Hace ya unos años la Autoridad Portuaria de Balears (APB) eliminó las barreras físicas (vallas metálicas) que desde hacía algunas décadas separaban el recinto del puerto del resto de la ciudad de Ibiza. Y, sin embargo, el divorcio entre ambas zonas sigue existiendo, como si fueran dos mundos separados, cuando históricamente han sido uno solo. Este es el planteamiento general del trabajo de final de grado que ha elaborado el arquitecto ibicenco Iván Costa Ramón, que analiza la evolución del puerto desde 1956 hasta ahora.

«El puerto pasó de ser un lugar de ocio y esparcimiento para los ciudadanos a ser visto como un ambiente negativo», con gran intensidad de tráfico, elevadas emisiones de contaminación y una progresiva privatización de los espacios públicos, señala el estudio.

«La situación actual evidencia la desconsideración e indiferencia de las instituciones para proteger los intereses populares de la ciudadanía ibicenca, ya que la Autoridad Portuaria ha ido remodelando el puerto de Ibiza y llenándolo de instalaciones pensadas para el lucro de las empresas y los particulares, sin tener en cuenta el interés general», afirma Iván Costa.

Aunque reconoce «los esfuerzos que se están llevando a cabo», considera que «el acercamiento del puerto a la ciudad aún es mínimo», y ello es debido a que no existe un proyecto global, «sino que se van haciendo proyectos puntuales, desconectados de otras áreas urbanas y que no consiguen integrarse en la vida de la ciudad», añade.

Las últimas actuaciones desarrolladas en el puerto «evidencian que puerto y ciudad tienen administraciones diferentes (Ayuntamiento de Vila y APB)», con planeamientos diferentes, lo que a menudo genera «confusión».

Cesar la privatización

Cesar la privatización

Por ello, «la Autoridad Portuaria ha de responder a la demanda ciudadana de espacios públicos en el frontal marítimo, tanto en el muelle de Levante como en la ribera de Poniente y dejar atrás la constante privatización de un espacio tan significativo de la ciudad», afirma en el trabajo realizado como fin de carrera en la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona.

Aunque hay algunas partes del puerto donde las actuaciones han sido más acertadas, sobre todo en el frontal de la Marina, pero hay otras partes, como el Passeig Joan Carles I y la zona de es Botafoc, donde «la privatización es continua». «El verdadero problema es que se está gestionando todo el espacio como si fuera un ámbito privado cuando se trata de un ámbito público», reitera.

Y todo ello sucede a pesar de que la ciudad de Ibiza siempre «ha estado relacionada con la historia portuaria». «El barrio de la Marina siempre ha tenido una vocación marinera y una relación directa con el puerto», recuerda.

El objetivo debería ser planificar para que el recinto portuario vuelva a formar parte de la ciudad y los ciudadanos lo vuelvan a sentir como suyo. Así sucede en otros puertos de España, que Costa analiza en su trabajo, que han demostrado que es posible armonizar estos ámbitos. «El de Málaga, por ejemplo, es un ejemplo de convivencia entre puerto y ciudad», señala el arquitecto, que también recoge el caso de Bilbao, que gracias a un gran esfuerzo planificador e inversor pudo transformar la ría desde un suburbio industrial y decrépito a una zona verde de paseo y ocio. También alude al nuevo puerto de Almería como caso de área de uso mixto comercial y ciudadano.

El puerto de Ibiza ha atravesado, señala, por una fase inicial de conexión total, una segunda de separación y una tercera de aislamiento total.