Baleares reclamaba un trato diferencial durante la primera oleada del coronavirus, en atención al impacto suavizado de la pandemia. Esta situación de privilegio se ha disuelto en la segunda ola. Al archipiélago le conviene disimular en el conjunto español su rango de región europea más castigada por el Covid, según la clasificación de 173 entidades subestatales del continente actualizada periódicamente por The Economist.

La publicación británica se ajusta al parámetro de número de casos semanales por cien mil habitantes, que Berlín ha impuesto como criterio universal de propagación de la pandemia. Con una proporción de 194 contagiados en la semana móvil que finalizaba el pasado martes, el castigo que está sufriendo Balears no conoce parangón en Europa. Sólo Madrid supera ampliamente ese techo con 266 casos, pero desde su singular capitalidad.

La constatación de The Economist otorga un altavoz mundial a la peliaguda situación epidemiológica de Baleares. El triste liderazgo implica un daño reputacional frente a los mercados turísticos europeos que nutrían a la comunidad de viajeros, con lo que se rematan las vigentes crisis sanitaria y económica.

El New York Times abría el martes su portada con un categórico 'Miedo en Europa porque el virus se relanza de nuevo en España'. Por fortuna, el rotativo se apiadó de Mallorca y centró su extenso reportaje en Málaga. La provincia andaluza ha padecido una penetración de 170 contagiados por cada cien mil habitantes en su peor momento, muy por debajo de las cifras vigentes en Balears.

El mapa europeo de picos publicado por The Economist resalta la preocupante expansión de la pandemia en Baleares, pero también demuestra que la región se encuentra bien arropada por las restantes comunidades españolas. Hasta diez autonomías ocupan las quince primeras plazas continentales, aunque con Baleares en posición destacada.

La diferencia con mapas anteriores es la intensificación de los contagios en otros países europeos donde la pandemia parecía controlada. La oleada que arrasa España se ha derramado sobre Francia, con puntas en París y la Provenza que ofrecían un perfil más sosegado en agosto. Cuesta llamar extranjero a Andorra, y Moldavia aporta una especificidad eslava a la propagación.

Al comparar la mortalidad causada por la segunda oleada del coronavirus, Baleares pierde su alarmante preponderancia. Aunque el MoMo del Instituto Carlos III demuestra que el número de defunciones también despunta en el archipiélago, se sitúa en proporciones moderadas frente a otras entidades subestatales o a la crisis de primavera. En la actualidad fallecen dos de cada mil enfermos de coronavirus, aunque hay expertos que pronostican que las fatalidades y los ingresos hospitalarios crecerán a remolque del auge de los contagios totales.

Con dos centenares de casos semanales por cada cien mil habitantes, Mallorca no solo pierde su condición de destino propicio para los alemanes en 2020, sino que también lesiona sus perspectivas futuras. Los 326 contagios de ayer cuadruplican el límite de tolerancia fijado por Alemania para adoptar medidas radicales.

Merkel estableció personalmente el techo de 50 casos por cada cien mil habitantes para volver al confinamiento de sus länder, o para desaconsejar un destino turístico. Desde julio, Mallorca no se ha mantenido ni un solo día en los márgenes impuestos por Berlín. Por dos veces en agosto, el dato diario de nuevos contagios superaba el techo contemplado por los epidemiólogos alemanes para una semana entera.

La situación destacada de Baleares en el panorama europeo no muestra ningún síntoma de ralentización. Los 326 nuevos enfermos de ayer elevan la tasa sobre cien mil habitantes por encima de los doscientos casos. La comunidad no solo consolida su actual posición en la clasificación de The Economist, sino que agrava su tesitura al proyectar contagios al ritmo de más de cien mil anuales.

España está confinando municipios que presentan una propagación del virus inferior a la vigente en Balears. El estupor no cede al examinar las explicaciones de la desaconsejable primera plaza continental. El New York Times atribuye el desastre español a que «efectuó uno de los desconfinamientos más rápidos. El retorno de la vida nocturna y de las actividades en grupo, con mucha mayor rapidez que en otros países europeos, ha contribuido al resurgir de la epidemia». La explicación peca de insuficiente.

La grave situación balear repercute sobre el inicio del curso escolar. El New York Times titulaba esta semana que 'Nueva York se la juega a lo grande al abrir las escuelas'. La metrópolis neoyorquina suma sesenta contagios por cien mil residentes en una semana, tres veces menos que Baleares.