El caos que se forma todos los fines de semana en los acantilados de Cala d'Hort que dan a es Vedrà no hace más que aumentar, pese a las medidas tomadas por el Ayuntamiento. Hace sólo un par de años se veían coches únicamente en los caminos de tierra que conducen a la torre des Savinar y sus inmediaciones, pero hoy los automóviles invaden la propia carretera asfaltada que va a Cala d'Hort, los campos colindantes y cualquier recoveco donde quepa un vehículo. Ello provoca además una afluencia de peatones circulando sin ninguna precaución por el centro mismo de la calzada, exponiéndose a accidentes en un tramo de curvas y pendientes y, por ello, de muy baja visibilidad, máxime en las horas del crepúsculo, que es cuando se forma esta masificación. Así lo comprobó Diario de Ibiza este mismo sábado al atardecer.

La costumbre cada vez más extendida de congregarse en parajes naturales para observar la puesta de Sol se ha convertido en un verdadero peligro para quienes asisten a esta zona. Aparte de la falta de cualquier regulación en la carretera, la inmensa mayoría de los que acuden a esta especie de romería van desprovistos de mascarilla y no guardan ninguna distancia social, pese a que se forman verdaderas acumulaciones de personas en el borde del acantilado, convirtiéndose así en excelentes plataformas de contagio. Entre los caminos y los puntos desde donde se contempla la puesta se congregan varios centenares de turistas y no menos de 200 coches aparcados por todas partes, tanto donde está permitido como donde está prohibido.

Un asistente a la puesta de sol de este sábado, sorprendido por el descontrol reinante, colgó en Facebook un vídeo donde se observa esta situación. El mismo denunciante asegura que, además, se realizaba botellón

Comparado con lo que se observaba en semanas anteriores (y, por supuesto, en años anteriores), la situación ha empeorado en cuanto a masificación de personas y coches.

La cancela, ya rota

A pesar de que hace veinte días el Ayuntamiento de Sant Josep cerró los accesos para vehículos hasta estas zonas del litoral, de modo que los asistentes deban ir a pie, el problema no se ha solucionado, sino que parece haber dispersado por los alrededores la proliferación de vehículos. Además, una de las vallas que colocó el Ayuntamiento en los caminos para impedir el paso de coches ya vuelve a estar abierta porque se ha estropeado el motor de su mecanismo, no se sabe si accidentalmente o de forma deliberada.

El mismo denunciante que ha colgado el vídeo, añadió: «Han roto la cancela que habían colocado y se meten coches y motos hasta el fondo. El caso es total, con gente indignada reprochando la falta de civismo a otros, que a su vez se encaraban a ellos... En fin, una vergüenza. Nunca había visto el mirador así».

Este diario pudo comprobar que una persona instalada en un área habilitada para aparcar ofrecía plazas de aparcamiento por cinco euros a los automovilistas que se acercaban, aunque al preguntarle posteriormente al respecto aseguró que sólo vigilaba la zona.

Los coches aparcados en el arcén de la carretera e invadiendo su respectivo carril es una situación que se produce a lo largo de casi un kilómetro, durante prácticamente toda la cuesta que baja hasta Cala d'Hort.

Sin ninguna vigilancia

Pese a que esta concentración de coches va in crescendo y es una situación conocida desde hace algunos años, es sistemática la ausencia de Policía Local o cualquier otra fuerza del orden en la zona. Además, no se aprecia (al menos fácilmente) ninguna señal que indique dónde están los aparcamientos públicos más cercanos.

Esta situación se produce además en el interior de una zona natural protegida, sobre la que recaen numerosas normativas nacionales, autonómicas y europeas.

El Ayuntamiento de Sant Josep habilitó zonas para el aparcamiento de vehículos destinadas a quienes quieran acudir a Cala d'Hort, pero lo cierto es que la medida no parece ser suficiente para terminar con el descontrol de la zona del mirador que, lejos de menguar, va acrecentándose según avanza la temporada.

La llegada de turistas al acantilado que da a es Vedrà y a la torre de defensa de es Savinar comenzó a constituir un quebradero de cabeza para algunos vecinos de esta zona ya a mediados de los años 90. Entonces, se trataba de visitas esporádicas que, cuando llegaban en vehículos a motor, podían impedirse colocando grandes piedras en los caminos por parte de los dueños de los terrenos afectados. Sin embargo, estas visitas fueron en aumento y la avalancha de coches y motos acabó resultando imparable. Sólo este año el Ayuntamiento de Sant Josep ha empezado a tomar medidas que, como evidencia la situación sobre el terreno, de momento no han dado resultado.

Sant Josep apela al "civismo" de los turistas

El Ayuntamiento de Sant Josep aseguró ayer que ha recibido alguna denuncia de vecinos que se quejan de que los coches bloquean el camino de salida de su casa, por lo que se comprometió a reforzar «la acción sancionadora» contra quienes incumplan la normativa. Un portavoz del equipo de gobierno municipal dijo que deberá estudiarse si el control de la carretera compete al Ayuntamiento o a la Guardia Civil. También negó categóricamente que se practique botellón en la zona del mirador e hizo un llamamiento al «civismo» de los asistentes. Asimismo, admitió que la valla colocada en el acceso al mirador ha quedado inutilizada a los pocos días de instalarse porque se ha roto el motor que lo acciona y no descartó que haya sido por «vandalismo». Está previsto que se sustituya en breve. También recordó que hay espacios habilitados para aparcar, algunos de gran superficie, destinados a esta finalidad.