Cuando la crisis del coronavirus sonaba aún lejana en España y se percibía mayoritariamente como un problema limitado a China, la suspensión del Mobile World Congress de Barcelona encendió todas las alarmas. Fue la primera cancelación de toda la avalancha que vendría después. Pero este sector, el turismo de negocios, incentivos, conferencias o eventos, conocido como MICE, no solo es el segmento que se ha visto más afectado en general, sino que, en Balears, cualquier posibilidad de reiniciar su actividad se ve lastrada por unas restricciones mayores que en el resto de España, según advierten sus representantes.

En Ibiza, el Fomento de Turismo cuenta con un departamento específico para explotar el potencial de la isla en este sector, Ibiza Convention Bureau (ICB), que cuenta con 60 empresas asociadas. Desde que se ha levantado el estado de alarma, ICB solo ha podido llevar a cabo un acto presencial, el pasado 30 de junio en el Hotel Gecko de Formentera, un networking para asociados.

«Una de las grandes ventajas que tiene el MICE es que ayuda a desestacionalizar la temporada, porque las reuniones, eventos e incentivos se celebran siempre fuera de los meses de verano», destaca la gerente de ICB , Ana Sánchez. Así, la temporada MICE se divide en dos periodos, antes y después de la campaña del turismo vacacional. La primera, de abril a mediados de junio, «contaba con muy buenas previsiones este año». «Pero esa parte de la temporada se esfumó, por motivos obvios», lamenta Sánchez.

Citas aplazadas

Citas aplazadas

Pese a que el turismo MICE aún no ha llegado a las cotas que ofrece el potencial de Ibiza, en los últimos años es un mercado «que está empezando a funcionar muy bien». De hecho, varios hoteles habían llevado a cabo importantes inversiones enfocadas a este sector. Afortunadamente, la mayor parte de la programación afectada por el estado de alarma ha quedado aplazada, no cancelada.

«En un primer momento, se pospusieron entre un 30 y un 40% de estos eventos para el segundo semestre del año, mientras que el resto ya habían quedado retrasados hasta 2021» explica Sánchez. Pero la evolución de la crisis sanitaria ha provocado después que también se pospongan al año que viene estas citas.

«A día de hoy, pueden quedar algunos grupos en algún establecimiento con eventos a partir de octubre, pero veremos a ver qué pasa, porque la temporada MICE 2020 va a ser un año en blanco», se resigna la gerente del ICB. No obstante, «se están llevando a cabo nuevas fórmulas, virtuales o híbridas, pero está claro que los eventos presenciales van a volver, con nuevo aforos y medidas», subraya.

«Tras esta crisis, las empresas necesitarán reunir y motivar más que nunca a sus equipos a través de todo este tipo de eventos, porque es una parte muy importante del marketing de cualquier empresa». No obstante, desde Ibiza Convention Bureau se lamenta que, de cara a una posible reactivación del turismo MICE durante la denominada nueva normalidad, Balears sufre un fuerte agravio comparativo con el resto de comunidades autónomas.

150 personas como máximo

150 personas como máximo

Además del lastre que supone la incertidumbre del momento, más aún cuando «se trata de un sector que trabaja con mucha previsión», Sánchez teme que las empresas puedan verse tentadas de elegir otros destinos con más facilidades para organizar sus eventos. Las medidas aplicadas por el Govern balear limitan a 150 personas el aforo en las actividades específicas del turismo MICE, como una reunión de trabajo o un congreso.

«En otras comunidades han marcado unos aforos de 300, 400 o 500 personas», compara Sánchez. «No sabemos hasta cuánto puede estar en vigor esta limitación, pero es una medida que nos va a condicionar bastante nuestra actividad», insiste.

Si las diferencias entre una y otra comunidad para organizar un mismo sector ya chocan al sector, en Balears se topan con otro caso que consideran arbitrario: el aforo máximo para un evento cultural es de 300 personas, aunque se trate del mismo auditorio que se plantee usar para un evento MICE.

Sánchez pone el ejemplo del Palacio de Congresos de Santa Eulària, que cuenta con 437 butacas que podrían ocuparse en situación normal. Allí, en estos momentos de la crisis sanitaria, una compañía teatral podría ofrecer una función para 300 personas. «En cambio, un congreso de reumatología solo podría tener a un máximo de 150 personas, que van allí para escuchar a un ponente con sus mascarillas y todas las medidas de seguridad, cuando el riesgo epidemiológico es exactamente el mimo en uno y otro caso», sentencia.