Antonio Cordero lleva 5 años de coordinador del Centro de Salud de Formentera, aunque ejerce como médico de familia desde 1998. Hace ahora dos años ha consolidado su plaza de médico de familia obteniendo el número uno de la oposición.

¿Cuántos pacientes tienen asignados en Atención Primaria en Formentera?

En total somos cinco médicos de familia y tenemos unas 2.000 cartillas cada uno, más o menos. Es decir que en total habrá algo más de 10.000 cartillas, aunque ahora no tengo el dato exacto.

¿Qué representa que haya aprobado y con el número uno esa oposición de Oferta Pública de Empleo?

Esta oposición es de consolidación del puesto de trabajo, las convocó la conselleria de Salud en 2018 y había 240 plazas, a las que se presentaron 380 médicos de Balears y de otras comunidades. Pero al final solo aprobó el 33%, es decir quedaron desiertas 114 plazas que las volverán a poner en un futuro concurso. Saqué el puesto 22 en el examen pero luego con los méritos fui el mejor puntuado. Aprovecho para felicitar a la doctora que sacó la mejor nota, Rosemary Argüelles Vázquez, que es médico de familia de Palma. A efectos prácticos ella sería la número uno con la mejor nota de examen, pero fue la segunda de la oposición por su curriculum. Espero que no le moleste que la cite.

¿Cuál es la principal dificultad de Atención Primaria en Formentera?

La temporalidad de la plantilla, aunque ahora llevamos unos años con los mismos compañeros y ojalá esto dure. Esa temporalidad merma la unidad del equipo, porque lógicamente los médicos sustitutos que ocupan la plaza durante un tiempo no se implican tanto en las actividades como la formación continua. No es lo mismo ser interino que tener la plaza fija.

Usted llegó aquí en 1998. ¿Cómo ha evolucionado la Atención Primaria?

Cuando me incorporé era el segundo año que había helicóptero, y me sorprendió que un transporte sanitario tan esencial para una isla tardara tanto en implantarse. También viví el proceso de creación del Hospital de Formentera. El avance ha sido espectacular, quien puede contrastarlo son nuestros mayores, que han vivido todos los periodos, la llegada del turismo, el aumento de población... Pero como digo hay tres hitos: el helicóptero, que la Atención Primaria tuviera un Centro de Salud en condiciones, pero sobre todo el Hospital. Que la gente pudiera nacer en la isla con un servicio de ginecología y obstetricia así como otras especialidades como médico internista, traumatólogo y cirujano y también la ampliación de las consultas externas de especialistas que se desplazan de Can Misses. Por todas estas razones tanto, en cuanto a infraestructura y plantilla médica, como en cuanto a profesionales y traslados, Formentera ha experimentado una mejora espectacular en pocos años.

El Hospital de Formentera es poco convencional, ya que incorpora el Centro de Salud y los servicios hospitalarios. ¿Se coordinan esas áreas?

Que atención primaria conviva con los especialistas es una peculiaridad y una ventaja que creo que no sé da en otro lugar de España. Ahora le tenemos que sacar más partido, reconocemos que no lo tenemos del todo desarrollado. Las derivaciones de Primaria son las que se aplican en todos los centros de salud, pero la ventaja es que coincides con el especialista, aunque sea en un pasillo, y hay un intercambio de información científica muy rico. Puedes comentar síntomas, resultados de pruebas y demás y eso es muy positivo, porque hay un seguimiento compartido.

De todas formas todo esto ha cambiado en los últimos meses con la llegada de la pandemia del Covid. ¿Cómo ha afectado la situación en el centro?

En Formentera nos hemos librado, un poco, de todos los efectos porque en la Península y en otros lugares del mundo se ha sufrido mucho. Pienso que en Formentera nos salvó aplicar medidas estrictas de confinamiento, cuando el virus aún no había llegado. Digamos que nos pusimos la coraza antes de que llegase el ataque. Lo que ocurre es que el repunte de casos iba a ser inevitable y así fue en el verano. Era algo que esperábamos, pero tampoco fue un repunte dramático. Hubo algunos rebrotes en algunos establecimientos pero la situación se controló enseguida. Ahora lo que se intenta es no aplicar esas medidas tan estrictas ante el coronavirus pero tampoco abandonarlas.

¿Qué tendríamos que hacer?

El reto es compaginar las medidas de protección con el día a día, tanto en la actividad sanitaria como en el resto de actividades económicas y sociales.

Es innegable que la repercusión de la pandemia también ha generado listas de espera en Atención Primaria y se han producido quejas. ¿Cómo ha ido cambiando el modelo de su consulta?

En pleno periodo de confinamiento teníamos visitas telefónicas y también presenciales, aunque muy seleccionadas. Pero poco a poco la presencialidad ha ido cobrando mayor protagonismo, y esto es importante que lo sepa la población. Es verdad que la lista de espera sigue siendo un problema, pero lo estamos mitigando. Este mes se ha reducido un poco la espera, porque hemos aumentado el horario para pedir cita previa por teléfono. No estamos en los 12 días de semanas atrás, sé que ha bajado algo. Otra recomendación para los ciudadanos es que antes de ir al servicio de Urgencias que llamen para pedir cita telefónica a Atención Primaria, que se puede a través del número que hay en la tarjeta sanitaria, y se puede pedir que el médico llame enseguida. Entonces se apunta como preferente y llamamos esa misma mañana.

¿Cuántos pacientes atienden de media cada día?

En mi caso, entre 35 y 40. Aunque mantenemos las consultas telefónicas hay un número de pacientes presenciales que se tienen que atender, por lo que la carga de trabajo se dobla. Personalmente pienso que el futuro será la digitalización de las consultas y las llamadas por teléfono. Si hablamos de cosas concretas, como controlar un proceso de baja o una analítica ordinaria basta un intercambio de impresiones a través de una pantalla. Ahora, si son pacientes más complejos, con síntomas inespecíficos y un cuadro clínico que necesita ser valorado, a ese paciente se le cita.

Pero aunque hayan aumentado las consultas presenciales no es la situación anterior.

No puede ser como antes, es imposible llegar al cien por cien de presencialidad.

Seguro que a usted mismo también le han llegado críticas, de sus propios pacientes, sobre la lista de espera.

Sí, sí. Les digo que la situación actual obliga a trabajar de esta forma. Tenemos que entender que aunque el coronavirus en Formentera no está causando el daño de otros lugares es porque también lo estamos haciendo bien. Si bajamos la guardia la situación podría ser radicalmente distinta. Cuando tengamos la vacuna la situación mejorará, pero tampoco me atrevo a decir que será como antes. Nunca nada es como antes cuando se producen estos cambios tan drásticos.

¿Cuál sería el consejo para sus pacientes?

Primero tengo que decir que siento un gran afecto y respeto por todos ellos y también he percibido mucha comprensión por parte de la gente. Es cierto que hay casos que con toda lógica muestran su enojo porque la calidad de la asistencia se ha visto afectada, como por ejemplo con pruebas pendientes, con especialistas hospitalarios, con tratamientos y estudios. Y es cierto que toda esta situación genera cierta angustia porque estás condicionado a recibir una llamada y eso genera incertidumbre y el paciente se enfada como es lógico. Siempre pido paciencia. Todos trabajamos muy duro y lo hacemos lo mejor que podemos y siempre pensando en mejorar la asistencia.