Hace un año, cuando no éramos conscientes de que vivíamos en la normalidad (y los más afortunados, en la gloria), en Ibiza trabajaron 79.187 personas en mayo. El pasado mes, durante el estado de alarma, sólo hubo 61.139 afiliados a la Seguridad Social en la isla, aunque muchos de ellos estaban acogidos a los expedientes de regulación de empleo. Es decir, a pesar de los ERTE, la pandemia ha volatilizado 18.048 empleos, el 22,8% de los que había hace un año. Hay que remontarse al año 2014 para encontrar un dato peor (58.541).

Lo de Formentera, pese a haber ido adelantada una fase durante todo el estado de alarma, fue aún peor. En mayo sólo había 4.188 cotizantes de la Seguridad Social en esa isla (y no todos trabajando), 1.753 menos que en ese mismo periodo de 2019, es decir, un 29,5% menos. En este caso, es la peor cifra desde el año 2013 (4.179).

En total, al acabar mayo se habían destruido en las Pitiusas 19.801 puestos de trabajo, el 23,2% de los que había hace 12 meses. Y ha ido a peor conforme avanzaba el confinamiento: en abril, la cifra de empleos fulminados ascendía a 11.327, un 16,2% por debajo de los que había un año antes.

El de las Pitiïuses es el peor porcentaje de caída del empleo de la Comunitat Autònoma. En Mallorca (392.428 afiliados) hay un 11% menos de puestos de trabajo (48.504 menos). En Menorca (30.737 cotizantes), un 14,7% menos. La paralización económica derivada de las medidas adoptadas para frenar la expansión del coronavirus se está cebando, pues, con Ibiza y Formentera.

Bofetón a comercio y hostelería

Bofetón a comercio y hostelería

Si las Pitiusas acabaron abril con un millar menos de autónomos que un año antes (una reducción del 7%), aún peor fue en mayo, cuando dejaron de cotizar 1.792 (-12%) en términos interanuales. En Ibiza estaban de alta 12.295 autónomos, un 11% menos (la menor cantidad en el último lustro); en Formentera, 880 (el peor dato desde 2010), un 20% menos.

El bofetón de esta crisis lo ha recibido, en toda la cara, el sector servicios, cuyas cifras causan estupor. Por ejemplo, el comercio al por menor de Ibiza (5.487 trabajadores, muchos en ERTE) llevaba 12 años (de los que hay constancia estadística) sin ocupar a tan poca gente en mayo. Respecto a 2019, la destrucción de empleos alcanza ya el 23,6%. En Formentera hay 459 afiliados del comercio al por menor, los mismos que en 2009. Allí la caída es del 37%.

Tampoco se libra el comercio al por mayor (-18,7%) ni, como era de esperar, la hostelería, donde el daño es especialmente grave. Los servicios de alojamiento tenían en mayo 9.915 cotizantes en Ibiza, 5.000 menos que un año antes (-33,8%), y 767 en Formentera (-33,7%). Los datos de junio y, especialmente, de julio serán determinantes para saber cuántos puestos de trabajo se pueden recuperar esta temporada: si no llegan turistas (previsiblemente, los británicos vendrán con cuentagotas), la sangría será histórica.

El Covid-19 también ha afectado a la línea de flotación de los servicios de comidas y bebidas de Ibiza, que sólo contabilizaron 9.226 empleos, un 37,6% menos: son 5.568 trabajadores menos, amén de los que están camuflados en los ERTE. Hay que viajar en el tiempo hasta 2012 para encontrar un registro con menos camareros y cocineros. En Formentera, el batacazo fue mayor: allí había 920 afiliados de ese subsector, un 44,5% menos.

Mejora la construcción

Mejora la construcción

Quienes prefieran ver el vaso medio lleno deben fijarse en el sector de la construcción, donde hay datos que animan a pensar que algo va a mejor. En Ibiza tenía 8.217 trabajadores, 384 menos que hace un año, lo que supone un descenso del 4,4%. Y sí, es un buen dato porque sólo un mes antes, en abril, la destrucción era del 11,5%, con casi un millar menos de cotizantes. De hecho, en Formentera incluso hay más empleos en el ladrillo ahora que hace un año: tiene 509 afiliados, un 4,5% más.

En el transporte de Ibiza también se notan los efectos de la parálisis: el terrestre ha perdido el 33% de sus empleos (un millar); el marítimo, el 36,5% (unos 250), y el aéreo, un 20%.

Por municipios, los más afectados son Sant Antoni y Sant Josep, con un 28% y un 29%, respectivamente, menos de puestos de trabajo. En Ibiza, la destrucción alcanza el 20,8%, mientras que en Santa Eulària las cosas van relativamente mejor: -18%.

El número de empresas de alta, 8.625 en las Pitiusas, es un 17,6% inferior al de hace un año. Son 1.843 menos, lo que también invita a no verlo todo negro tizón, pues en abril eran 1.894 menos y el porcentaje ascendía entonces al -20%.

En un mes (de abril a mayo) ha mejorado el número de comercios al por menor abiertos, que de 802 han pasado a 894, pero siguen siendo un 23% menos (-266) que los que funcionaban en 2019. Muchos ya no abrirán este año y, de hecho, los carteles de se alquila y se traspasa ya forman parte del decorado urbano.

En Ibiza había en mayo un 22,7% menos de empresas de hostelería con trabajadores de alta en la Seguridad Social (no todas operativas, buena parte con ERTE). De ellas, 398 eran de alojamiento, un centenar menos que hace un año, así como 1.077 de comidas y bebidas, unas 340 menos.