Aunque la presencia masiva de barcos en las costas pitiusas no parece haber cambiado este verano, lo cierto es que los puertos deportivos sí están notando una fuerte reducción en sus niveles de ocupación. Esta aparente contradicción se debe a que muchas embarcaciones que navegan por Ibiza y Formentera prefieren no amarrar en puertos y permanecer fondeadas para evitar así el riesgo de contagio de sus ocupantes.

Así lo explicó ayer el director de Marina Ibiza, Daniel Marí, quien no dudó en admitir que «la temporada no va muy bien», a pesar de que durante el mes de agosto la situación sea mejor que en los anteriores. El descenso en la ocupación de este puerto deportivo de la bahía de Ibiza se sitúa «entre un 35% y un 45% por debajo de lo que había el año pasado» por estas mismas fechas.

Peores han sido los meses de junio y julio. Este último registró una ocupación de sólo la mitad de los amarres.

Las esloras que más han bajado son las grandes, «sobre todo las de 35 metros para arriba», y las menores se han mantenido mejor, indicó Marí.

Tan pronto como se divulgó la noticia de la implantación de cuarentena en Gran Bretaña se produjo «una bajada brutal». «Estamos trabajando de un día para otro con las reservas», puesto que la situación se caracteriza por una gran incertidumbre a corto plazo, añadió.

Las perspectivas para septiembre no son tampoco muy alentadoras, y todo dependerá «de las noticias» que vayan surgiendo sobre la evolución del virus. «La verdad es que nosotros trabajamos pensando en mañana, no en septiembre», señaló.

En cambio, otros puertos deportivos, como Marina Santa Eulària, capean el temporal mucho mejor, a tenor de las explicaciones de su director, Lucas Reyes. Según dijo, en la actualidad la ocupación de los amarres oscila entre el 87% y el 89%, cuando el verano pasado era de casi un 95%. «No es que sea una situación como la que teníamos el año pasado, pero dentro de lo malo, es menos dolorosa. Estamos salvando la situación, a no ser que cambie todo de repente», manifestó.

De todos modos, «el ritmo de reservas ya está bajando» y se prevé que septiembre ya acuse un mayor descenso. Reyes admite que esta buena ocupación se refiere al momento actual, pero «al principio del verano, de mayo a junio, había pocas peticiones de reservas».

El director de este puerto deportivo, muy orientado a la población residente, destaca que se ha notado precisamente un repunte del «turismo local, con mucha gente de aquí que coge su barco y sale a navegar».

Españoles, suizos y alemanes son, por lo demás, los principales clientes, dado que los británicos se han desplomado también en Santa Eulària. «Todo viene muy influenciado por las noticias que se están dando en cada momento sobre el virus», añade.