Son las 10.40 horas del lunes y llega el primer visitante al Ibiza Botánico Biotecnológico de Sant Rafel, primer espacio de estas características en las Pitiusas. Incluye vegetación de ambas islas y Juan José Chávez es el primero en visitar el lugar, que acaba de abrir sus puertas por primera vez. Asegura que este proyecto, muy enfocado en la divulgación del entorno natural, puede resultar muy útil para aprender a respetarlo: «Esto ayuda a conocer el medio ambiente y a saber dónde vives», destaca Chávez. (Mira aquí todas las fotos del nuevo jardín botánico)

Alude a que esta era una iniciativa «muy deseada» por la gente de la isla: «Además, en este jardín tienen una zona dedicada a los bonsáis y yo soy aficionado a ellos», detalla.

Lleva tan solo alrededor de media hora de visita guiada, pero ya asegura que le está gustando mucho: «Está muy bien hecho y muy bien logrado», reitera. De la misma manera, augura que el proyecto irá ganando todavía más puntos con el paso de los días y de la experiencia.

Antes de continuar con la visita guiada insiste en la necesidad de este proyecto para «aprender a cuidar y a valorar el medio ambiente» de Ibiza y Formentera, más allá de si los posibles usuarios están especialmente interesados en la temática de la botánica y de la biotecnología, defiende el usuario: «Lo necesitábamos, eramos junto con Formentera la única isla sin un jardín botánico», recuerda.

La «guinda del pastel»

La «guinda del pastel»

Este primer visitante del nuevo jardín supo que esta semana se ponía en marcha el proyecto gracias a internet, de la misma manera que Shala Lacroix, que llega un poco más tarde, pero que se incorpora a la misma visita guiada que otro aficionado. Ambos son residentes en Ibiza.

Una vez terminada, ella también se muestra muy satisfecha con la visita: «Ha sido algo muy interesante e innovador, y el piano ha sido la guinda del pastel», asegura en relación al 'piano vegetal' creado para este proyecto por el inventor Pablo Vidarte. «Se trata de una interacción entre el ser humano y el mundo vegetal», explica Eduardo Luis Mayol, que es el empresario impulsor de la iniciativa del Botánico. «Es el primer prototipo del mundo de un piano con estas características», detalla Mayol.

Las plantas, colocadas sobre una especie de columnas de color negro o blanco (simbolizando, así, las teclas de un piano convencional), hacen de «antenas biológicas» y al contacto con las manos emiten una onda que da pie a un proceso biotecnológico que da como resultado una onda musical y luz. Se sitúa sobre una plataforma con unas pequeñas gradas para sentarse justo delante, como si se tratase de un escenario: «Una vez vino un coro y dos pianistas para hacer un pequeño concierto para nosotros» explica como anécdota el biólogo del Botánico Bartolo Planas, autor del proyecto.

Una recreación más auténtica

Una recreación más auténtica

Por otro lado, Planas valora sobre todo el enfoque original de este jardín: «Nosotros hemos trabajado el concepto de hábitat y de paisaje natural», explica mientras asegura que esto es algo que no se había visto todavía en ningún otro jardín botánico del mundo.

«No mostramos las plantas por especies, sino que hemos reproducido una pequeña muestra de los hábitats naturales más representativos de las Pitiusas», defiende el biólogo: «Hablamos de diferentes hábitats forestales, dunares, costeros, de salinas o zonas de agua dulce y torrentes».

En cada una de estas reproducciones se plantan las comunidades vegetales con la estructura que presentan en la propia naturaleza. En otros jardines las plantas se suelen representar, por ejemplo, por regiones geográficas, y de manera muy delimitada entre una planta y otra, llegando a presentarse de manera individualizada y no como parte de un todo.

En esta misma línea, Bartolo Planas asegura que «muchas personas» , incluso del ámbito de los jardines botánicos, les dijeron que no lograrían organizar el jardín de esta manera tan original: «Pues aquí lo tenemos, lo hemos conseguido», dice entre risas. «Detrás de lo que se ve aquí hay muchísimo trabajo, y para nada fácil en algunas ocasiones», confiesa.

Algunas de las especies que él mismo se ha encargado de reproducir son endemismos y especies que ya se dan por extinguidas en la isla de Ibiza. Estas últimas, según cuenta Planas, «son las que tienen un cartel rojo con su nombre, y ahora mismo la única población de estas especies en la isla es la que se puede encontrar aquí», asegura. Las plantas con un cartel amarillo, por su parte, son aquellas que son poco comunes y de hábitats concretos o en peligro, mientras que los carteles naranjas acompañan a las plantas endémicas. Aquellas con cartel blanco, en cambio, son flora común.

La huella del turismo de masas

La huella del turismo de masas

Sin embargo, el biólogo matiza que aquellas plantas desaparecidas de la pitiusa mayor o en peligro de extinción no son «frágiles» en sí mismas, sino que son precisamente las que han poblado las primeras líneas de las dunas, donde se acumula posidonia muerta y otros restos marinos: «Estas zonas son las que han estado más castigadas por el desarrollo turístico y la consecuente utilización masiva de las playas», relata. Precisamente porque se corresponden con aquellas partes en las que se han colocado hamacas y negocios de servicios, además de que es donde las personas han dejado más sus pisadas.

No obstante, el objetivo principal tanto de Bartolo Planas, como el de Eduardo Luis Mayol es conseguir todos los endemismos: «Esto es solo el principio», anuncia Planas.

Actividad divulgativa

Actividad divulgativa

Juan Montesino Macías y Joan Torres, por su parte, son los encargados de la escuela de bonsáis, a los que cerca de las 12.30 horas llega la primera visita guiada, ya que estas muestras se encuentran al final del recorrido. Las clases de la escuela van a comenzar en este jardín botánico en enero del 2021, a causa de las trabas causadas por la pandemia. Se realizarán semanalmente, «los sábados de cinco a siete de la tarde», confirma Montesino. El encargado cuenta que el objetivo de esta actividad en concreto es «convencer a la gente de que detrás de todo árbol o bonsái creado en una maceta hay cultivo, un tipo de tierra, un agua específica, un abono específico y unas podas», de forma que hay diferentes etapas con un importante trabajo detrás, explica el responsable junto a distintas muestras que los visitantes curiosean y sobre las que preguntan, especialmente sobre el bonsái membrillo. Montesino explica que dichos bonsáis comenzaron a cultivarse hace nada más ni nada menos que alrededor de 30 años.

Asimismo, añade que es importante «crear afición» en este sentido: «Ibiza está muy limitada, todo el mundo trabaja en verano y durante estos meses ya no hay tanto tiempo para venir a nuestra escuela», confiesa.

No obstante, defiende el potencial de las especies de Ibiza: «Mucha gente no conoce que de un granado, una mata, una parra, un membrillo o una buganvilla puedes hacer un bonsái y decorar tu jardín», explica antes de llegar a la conclusión de que, en definitiva, no es necesario recurrir a árboles tropicales que «acaban muriendo», lamenta. «Nuestra riqueza es más que suficiente», defiende Montesino.

Dirigido a los ibicencos

Dirigido a los ibicencos

Carolina Palomino, que es, entre otras cosas, guía del jardín, explica que este proyecto también va enfocado a las personas residentes de la isla, no solo a los turistas: «Para ello nos hemos puesto en marcha ya en las redes sociales para que la gente de la isla se vaya acercando», explica.

Precisamente cerca de Palomino se encuentra otra visitante, también ibicenca. «Vimos publicidad en internet del lugar», explica Eva García. «Es el primer jardín botánico que hay en la isla y parece bastante interesante, ¿por qué no animarse a venir?», se pregunta. Sigue caminando hacia la entrada principal con un carrito y su bebé, con quienes rápidamente da comienzo la segunda visita guiada de este original jardín botánico, el primero de Ibiza.