Los pocos turistas y residentes que se aventuran a pasear por Dalt Vila a las cinco de la tarde, bajo un sol de justicia, sospechan que algo se cuece en los alrededores de la catedral cuando se topan por la zona con agentes de la Policía Nacional, cámaras, fotógrafos, periodistas y un buen número de políticos locales. Los visitantes continúan su paseo mientras el variopinto grupo aguarda impaciente la llegada de la ministra Reyes Maroto intentando buscar una sombra para hacer más llevadera la sofocante espera. Están los tres tenientes de alcalde de Vila, Elena López, Aitor Morrás y Carmen Boned; la concejala de Fiestas, Montse García, y el edil de Cultura, Pep Tur. También están los portavoces de los grupos municipales en la oposición, José Vicente Marí Bosó, del PP, y José Luis Rodríguez Poblador, de Ciudadanos. Poco después llegan el presidente del Consell, Vicent Marí, y el director insular de Turismo, Juan Miguel Costa. Unos minutos más tarde de la hora programada y acompañada por el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, aparece Maroto. Ha cambiado su atuendo de la mañana y se ha puesto ropa y calzado más cómodos y apropiados para la visita a Dalt Vila. Tras saludar con el codo a toda la comitiva lo primero que hace es pedir disculpas por la demora. «Perdonad el retraso. Estábamos en una comida distendida», comenta. (Ver galería de imágenes)

Al grupo se suman entonces arqueólogos y arquitectos que trabajan en las obras del Parador de Turismo, ubicado en el Castillo de Ibiza. Entre ellos están los directores de obra, Ignacio Lliso , Julián Manzano-Monís y Ramón Andrada.

Antes de comenzar la visita, todos los asistentes se tienen que equipar, por seguridad, con cascos y chalecos.

Durante el recorrido, la comitiva se detiene en el Patio de Armas. Allí uno de los arquitectos destaca que se ha recuperado la vista de la Torre del Homenaje, que es la más alta y mejor conservada de la fortaleza. La Ministra de Industria, Comercio y Turismo escucha atentamente las explicaciones de los encargados de obra, que le informan, mostrándole unos planos, de que en este patio está previsto construir un graderío con la intención de celebrar eventos. Luego se dirigen a la zona que será la recepción del Parador y al patio de la Casa del Gobernador. Pocos se acuerdan de guardar las distancias de seguridad y el calor es sofocante.

Los arquitectos muestran las obras que Acciona está llevando a cabo en lo que será el spa y luego suben una planta para visitar un par de habitaciones con baño. Rafa Ruiz enseña a Maroto la increíble panorámica desde las ventanas, antes de valorar «la tranquilidad» que podrán disfrutar los que se alojen en el futuro Parador.

Llega el momento de las declaraciones, en las que apenas se anuncian novedades. Maroto asegura que la voluntad del Gobierno central es terminar el Parador de Turismo, «si no hay ninguna incidencia, a finales de 2022». En ese sentido, insiste en que las obras de rehabilitación del Castillo y la Almudaina de Dalt Vila, que cuentan con un presupuesto de 21,1 millones, avanzan «a un ritmo adecuado» y asegura que Turespaña ya está trabajando para conseguir «muy pronto» la autorización que permitirá disponer de las grúas para que las obras prosigan. También interviene el alcalde de Vila, que hace mención a la construcción del aparcamiento subterráneo proyectado entre los baluartes de Sant Bernat y Sant Jordi, al túnel que lo conectará con el Parador y a la instalación de un ascensor, que posibilitarán que el Castillo sea «más accesible» para residentes y turistas. Después habla Vicent Marí, que al parecer, nunca antes había visitado por dentro «este enclave turístico único» que se convertirá en el primer Parador de Balears.