Alfonso Rojo (Reinosa, Cantabria, 1964) llegó a Ibiza con 14 años y dirige la empresa familiar, frutas La Palentina. Esta semana fue reelegido como presidente de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef) para otros cuatro años, la entidad que desde que empezó la pandemia ha liderado las reivindicaciones del tejido empresarial pitiuso.

Dibujó usted un panorama bastante preocupante para el futuro inmediato durante su intervención en la última asamblea general de la Pimeef.

No se puede dar un discurso muy negativo, porque los ánimos son importantes y no hay que estar siempre alicaídos. Pero el panorama no es bueno. No ha habido temporada turística y las empresas no hemos trabajado. La economía, sobre todo la familiar, se va a resentir mucho a corto plazo. Si se apaga el consumo y solo se pueden pagar los gastos de subsistencia, todo se va a empobrecer.

Pero hay sectores que han ido mejor que otros...

Hay que diferenciar entre una visión global de todo el año y lo que va a pasar ahora. Una parte de la restauración ha trabajado un poco, los servicios náuticos también, las villas de alquiler... Y si tengo que escoger un sector que lo va a pasar muy mal es de la restauración, por las fuertes limitaciones que tiene en las zonas confinadas. Y, por descontado, el comercio. El consumo se va a retraer, porque la gente establece prioridades: la hipoteca, el colegio de los hijos y la alimentación. Y el ocio nocturno ni lo cito, porque está hibernado. Y estar hibernado es perder dinero, porque hay unas infraestructuras y unos gastos que se han de mantener, y también personal en ERTE. Y es el sector que más complicado tendrá volver a realizar sus actividades tal y como las conocíamos antes. No hay un atisbo de futuro a corto plazo. El final del túnel para la industria del ocio me cuesta mucho verlo.

¿De qué dependerá ese final del túnel?

Es que una discoteca con 2.000 personas divirtiéndose sin guardar distancia y sin mascarillas es algo que no volveremos a ver hasta que haya una vacuna para todo el mundo, para la totalidad de la población. Por las noticias que estamos viendo, nadie piensa que eso suceda antes de 2022. Y no es que vaticine que vayamos a estar en crisis hasta 2022, pero hay unos sectores que no podrán desarrollar sus actividades como hacían antes. Tendrán que reinventarse o adelgazar sus estructuras. Algunos locales tendrán que adaptarse. Y cuando digo que hay que reinventarse no creo que debamos recuperarnos hacia lo que ya estábamos haciendo. Entiendo que hay que reinventarse hacia nuevos modelos.

¿Como cuáles? ¿De qué habrá que olvidarse y qué habrá que implantar nuevo?

Bueno, parece que tenemos muy puesto siempre el ojo en el ocio masificado. En Eivissa hemos sido y somos punteros en el ocio y hemos descubierto muchas facetas nuevas . Ese posicionamiento que tenemos no lo podemos perder. Ahora bien ¿que podremos volver a mantener las mismas actividades dentro de dos años? Me cuesta creerlo. Lo que sabemos hacer ya lo tenemos, ahora hay que desarrollar diferentes formas de hacerlo.

¿Cómo valora la respuesta que han dado las administraciones a los empresarios locales desde que comenzó la pandemia?

Ha habido empatía, ha habido respuesta, pero se han usado leyes viejas para una situación nueva. Cuando se ha iniciado el proceso de ayudas y el dinero que ha de venir de Europa (van a llegar en dos años), el problema es que las ayudas tardan mucho en llegar. Toda ayuda es bienvenida, pero ni siquiera sirven para cubrir las necesidades básicas. Al principio de todo esto, los ayuntamientos y el Consell se pusieron en contacto con nosotros y nos preguntaron qué necesitábamos, cuál era la fórmula para ayudarnos. Ha habido días que hemos estado ocho horas haciendo reuniones por Zoom con ayuntamientos, sindicatos, empresarios, y hemos aprendido a llevar esto entre todos. Se ha escuchado a la gente. Cuando nos preguntaban qué necesitábamos, decían que iban a sacar una ayuda de 500 o 1.000 euros, y bienvenida sea, pero no da ni para pagar el alquiler de un mes que un autónomo ha tenido cerrado. Además, los trámites para obtener esa ayuda son farragosos, con muchas pegas, y te piden haber bajado la facturación un 70% para acceder a ellas. ¡El 70% de la facturación! Pero si cuando bajas un 50% ya es una quiebra técnica... Que me digan que para acceder a una ayuda he de haber bajado un 70%... Y hay ayudas de autónomos que se solicitaron a principios de mayo que aún no se han pagado, por cuestiones burocráticas. Las ayudas son pocas y no llegan para lo que deberían llegar.

También pidieron ustedes bajar tasas e impuestos...

Nosotros hicimos una ronda por todos los ayuntamientos y por el Consell al levantarse el confinamiento. Les dijimos que las empresas estaban paradas. Les pedimos qué tasas podían quitar a los empresarios para darles un poco de ánimo. Dijeron que las tasas tal vez se podía, pero que los impuestos no se pueden quitar, porque hay una ley que lo impide. Y resulta que es una ley de 1970 o 1980 y tenemos un problema en 2020. Pues que se cambien las leyes. El IBI, por ejemplo, es un impuesto sobre los locales, y si un local no produce, no debería pagar. Y los ayuntamientos se escudan en que es un impuesto nacional y no se puede eliminar. Las tasas: eso sí se puede eliminar, pues son municipales. Y vemos que la tasa de ocupación de vía pública la han reducido un 30% o un 40%, pero lo que queremos es que se elimine esa tasa. ¡Que se elimine! O la tasa de basuras: al negocio que ha estado cerrado cuatro meses sólo le rebajan un 30%, según el municipio... Hay supermercados que pagan 6.000 euros de basura al año. Hay que eliminarles la tasa. Pero los ayuntamientos se escudan en que luego la empresa concesionaria les cobra el servicio igualmente. Pues muy bien: que le paguen a la empresa el servicio, pero no se los cobren a los empresarios, que no podrán pagárselos. Y luego dan aplazamientos. No nos den aplazamientos de impuestos. Al inicio de la pandemia, dijeron que se podrían aplazar seis meses los impuestos. Pero el 30 de octubre tendremos que pagarlos y no tenemos dinero. ¿Cómo quiere que se lo diga? ¡No me los aplace, quítemelos! Si miro noviembre y veo que tendré que pagar 12.000 euros en mi pequeño negocio, es que te quitan los ánimos. Que no nos den nada, pero que tampoco nos quiten.

O sea, que muy buenas palabras, pero pocas decisiones efectivas...

Los ayuntamientos, hasta hace cuatro días, no podían usar los remanentes. Ahora ya pueden usarlos. Los remanentes es lo que hemos estado pagando todos los ciudadanos con nuestros impuestos todos estos años. El dinero está ahí, y no se podía tocar. Ahora sí. Y los ayuntamientos dicen: «Es que si no cobro, no puedo pagar». ¡Pues endéudense! Las empresas hemos accedido a los créditos ICO e ISBA a base de endeudarnos para los próximos cinco años. Además, vas a hablar con los dirigentes municipales y parece como si el dinero fuera suyo... El dinero es de los ciudadanos. Sé que se necesita mucho dinero para atender los servicios sociales, y los concejales lo dicen: «Es que si no cobramos las tasas e impuestos, no podremos cumplir muchos temas sociales». Con el dinero que tienen los ayuntamientos pueden cumplir de sobra. Pero, además, si mi empresa no puede generar puestos de trabajo, el ayuntamiento tendrá más bocas que alimentar a través de los servicios sociales. Habrán preguntado al secretario del Ayuntamiento o al interventor y les habrá dicho: «No, esto no se puede hacer». Con la ley que hay no se puede hacer, pues que hagan algo con esa ley para que se pueda.