A Josep Joan i Marí, Pep Xomeu, se le encoge el alma cuando baja las escaleras de la Font d'Atzaró y comprueba por segunda vez esta semana que allí donde hasta hace unos meses había agua solo queda fango. Le puso sobre aviso una amiga de la familia hace aproximadamente quince días y rápidamente fue a comprobar si era cierto. Le pareció un mal sueño. (Ver galería de imágenes)

«Tengo muchos años [78] y en todo este tiempo nunca había visto la fuente seca del todo. Da pena mirarla», asegura. Xomeu ha preguntado al vecindario de la zona y nadie recuerda un episodio parecido. «Vicent Guasch Yern, el abuelo de los actuales propietarios de la finca donde está la Font d'Atzaró, tampoco la vio nunca seca del todo», asegura.

Cuesta creer que una de las fuentes más destacadas y caudalosas de Sant Carles se encuentre ahora en este lamentable estado. De las quince que hay en esta parroquia, solo hay una, la Font des Murtar, que «está seca sin remedio». Lo dice todo un experto en véndes, pozos y fuentes, sobre los que ha escrito tres libros con Edicions Aïllades, el primero dedicado a Sant Carles, el segundo a Santa Eulària y el tercero, a punto de publicar, a Santa Gertrudis.

«Hubo hace muchos años una gran sequía, pero incluso entonces manaba algo de agua en la Font d'Atzaró», comenta . Tras las lluvias del pasado lunes, explica, se apresuró a visitar la zona, «nada, solo había un charquito», se lamenta. Xomeu tiene claro que la causa de que esta fuente esté seca «no es natural».

«Esto no es normal, aquí se ha hecho alguna intervención, legal o no, con la que se ha cortado el caudal que alimentaba la Font d'Atzaró», decía en un vídeo que grabó sobre el terreno el pasado 5 de septiembre. Ahora se reafirma: «No es que llueva poco porque otras veces ha habido sequía y nunca ha pasado esto. Creo que el motivo podría estar en que alguien de la zona ha hecho una o dos perforades y eso ha cortado el suministro a la fuente», señala. Advierte que «si no se pone remedio a esto y rebrota el agua, la Font d'Atzaró morirá y con ella todo el entorno», que todavía hoy es un auténtico vergel en el que crecen, casi salvajes, granados, caquis, naranjos y zarzamoras, que se disputan el espacio con higueras y algún viejo almendro ya sin vida.

Todo «un tesoro»

Aunque probablemente la de Atzaró no sea la fuente más bonita de Sant Carles, tiene mucha historia detrás. No hay fecha clara de creación, Xomeu asegura que hay documentos que atestiguan que existía hace ya más de doscientos años. También tiene elementos singulares que la convierten en un verdadero tesoro dentro del rico patrimonio hídrico de la isla. Ramon Mayol, responsable de Edicions Aïllades, que también se ha apuntado a la excursión para recoger testimonio gráfico del estado de la Font d'Atzaró, señala primero, muy cerca de ella, un pequeño abrevadero de piedra circular. Xomeu busca sin éxito «una segunda pica en la que se daba de beber a las ovejas». Probablemente esté escondida entre la maleza. Al lado de la fuente también hay un trull semiderruido. «Un poco más lejos hay otro molino de aceite mejor conservado», señala.

Tras contemplar la construcción, Mayol muestra la joya de la corona, lo que verdaderamente confiere a esta fuente su carácter excepcional: «un rentador» (lavadero), que a pesar de los años, se conserva en perfecto estado, con cinco piedras, las batadores, donde las mujeres se colocaban en sus tiempos para lavar la colada. «No limpiaban con jabón Lagarto entonces, sino que empleaban la lejía payesa, que eran las cenizas de las cáscaras de almendras quemadas», rememora el experto en fuentes. Al bajar las escaleras del lavadero, ahora sin una gota de agua, se puede leer en una de las paredes, grabada en la piedra, la siguiente advertencia: «Prohibido lavar lana». Y es que, como aclara Xomeu, este tejido «contamina el agua».

«Solo hemos localizado tres fuentes con rentadors, ésta, la de Peralta y la de la Font Grossa», remarca Mayol para ilustrar la importancia del lavadero de Atzaró, que, señala, «no está protegido y debería». «Voy a insistir para que se convierta en Bien de Interés Cultural (BIC)», comenta con expresión decidida Xomeu.

Se dirigen después al gran safareig, situado a continuación del rentador, en un nivel inferior. «Es una especie de depósito regulador desde el cual se riega todo el valle de Atzaró», explica Mayol señalando al interior de la alberca, donde apenas queda agua, en la que nadan algunos renacuajos.

El editor reflexiona sobre el patrimonio hídrico de la isla, «que ha sido la esencia de Ibiza hasta que llegó el turismo». La vida y las fiestas, recuerda, se organizaban en Ibiza alrededor de las fuentes, donde todavía hoy se celebran ballades. En la Font d'Atzaró ya se ha perdido la tradición. «Aquí no se hace fiesta desde antes de la Guerra Civil. La costumbre era hacer una ballada el día de Sant Joan», recuerda.

Xomeu también explica que mucha gente, sobre todo vecinos, iban hasta hace poco a esta fuente pública para abastecerse de agua, «que era muy buena». Se remonta después a los años 60. «En esa época algunos hippies iban a la Font d'Atzaró para ducharse dentro. Entonces el dueño de la finca la cerró», afirma.

Mayol sigue observando la alberca y señala el punto donde hasta hace poco brotaba «un caño de agua impresionante».

«El agua siempre me ha inspirado y fue contemplando esa cascada que brotaba del safareig cuando pensé, hace ya muchos años, que tenía que escribir algo sobre eso», comenta Xomeu. Antes de emprender el proyecto, explica, fue «a clase para aprender a escribir glosas en ibicenco» y tuvo como profesor a Isidor Marí.

Luego comenzó con Edicions Aïllades una serie, bautizada como 'Aigua Viva', para dejar testimonio en papel del patrimonio hídrico del municipio de Santa Eulària. El volumen 1 lo dedicó, precisamente a las véndes, pozos y fuentes de Sant Carles de Peralta y fue la Font d'Atzaró la primera que visitó para documentarse. Le dedica en el libro una larga glosa. La última estrofa, que repite ahora de memoria, dice así: « El dia que sa font mori/morirà el que l'envolta/pero això no passarà:/rajarà una altra volta». Que así sea.