudis.

«Nosotros no estábamos explotando nuestra barra, solo la usamos para que los camareros saquen los pedidos, como en la mayoría de sitios del pueblo», matiza. También valora que, entre semana, en estos momentos se trabaja al mismo ritmo que el año pasado, «con un ambiente tranquilo y familiar durante el día, pero a las nueve de la noche ya está todo el mundo en casa».

En el Bar Costa tienen toda la terraza ocupada y buena parte de las del interior e, incluso, hay cuatro parejas de pie fuera, esperando ocupar alguna de las que queden libres. Vicent Roig, la tercera generación de la familia que regenta el negocio, sí que considera que el cierre de las barras les perjudica.

«Al menos podría estar aquí la gente que espera una mesa en vez de estar fuera o, aunque no venía mucha gente, al menos siempre tenías un par de clientes», explica. En su caso, con las restricciones de aforo y el cumplimiento de la distancia de seguridad, han reducido una veintena de mesas de las cerca de 70 con que trabajaban antes de la pandemia.

«La verdad es que hemos funcionado mejor de lo que pensábamos [antes de reanudar la actividad] y, aunque se haya notado la diferencia de un año a otro, en julio y agosto se trabajó muy bien». «Ahora estamos como si se hubiera adelantado la temporada de invierno, con un bajón entre semana pero trabajando mucho los fines de semana». Aunque él este año apenas ha bajado a Vila, sí que nota que los clientes de la ciudad le comentan «que Santa Gertrudis parece otro mundo y que allí hay un ambiente muy triste».

Primer día de mercado

Primer día de mercado

Precisamente, el tirón que tiene Santa Gertrudis durante el fin de semana ha animado a la Asociación de Artesanos y Productores de Ibiza (Aaple) a poner en marcha un mercadillo todos los domingos. «Este es el mejor pueblo que hay, porque tiene ambiente y gente en las terrazas desde el desayuno», destaca Duli Martín.

Esta asociación impulsa cada verano el mercado nocturno de los viernes en esta localidad, que este año duró hasta mediados de septiembre. En su jornada inaugural, cuentan con 11 puestos, aunque son 17 en total y buena parte de ellos trabaja también en el mercado de los sábados de Sant Josep. «Son los dos únicos de la isla en los que todos somos exclusivamente artesanos que elaboramos nuestros productos en la isla», subraya.

En el puesto más cercano a la iglesia se encuentra Valeria Fieschi Marí, que diseña piezas de cristal reciclado, madera de palés o cerámica bajo la marca Mar de Fuego. Se muestra encantada de las posibilidades que ofrece esta plaza y un espacio peatonalizado tan amplio, «donde la gente puede estar sin agobios». Confía en que el mercadillo pueda funcionar hasta el 20 de diciembre, el último domingo antes de las Navidades, tal y como prevé la asociación.

Recomendaciones en misa

Recomendaciones en misa

El párroco de Santa Gertrudis, Javier Alonso, llega justo para la misa de las doce, ya que viene de oficiar la ceremonia para los feligreses de Sant Miquel. Meses atrás, él ya empezó a vigilar que los aforos en el templo no sobrepasaran el 30% y dividió en dos los grupos de catequesis, dedicando los domingos a los niños que preparan la comunión y los sábados para los de la confirmación. Ahora el Govern balear también ha pedido que no se cante en misa, «pero es una sugerencia para que cumplan solo los feligreses». «En mi caso, obviamente, el canto forma parte de la misma liturgia», aclara.

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