El Recinto Ferial, que desde hace unos días acoge las ITV móviles, podría haber sido el Palacio de Hielo ibicenco si el coronavirus hubiera mostrado en las Pitiusas su cara más letal. Era una de las opciones que estaban en mente cuando el Consell de Ibiza, en los primeros compases de la pandemia, ofreció este espacio a la conselleria balear de Salud. El recinto ferial podría haber sido la gran morgue del Covid-19. También el Ifema pitiuso, un gran hospital de campaña en el que acoger a todos los contagiados. O, incluso, un mastodóntico almacén en el que custodiar mascarillas, guantes, gafas, buzos, batas impermeables... Todo el material de protección que, aunque sea jugando al tetris, los profesionales de logística han conseguido embutir en el almacén de Can Misses. El recinto ferial de Ibiza es sólo uno de los porsiacasos previstos para afrontar el coronavirus que, por suerte, no ha sido necesario poner en marcha.

Otro de los planes de contingencia que se han quedado en el papel ha sido la utilización del gimnasio del servicio de Rehabilitación del Hospital Can Misses para acoger enfermos con coronavirus. A principios de abril, los trabajadores de mantenimiento del edificio dedicaron una semana a instalar en la sala en la que normalmente se hacen la sesiones de fisioterapia 25 tomas de oxígeno. Esto hubiera permitido colocar 25 camas para contagiados que necesitaran hospitalización. «En una semana estuvo listo», indican desde la gerencia del Área de Salud de Ibiza y Formentera antes de matizar que no se llegaron a instalar las camas ya que, en el caso de que se hubiera tenido que usar ese espacio, éstas se hubieran colocado en un momento. «Lo importante eran las tomas de oxígeno, que se quedan por si en algún momento hicieran falta», señalan.

Con éstas, el número de camas Covid disponibles en las Pitiusas ha sido de 265: un total de 25 en Rehabilitación, 73 en las plantas F y G de Medicina Interna, 33 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), 56 en la Unidad de Media estancia Ca na Majora y 78 en el hotel medicalizado. De ellas, no se han llegado a ocupar ni la mitad y algunos de estos recursos preveían, incluso, la posibilidad de crecer aún más si hubiera sido necesario.

«Nos hemos preparado para lo peor», indican desde la gerencia del Área de Salud de Ibiza y Formentera, que destaca que comenzaron a planificar estos dispositivos especiales «con la previsión de que la situación en las Pitiusas pudiera alcanzar cotas como las que se estaban viendo en algunas zonas de España e Italia». «Afortunadamente algunos no ha sido necesarios ponerlos en marcha y otros han tenido una utilización parcial», señalan.

La segunda Ca na Majora

La segunda Ca na Majora

Uno de los que se ha quedado a medias ha sido la Unidad de Media Estancia Ca na Majora, habilitado en la planta baja y la primera del viejo Hospital Can Misses, donde antiguamente estaban las habitaciones de Maternidad y Cirugía. Con la reforma a punto de terminar, Salud pidió ayuda a las instituciones y empresas de la isla para montar 56 camas: 30 en las 15 habitaciones de la planta baja y las 26 restantes en las 13 del primer piso. Esta segunda planta, aunque está perfectamente amueblada y lista para acoger enfermos, no se ha abierto. «No ha sido necesario», indica un portavoz de la gerencia, que señala que la máxima ocupación de este recurso se registró entre el 13 y el 17 de abril, cuando se hospitalizó a diez internos de la residencia Reina Sofía. En un primer momento Ca na Majora se planteó como un espacio para ingresar a enfermos convalecientes, sin embargo, cuando se dieron los primeros casos de contagio entre mayores que viven en residencias, se le dio ese uso a la unidad. «Este recurso ha permitido descongestionar Medicina Interna, que sin él se hubiera visto comprometida», reconocen desde la gerencia.

Uno de los recursos especiales para el coronavirus puestos en marcha y más infrautilizado ha sido el hotel medicalizado. Éste estaba pensado para acoger pacientes confirmados con Covid-19 cuyo estado leve permitiría que se quedaran en casa, pero que no podían hacerlo por cuestiones sociofamiliares: casas con muchos residentes y poco espacio, que no garantizaran un espacio aislado para el contagiado o en el que convivieran con personas de riesgo. «Era algo voluntario», indican antes de señalar que también se ofrecía a personas que debían permanecer aisladas a la espera de saber si estaban o no contagiadas.

El hotel ofrecía tres plantas de 39 apartamentos cada una, un total de 117. En un primer momento, sin embargo, únicamente se habilitaron dos de ellas, es decir, 78 habitaciones, para estos usuarios. El número máximo de habitaciones ocupadas de forma simultánea fue apenas de diez, tres de ellos contagiados con coronavirus. La baja incidencia del coronavirus en las Pitiusas y su mínima ocupación fueron las causas de que el Área de Salud Pitiusa desmantelara el hotel medicalizado. En ese momento había únicamente un paciente ingresado al que se trasladó a la Unidad de Media Estancia a pesar de que no procedía de ninguna residencia. «Era una cuestión de eficiencia. No se podía mantener a todo el equipo previsto para ese dispositivo con un solo paciente», justifican.

Desde el Consell de Ibiza, que actuó como intermediario con la Federación Hotelera para la cesión de este espacio, indican que se escogió este hotel de ses Figueretes por las posibilidades que ofrecía. No sólo un gran número de apartamentos en un primer momento sino, además, la posibilidad de ampliar este recurso, en el caso de que hubiera sido necesario, con el hotel que se encuentra justo al lado. Otro de los motivos por el que se escogió el Tropical Garden entre los establecimientos que ofrecieron los hoteleros de Ibiza fue la «gran explanada» con la que cuenta en su exterior. Ésta, explican desde el Consell, permitía montar en ella un hospital de campaña con carpas.

Otro de los porsiacasos que no llegó a utilizarse fue el bloque quirúrgico, el último eslabón de la cadena de espacios que permitían aumentar las plazas de la UCI. Primero ésta se amplió de 12 camas a 15 reservadas para los pacientes con coronavirus más graves. Otras once plazas se habilitaron para los pacientes críticos sin Covid en la Unidad de Reanimación y Postanestesia. A éstas se sumaron las 18 camas que se instalaron en la zona quirúrgica, tres en cada uno de los quirófanos que se habían cerrado por la pandemia. Estas 18 plazas no se usaron más que en una ocasión y de forma «puntual» para instalar a un enfermo que, tras mostrar mucha mejora, debía pasar a planta. «No fue necesario este recurso», indican desde la gerencia del Área de Salud, que hace hincapié en «el esfuerzo» y «la implicación» de los profesionales y los voluntarios que han colaborado en los planes de contingencia que, entre finales de marzo y principios de abril, se diseñaron por si el coronavirus llegaba a las Pitiusas con alma de apocalipsis.