Las calles Labritja y Buscastell confluyen en una zona de Ca n'Escandell en la que aún predominan las viviendas unifamiliares que décadas atrás transformaron una antigua finca agrícola en un barrio residencial de trabajadores a las afueras de Vila. Ninguno de sus vecinos sospechaba que, en este apacible entorno, acabarían recogiendo firmas para denunciar la inseguridad en la que aseguran vivir. Relatan que sufren un calvario desde principios de julio, despertándose todas las noches por el estruendo de peleas diarias que, en la madrugada del sábado pasado, culminaron con una reyerta que dejó un herido de arma blanca en una vivienda okupada que les amarga la convivencia. (Mira aquí las fotos de la vivienda)

El problema se remonta seis años atrás, cuando falleció el propietario de uno de los chalés antiguos de ca n'Escandell. «Entraron de okupas unos magrebíes y los herederos se desentendieron», recuerda un grupo de afectados en representación de todos los vecinos de estas calles, que prefieren guardar el anonimato por temor a represalias.

«Desde entonces, lo llamamos el Mercadona del trapicheo porque hay un trasiego constante de coches y personas que vienen un momentito, pillan y se van». «Se les puede escuchar perfectamente cómo quedan por teléfono y luego pasan los clientes al cabo de pocos minutos», cuentan al unísono. «Pero al menos esta gente venía enseguida, no causaban más problemas», admiten. Hasta el momento, también habían sufrido algún apagón cuando la casa okupa pinchaba la luz de un poste eléctrico, pero «nada comparado a lo que pasa en el último mes», coinciden.

Violencia doméstica

Los vecinos señalan que la población de okupas va oscilando a lo largo del año, «entre ocho y quince personas». «No todos dan problemas, hay buena gente, pero la peor de todos es una joven española». Las peleas a tres bandas que mantiene «prácticamente a diario» la chica con su exnovio y con su pareja actual, okupas en la misma vivienda, no les dejan dormir. «Se gritan durante horas de manera histérica, se oyen golpes, patadas en las puertas y acaban en plena calle». «Muchas veces llamamos a la policía y ya se han enterado porque otro vecino les acaba de avisar y nos dicen 'sí, los okupas de Ca n'Escandell, ya estamos de camino'».

En las primeras peleas domésticas, alguno de ellos llegó a auxiliar a la joven, después de que esta saliera a la calle gritando que la estaban agrediendo. Sin embargo, tras la pertinente llamada al 112, ella se desdecía cuando llegaba la policía. «Pero es la más agresiva de todos y la que más pelea», asegura todo el grupo. Uno de los afectados se ha encontrado con el coche rayado después de dar aviso al 112 de una de estas trifulcas.

Tras repetidas broncas, «a cualquier hora, dentro de la casa o en medio de la calle», en la noche del viernes al sábado de la semana pasada se agotó la paciencia del barrio. Ese día, la pelea se inició por la tarde y llegó a su punto culminante cerca de las cuatro de la madrugada. Después de oír ruido de platos o vajilla rompiéndose, «acabaron amenazándose con cuchillos».

Según relatan los vecinos y confirma el atestado de la Policía Local de Vila, uno los okupas fue herido con arma blanca y trasladado en ambulancia al Hospital de Can Misses, donde le dieron el alta tras curarle las heridas. La Policía Local acudió como apoyo de la Policía Nacional, que realizó las diligencias, pero la jefatura de Palma informó ayer de que no se había producido ninguna detención.

«El domingo a primera hora de la mañana volvieron a pelearse», lamentan. «Ahora nos ves bien porque llevamos dos días sin broncas por la noche y hemos podido dormir, pero es una situación insostenible», inciden.

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