El 70,6% del caudal que llega a las depuradoras de Ibiza incumple los límites de salinidad que marca la normativa y se sitúa muy por encima de las cifras de las otras plantas del resto de las islas: 57,7% en Menorca, 39,1% en Mallorca y 32,8% en Formentera. La conselleria balear de Medio Ambiente dio a conocer ayer el resultado del primer estudio del nivel de salinidad del agua que llega a todas las plantas de las islas y que debe servir para que se adopten medidas para tratar de solucionar este problema. Para hacer este estudio, la conselleria de Medio Ambiente ha analizado los datos de los últimos cuatro años.

La salinidad del agua dificulta el proceso de depuración. Además, impide la reutilización del agua para riego de cultivos, según destacó ayer, a través de un comunicado, el conseller balear de Medio Ambiente, Miquel Mir.

Precisamente, el aprovechamiento del agua depurada para uso agrícola es «una de las principales demandas de los municipios», destacó.

Medio Ambiente atribuye el problema fundamentalmente al mal estado de la red de alcantarillado de los municipios y a las filtraciones de agua de mar que se pueden producir a través de fisuras (sobre todo en las canalizaciones más próximas a la costa), según constata el resultado de este estudio. Otra posibilidad es que, puntualmente, se produzcan vertidos ilegales de salmuera de desaladoras privadas a la red de saneamiento. Es el caso, parece, de lo que sucede en Formentera, donde se producen grandes oscilaciones en las cifras anuales.

Vertidos de salmuera

Vertidos de salmuera

En Formentera sólo hay una depuradora gestionada por la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa pública dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente. Mientras que en 2016 el 50,7% del caudal de aguas fecales que entró en la depuradora incumplía los parámetros de salinidad, en 2017 y 2018 ya no se produjo este problema y el 100% del agua era apta. Sin embargo, el año pasado, el porcentaje de agua residual con excesos de cloruros se disparó al 80,7%.

También se detectó un claro componente estacional (la salinidad aumentó en los meses centrales de la temporada turística), lo que evidencia que, en este caso, el exceso de salinidad se pueda deber al vertido a la red de alcantarillado de la salmuera de la desaladora privada de algún establecimiento turístico.

El secretario general de Abaqua, Juan Calvo, explica que ya ha informado de esta situación al Consell de Formentera y que este se ha comprometido a «buscar en la red donde se localizan los focos de estos posibles vertidos de salmuera para eliminarlos y penalizar esta práctica ilegal». Los técnicos de Medio Ambiente consideran que se trata de algún establecimiento turístico que depura con una planta propia agua de pozo y luego vierten la salmuera a las alcantarillas, según Calvo.

Filtración marina en Ibiza

Filtración marina en Ibiza

En el caso de Ibiza, los datos de salinidad de las aguas residuales son más homogéneos (pocas variaciones anuales y mensuales), lo cual indica que el problema se debe a filtraciones de agua marina a través de fisuras en las canalizaciones de la red de saneamiento, sobre todo en las más próximas a la costa.

De todos modos, la conselleria de Medio Ambiente constata, en los últimos años, «una ligera tendencia hacia un mayor cumplimiento de los parámetros que establece el Plan Hidrológico de Balears». En 2016, el 80,1% del caudal de aguas residuales que entró en las depuradoras de la isla tenía un exceso de salinidad, en 2017 se situo en el 60%, en 2018 en el 73,3% y el año pasado, en el 69,4%.

El conseller balear de Medio Ambiente recuerda que las depuradoras no están destinadas a la desalinización de las aguas fecales y que, tras el proceso de depuración, se mantiene la misma concentración de cloruros. Por todo ello, el conseller pide a los ayuntamientos que, «en el marco del pacto por el agua», adopten «las medidas necesarias para revertir esta situación».