La ocupación de los hoteles durante el pasado mes de julio fue como se esperaba: mala. La encuesta que elabora la Federación Empresarial Hotelera de las Pitiusas dibuja un panorama desolador: en Ibiza el promedio mensual fue del 36,1%, cuando la de hace un año alcanzó el 89,5%; en Formentera fue algo mejor, del 41,5%, bastante por debajo, eso sí, del 83,8% de 2019 en ese periodo. La media pitiusa no sobrepasó el 37%, casi 52 puntos de caída en relación a 12 meses atrás.

Por quincenas, la ocupación mejoró conforme avanzaba el mes: del 30,2% de la primera al 41,7% de la segunda en Ibiza, que posiblemente hubiera sido mejor si poco antes de que comenzara la última semana Boris Johnson no hubiera decidido reimplantar la cuarentena para quienes regresaran a Reino Unido desde España. En Formentera sucedió lo mismo: del 36,4% de los primeros 15 días se pasó al 46,2% de los que vinieron a continuación.

El municipio más golpeado es el de Santa Eulària, con sólo un 30% de ocupación, 60 puntos porcentuales menos que hace un año. En las primeras dos semanas no pasó del 23,4%, pero incluso en la segunda tuvo el peor porcentaje de toda la isla. La que mejor, entre comillas, lleva este trance es Vila, tal como se puede comprobar en sus concurridas calles: la media es de un 40,8% (48 puntos porcentuales menos), si bien el promedio de la segunda quincena fue del 46,28%, casi clavado al de Formentera en ese tiempo

«Situación excepcional»

«Situación excepcional»

Le sigue Sant Josep con un 37,2% de media en julio. En ese municipio se pasó del 29,3% del 1 al 15, al 44,7% del 16 al 31. La media de 'Sant Antoni y bahía', que incluye Cala de Bou y Port des Torrent, sólo fue del 34,7%, con un escaso 28,4% en la primera quincena y un 40,5% en la segunda. Dada la dependencia que algunas zonas de ese ámbito tienen del mercado británico, ese porcentaje podría haber sido mucho mejor. En la zona Norte no se superó el 32,6% de media mensual, un 64,4% inferior al de julio de 2019.

Ana Gordillo, presidenta de la patronal hotelera, encargada de elaborar esta encuesta, considera que estos datos «demuestran que estamos atravesando una situación excepcional». La empresaria cree que el «impacto» de la decisión británica (adoptada el 24 de julio) se notará, sobre todo, en el mes de agosto, si bien es posible que sólo para esa nacionalidad, pues advierte de que «hay más gente y más ambiente ahora que en pasadas semanas». Lo que hay que descartar, avisa, es un agosto como los de costumbre: «Los clientes están encantados porque no se encuentran aglomeraciones. Es como si fuera septiembre», señala la hotelera.

Gordillo ha notado que hay mucho turismo español: «En la medida de lo posible, nos está salvando, ha respondido muy bien. Y eso demuestra también que están funcionando mejor los vuelos de corta distancia, los nacionales, que los de media y larga distancia».

Por las calles de Sant Antoni se oye muy poco inglés, que ha sido relevado por el castellano, el alemán, el holandés y hasta el ruso. Y un denominador común es que muchos tienen un poder adquisitivo «medio-alto», algo que están notando, para bien, «los restaurantes, los hoteles de más categoría y los agroturismos».

Septiembre, dice Gordillo, «es una incógnita». «Es -comenta- nuestra esperanza, pero en esta situación tan cambiante no se sabe qué puede pasar».

«No por esperados, esos datos son menos dramáticos», dice José Antonio Roselló, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB). A su juicio, esos porcentajes reflejan «el impacto» del turismo británico tras la implantación de la cuarentena. Roselló carga contra «el Gobierno del Reino Unido» por su «política errática con la pandemia, algo que es público y notorio». El cierre de varios hoteles en Cala de Bou resume, según recalca, las consecuencias de esa decisión. Pero alerta de que no sólo ha afectado a Ibiza: «También a la cadena de valor de los propios británicos, a turoperadores como TUI y a aerolíneas como Jet2», que han recibido «un buen palo».

«Más diplomacia»

«Más diplomacia»

«Aún quedan septiembre y octubre. A ver si conseguimos darle la vuelta a esto», por ejemplo, mediante una «intensa labor diplomática, que buena falta hace». No cree que desviando turistas a Grecia y Turquía, tras haber cerrado las puertas a España, los británicos equilibren su balance: «En esos países se enfrentan a problemas de capacidad y de seguridad, así como de logística», afirma.

«Son datos que nos esperábamos», indica Alicia Reina, delegada en Ibiza de la Asociación Española de Directores de Hotel: «No sorprenden, pues es una temporada en la que jugamos en contra de viento y marea. Por un lado la pandemia; por otro, que no enviamos el mensaje de que somos un destino seguro ni se han desarrollado las políticas que se han explicado cien veces al Gobierno desde la industria del turismo para que esta no sufra tanto. En la gestión de esta crisis no se está contando con nosotros para tomar las decisiones».

Reina señala que, actualmente, «en la isla hay gente, pero la política de los responsables públicos a la hora de perseguir el pirateo y la competencia desleal no es la más idónea y muchos se alojan en pisos». Recuerda, en ese sentido, que «la oferta de los hoteles es la que genera puestos de trabajo».