El calvario que padece Valentina Assorbi desde que compró un piso en sa Penya parece no tener fin y, de hecho, se agrava. Después de trece años con el piso okupado en dos tandas y dos largos procesos judiciales para conseguir expulsar a los usurpadores de su casa, el jueves de la semana pasada fue agredida por dos hombres y una mujer que le causaron lesiones importantes. Ha presentado una denuncia contra ellos en la comisaría de la Policía Nacional. Le golpearon en la cabeza con una muleta y en el ojo con una silla, le arrancaron mechones de pelo y la arrastraron por el suelo. Tiene hematomas en la cabeza, lesiones en un codo y en las costillas.

La agresión se produjo en la calle Alt de sa Penya. Cuando consiguió escapar -«no sé ni cómo pude hacerlo, no sé de dónde saqué las fuerzas»-, bajó a la calle de las farmacias, la calle Aníbal, en la Marina, y encontró a dos agentes de la Policía Nacional. «Pero tenían trabajo y se tenían que marchar urgentemente a Cas Serres, así que me fui a casa» explicó ayer la mujer desde su residencia en Sant Josep. «Al día siguiente, que era viernes, dormí todo el día y, ya el lunes [después de recibir atención médica], presenté la primera denuncia en la comisaría, y después una ampliación con los datos de las personas que me atacaron», relató Assorbi, una información que consiguió gracias a la asociación Salvem sa Penya, a quienes la mujer está muy agradecida por su atención y solidaridad.

La primera atención médica la recibió en el centro médico de Sant Antoni. Después, de nuevo en casa, se desmayó y, con la ayuda de su marido fue al Hospital Can Misses. Allí, en Urgencias, remarcó Assorbi, estuvo tres horas esperando sin que la atendieran hasta que de nuevo se desmayó. Cuando se recuperó ya la atendieron, pero aún debía esperar, así que decidió acudir a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario.

La agresión se produjo cuando, a las diez de la noche, la mujer subió a recoger su coche a la calle Alt, donde lo había dejado por la mañana. Allí está su vivienda, que compró como inversión en el año 2000 y que ahora, por fin, después de los largos procesos de desahucio de los okupas, va a poder reformar. Cuando logró echarlos tuvo que instalar un sistema de alarma sin cables. El día de la agresión concertó una cita con el técnico de la empresa Prosegur porque la batería se había agotado. El técnico, que viaja desde Palma, se retrasó, y la mujer acabó pasando buena parte del día en sa Penya. En la calle Alt el Ayuntamiento de Ibiza está realizando obras, unos trabajos que, a juicio de Assorbi, son muy necesarios y van por buen camino, y el acceso al tráfico está cortado, de manera que hay unas vallas que impiden el paso de los coches.

«El jefe de obra me dio permiso para entrar con el coche, me dijo que abriera el pestillo y que retirara unos alambres, y así lo hice, pero ya por la noche me dijo que retirara el vehículo y que, después de abrir, cerrara de nuevo la valla, así que subí», narró la mujer. Cuando llegó de nuevo a la calle Alt se topó con un hombre con un palo que estaba muy molesto, al parecer porque había aparcado allí el coche.

«Le expliqué que tenía el permiso del jefe de obra y que iba a retirar el coche, pero él empezó a insultarme -'paya de mierda'- en una actitud muy amenazante con el palo». «Estaba borracho y dijo que estaba robando y que sa Penya es de ellos; me amenazó con el palo grande que tenía en la mano, me protegí con los brazos y llegó una mujer con una muleta y, sin pensárselo, me la lanzó; me dio en el ojo y yo la empujé para defenderme».

En el suelo

«Entonces salieron dos hombres de una casa y uno me tiró una silla a la cabeza, me golpeó en el cuello y las costillas y, ya en el suelo, llegó otro que me agarró del pelo, consiguió que me arrodillara e intentó arrastrarme con la cara contra el suelo, pero saqué fuerzas y me escapé, aunque me arrancó mucho cabello», rememoró la mujer ayer por la mañana.

Tras la primera denuncia, en la que la mujer relata lo sucedido, pidió ayuda a Salvem sa Penya. Gracias a la experiencia de esta asociación, consiguieron identificar a los presuntos agresores y la casa de la que salieron, una información que, a través de una ampliación, ya está en manos de la Policía Nacional.

Además, la mujer explicó que el primer parte médico, el del centro de Salud de Sant Antoni, en el que se relatan todas las lesiones, fue remitido por el propio hospital al juzgado de guardia, que tendrá que investigar lo sucedido.