Miguel San Miguel, director del Cor Ciutat d'Eivissa, lo ponía muy negro el martes: que si sólo podría haber 16 miembros cantando en vez de los 40 de costumbre; que si era un problema que estuvieran distanciados tres metros y, mucho más, llevar puesta la mascarilla porque «es muy incómoda y al aspirar al cantar se mete en la boca y se oxigena mucho peor»... Pero el coro traspasó ayer con sus voces las mascarillas. Al menos para estos oídos toscos, sonó celestial. (Ver galería de imágenes)

Modesto, San Miguel dijo que se limitarían a «poner música» a la misa celebrada ayer a las 19 horas en la catedral en honor a la patrona de Ibiza, Santa Maria, pero fue mucho más que eso. En un momento tan triste y gris como el que atravesamos aportaron calidez a una celebración que, como recordó el administrador diocesano, Vicent Ribas, no era, ni mucho menos, la de otros años: «Sin las colles de ball pagès, sin las banderas de las parroquias, sólo aportando un ramo por cada una de ellas para la Virgen...».

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«Intentaremos proyectar más la voz para que se oiga», dijo Lourdes Roig, que dirigió al coro, poco antes de que sus potentes 16 voces inundaran el templo como si fueran 40. O 60. Vaya que si las proyectaron. Uno de los momentos más conmovedores y bellos fue cuando el alemán Michael Linneweber interpretó el 'Ave María' de Lorenc mientras recorrían la nave en dirección al presbiterio los sacerdotes de la isla junto a Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, que concelebró la misa con el administrador diocesano.

Porque a falta de obispo ibicenco, ayer hubo dos en la isla: Talltavull y Javier Salinas, obispo auxiliar de Valencia, que regresó a su residencia por la mañana. Invitados por Ribas, otros dos exobispos de las Pitiusas pasaron esta semana por la isla para celebrar el triduo, como Manuel Ureña (arzobispo emérito de Zaragoza) y Agustín Cortés (de Sant Feliu de Llobregat). Taltavull apostó ayer por «dar fluidez a la relación entre islas», pues, a su juicio, «tenemos mucho en común».

Yolanda Veny cantó en el ofertorio otro 'Ave María', en este caso obra de San Miguel, y el dúo formado por ella y Linneweber ofreció, mascarillas en sus bocas mediante (pero ni se notó), su visión del 'Panis Angelicus', de César Franck. Hubo una pieza a capela, el 'Pare Nostre', de Madina, y el coro interpretó la 'Misa Jubilo', una pieza compuesta en catalán por Miguel San Miguel para la Escolanía de la Catedral.

Entre las autoridades presentes estaban los alcaldes de Sant Josep, Sant Antoni, Santa Eulària y el presidente del Consell. Faltaba, como de costumbre, el de Ibiza, que fue sustituido por la tercera teniente de alcalde, Carmen Boned.

El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, sí estuvo en el baluarte de Santa Llúcia, adonde acudió también la presidenta del Govern, Francina Armengol, y no faltaron ni Vicent Ribas ni Sebastià Talltavull, que en la catedral se despidió de todas las autoridades chocando el puño. El alcalde recalcó que el Consistorio lleva 20 años concediendo esta medalla, el máximo galardón que otorga a las personas o entidades que han hecho méritos para ser reconocidas de manera unánime por su aportación a la sociedad.

Ruiz agradeció en su discurso de entrega de la Medalla d'Or «la tranquilidad y la paciencia con la que toda el Área de Salud, y especialmente su gerencia, resolvió todas las dudas y consultas» que el Ayuntamiento planteó los días más complicados de la pandemia: «Siempre una palabra amable, sensata, coherente, que nos ayudaba a entender lo que estábamos pasando y qué podíamos hacer para ayudar a combatir la situación». «Podemos decir con orgullo -apuntó Ruiz- que Ibiza es una ciudad donde se puede nacer y morir con dignidad. Pero también un lugar en el que, durante el camino, tenemos la suerte de ser atendidos en una estructura formada por grandes profesionales».

Asistieron a la entrega de la Medalla d'Or del Ayuntamiento de Ibiza ocho profesionales de todas las categorías del Área de Salud de las Pitiusas en representación de sus 2.137 trabajadores: Germán Stihl Rodríguez, celador de la UCI; Selena Sánchez López, técnica en Cuidados Auxiliares de Enfermería de Medicina Interna; Sheila Palau Osuna, enfermera responsable del Centro coordinador de Uvacs; Fernando Roig Torres, auxiliar administrativo de la UVAC Expréss; Carmen Costa, médica del centro de Salud de Vila en Hotel hospitalizado covid; Gustavo Albert, médico SAMU 061; José Ignacio Ricarte, médico UME Ca na Majora, y Néstor González, médico UCI.

Joan Tur Roselló, médico ya jubilado que fue jefe de Traumatología del hospital Can Misses, repasó los méritos del Área de Salud para obtener el galardón, pero sobre todo subrayó que durante la pandemia «se adoptaron medidas que evitaron el colapso de la atención sanitaria».

«Durante esta pandemia he visto hacer cosas a mis compañeros que no están recogidas en sus contratos», dijo emocionado Ricarte tras recoger el diploma: «Les he visto cantar para animar a los enfermos, llorar bajo la mascarilla, alegrarse con cada alta, hacer todo lo posible para tirar adelante en esos momentos tan complicados. Por eso me siento tan orgulloso».

Uno de sus tutores cuando estudiaba Medicina le dio un consejo en una ocasión: «Me dijo, no te metas en problemas porque si sale todo bien, no te darán las gracias, y si sale mal, te cortarán el cuello». Pero por lo que contó anoche, ni él ni sus compañeros hicieron caso de aquellas palabras durante la pandemia.