Técnicos de la conselleria balear de Medio Ambiente eliminaron a finales del pasado mes de mayo -durante el confinamiento- una veintena de cabras que habitaban en el islote de es Vedrà, que forma parte de la reserva natural homónima.

Se empleó el mismo método con el que, el 4 de febrero de 2016, técnicos del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears (Cofib) acabaron con medio centenar de esos animales domésticos que habitaban los riscos del islote desde el año 1992, cuando fue repoblado con cinco hembras y un macho, después de casi 20 años de ausencia de estos rumiantes en ese paraje.

Un portavoz de la conselleria balear de Medio Ambiente explicó ayer a este periódico que el trabajo de erradicación del rebaño, que constituía un grave peligro para la supervivencia de especies vegetales endémicas, se efectuó durante varios días» del mes de mayo. En esas jornadas fueron abatidas «entre 18 y 20» cabras mediante disparos de arma larga de fuego.

Desde entonces, agentes de Medio Ambiente se han desplazado hasta el islote para comprobar si quedaba alguna viva, pero hasta el momento no han divisado ninguna. Fuentes del Govern explicaron que, si bien todo parece indicar que se han eliminado totalmente, dado lo escarpado del terreno aún cabe la posibilidad de hallar alguna, como ya ocurrió tras la operación desarrollada en 2016. Tampoco se descarta una repoblación, como la que se sospecha que hubo hace cuatro años.

Igual que en 2016

Igual que en 2016

La operación de erradicación se llevó a cabo desde dentro del islote, es decir, los técnicos desembarcaron en él. El procedimiento reglado prohíbe tajantemente que, en estos casos, se dispare a los animales desde el mar, a bordo de una lancha.

De igual manera, se dejaron sobre el terreno los cuerpos de las cabras, tal como ya se hizo en 2016. Se ha seguido, pues, el mismo protocolo que, en su momento, un juez decidió que era el adecuado, destacan desde la conselleria balear de Medio Ambiente: «Habría sido absurdo hacer algo diferente», indican.

La erradicación fue, aseguran desde el Govern, «difícil y costó mucho», más de lo esperado, por lo que necesitó de varias jornadas. De hecho, ni siquiera dan por concluida aún la campaña: «El operativo no está cerrado», subrayan. Es Vedrà, recuerdan, «es enorme y tiene una orografía muy difícil», con pendientes severas, abundantes acantilados y recovecos en los que aún podrían refugiarse algunos de esos mamíferos.

El Govern comunicó esta misma semana al Consell de Ibiza que procedió en mayo a erradicar esos cuadrúpedos del islote de es Vedrà con el fin de acabar con una presencia que ponía en peligro la valiosa flora endémica. Las cabras, hambrientas y sedientas, devoraban hasta plantas que no son palatables (carecían de buen gusto) para ellas.

La conselleria balear de Medio Ambiente confía en que expertos botánicos visiten pronto la zona para comprobar que la eliminación de esos animales domésticos ha beneficiado el crecimiento y desarrollo de la flora.