A primera hora de la mañana, un grupo de niños del CEIP Can Cantó aguardan inquietos en la entrada reservada a las clases de Educación Infantil. Todos miran con inquietud el artilugio, más alto que ellos, que les espera junto a la puerta. (Ver galería de imágenes)

Se trata de un termómetro de pie, con el que los niños deben pasar su muñeca por una abertura donde un sensor les mide la temperatura. Encima, un semáforo se enciende con una flecha de color verde si están por debajo de los 37,2 grados. «Hasta 37'9 grados, marca error, avisando que está dudoso, mientras que a partir de 38 ya marca la fiebre con una flecha roja», detalla Adrián Martínez, el creador de este ingenio. Afortunadamente, los 60 niños de primaria son recibidos con la flecha verde del semáforo antes de entrar en el colegio.

Menos invasivo

Este inventor autodidacta, que ya ha diseñado modelos propios de altavoces portátiles, empezó a imaginar este modelo meses atrás, cuando observó que se medía la temperatura a unos niños con un termómetro pistola y le chocó la imagen. Tras consultar con expertos y averiguar que la muñeca es una de las partes más fiables para tomar la temperatura corporal, fue construyendo el modelo denominado Endurance, ahora en proceso de obtención de patente. También cuenta con Endurance Kids, la versión para los pequeños, como la que ha donado a Can Cantó, donde su hija, María Elena, cursa Educación Infantil.

El termómetro cuenta con otras características para su aprovechamiento en espacios exteriores. Así, el semáforo que avisa si la persona puede tener fiebre, se enciende tanto por la parte delantera como la posterior, para que sea más visible. También se alimenta con placas solares para su autoabastecimiento, aunque en espacios interiores puede enchufarse si la batería llegara a gastarse. Además, en la parte inferior cuenta con un dispensador de gel, con lo que ahora también ahorra a las maestras de Can Cantó la tarea de repartirlo entre los niños. «Los chavales están disfrutando, les hace gracia y parece que es como una motivación para venir al cole», valora la directora de Can Cantó, Cristina Roldán, mientras los niños comprueban que pueden pasar al recinto.