La zona de Platja d'en Bossa protagoniza cada año dos extremos: pasa de albergar una tranquilidad inquietante en invierno a ser uno de los lugares de Ibiza con más actividad turística. A raíz de la crisis del Covid-19, este verano la situación ha cambiado drásticamente en la zona: calles vacías y gran parte de los negocios cerrados dejan una imagen propia de un decorado cinematográfico en plena temporada alta. (Ver galería de imágenes)

Por si fuera poco, los trabajadores de la zona denuncian que hay que estar encima de los clientes para que cumplan las medidas de seguridad sanitaria. «Esta situación nunca la hemos vivido y tener que estar de policía todo el rato es agotador», asegura la empleada de un rent a car. En la oficina entran alrededor de 60 personas al día (tanto extranjeros como españoles), muchos sin la protección: «No me apetece que, por cuatro personas que entren sin mascarilla, puedan contagiarme y tenga que estar sin trabajar más tiempo», explica.

Alba, trabajadora del Bossa Bora Supermarket, lamenta lo floja que está siendo la temporada y lo tarde que abrieron en comparación a años anteriores: «La apertura fue el día 1 de julio y hemos notado más afluencia de gente estos dos últimos días», comenta. Confiesa que solo un tercio de los clientes respetan las medidas de prevención y que el resto no las cumple. «La mitad se arranca la mascarilla delante de ti y se van porque no les da la gana ponérsela», denuncia Alba.

Menor cotización que otros años

Su mayor preocupación es lo poco que ha cotizado este verano: «Tres meses cuando normalmente eran seis, sumando la ayuda», a la cual no van a poder optar. Ibrahim es propietario del locutorio Oh Bongo desde hace 30 años y reitera lo mal que va la temporada. «Abrimos el 8 de julio y estamos pensando en cerrar ya», sostiene. Para el comerciante, el invierno se presenta duro ya que de momento no tienen ayuda y no se han podido acoger al ERTE, está esperando a que les «echen una mano». Coincide con varios comerciantes de la zona en que los pocos turistas que hay no respetan las medidas establecidas, no llevan mascarillas y «hacen lo que quieren».

Por otro lado, Ángeles, encargada de La Sirena de Platja d'en Bossa, explica que, aunque la temporada está yendo más floja, tienen afluencia de clientes. A diferencia de otros trabajadores, Ángeles afirma que normalmente todo el mundo llega con mascarilla y se echa el gel hidroalcohólico en las manos, «la seguridad y el protocolo lo respetan».

La tienda abrió el 13 de julio cuando normalmente la apertura es a finales de abril. «No hay muchos turistas ahora mismo, se ve más gente española que extranjera este año», destaca Ángeles. El invierno se presenta incierto para ellos, y aún no saben hasta cuándo estarán abiertos porque depende de la gente que llegue y de lo que pase en los próximos meses.

Turismo nacional

Este verano en Platja d'en Bossa predomina el turismo nacional sobre el extranjero, buscan la tranquilidad que ofrece ahora la isla. Sergio Nubero ha venido a Ibiza con unos amigos para pasar cuatro días desde Alcalá de Henares. Relata que a pesar de venir todos los años, debido al coronavirus se «echaron atrás» a la hora de hacer el viaje, pero finalmente retomaron la idea. «Hemos alquilado una villa para estar aislados y aunque las discotecas no están abiertas siguen estando las playas», dice.

Maite y Mario, también madrileños, han decidido viajar a Ibiza porque había poca gente, ella ya la conocía y él nunca la había visitado. «Menos fiesta y más tranquilidad, se puede aparcar bien e ir a las calas con menos gente. Hemos venido buscando esto», destacan ambos. El hecho de llevar la mascarilla por la calle confiesan que sí que ha sido un inconveniente, por el calor que hace.

«Estoy en Ibiza 17 días y volveré en dos semanas. Necesitaba irme de vacaciones y decidí venir porque es uno de mis lugares favoritos», asegura Brigitte Koop, una turista holandesa.

Un ibicenco dueño de un souvenir desde hace casi 40 años remarca que no existe comparación con el año pasado, aunque se lo esperaba peor. «Va mal pero es lo que hay, no podemos esperar más. Abrimos la tienda este verano el día 15 de julio a diferencia de los demás años, cuando en marzo estábamos funcionando», narra. Su preocupación no es el invierno ya que no solo vive de este negocio, «pero no imagino cómo lo pasará la gente que solo vive del verano», cuenta preocupado.

Cristina también es ibicenca y ahora está en ERTE a media jornada: «La zona de Platja d'en Bossa no tiene nada que ver con lo que es otros años, sí que hay movimiento de gente joven, pero no es lo mismo», lamenta. La ibicenca también asegura que son muchos los visitantes que no utilizan la obligada mascarilla.

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