El Ayuntamiento de Sant Josep tomó la decisión de cerrar el acceso a Cala Bassa ayer, después de que la Policía Local constatase que no se estaban respetando las normas de la fase 2 de la desescalada decretadas por el Gobierno. Tras exigir a quienes estaban en el arenal que se repartiesen por toda la extensión del mismo para mantener los dos metros mínimos de separación estipulados, agentes de la policía municipal procedieron a cortar el acceso a la playa.

El aviso lo dio la dotación de Protección Civil de una de sus embarcaciones que recorre la costa del municipio. A la altura de Cala Bassa advirtieron que había una elevada concentración de gente, motivo por el cual avisaron a la Policía Local y al Ayuntamiento de Sant Josep. En un primer momento, voluntarios de la agrupación de Protección Civil del municipio exhortaron a los asistentes a la playa a que se separasen y se repartiesen por toda su extensión, para cumplir así con los dos metros de separación obligatoria.

Ante este primer llamamiento, unas decenas de personas decidieron abandonar la playa. Minutos más tarde, hacia las 15 horas, llegó la primera patrulla de la Policía Local de Sant Josep que recordó a los presentes que debían cumplir con las normas de la fase 2: una separación mínima de dos metros y grupos de 15 personas como máximo.

Tras la dispersión de los bañistas a lo largo de la playa y aunque su número no era superior al aforo permitido con las actuales restricciones sanitarias, el coordinador municipal de playas propuso el cierre de los accesos para evitar la llegada de más usuarios. La Policía Local valoró la situación y el alcalde, Josep Marí Ribas, ratificó la decisión de cerrar Cala Bassa. El cierre se produjo minutos antes de las cuatro de la tarde.

A vista de dron

En su valoración de la necesidad de cerrar la playa o no, la Policía Local utilizó el dron para, desde el aire, observar la disposición de los bañistas. Al mismo tiempo, otros dos agentes acudían a ses Salines para comprobar si en una de las mayores playas de la isla se corría el mismo riesgo que en Cala Bassa. Sin embargo, tras la comprobación el Consistorio decidió dejar ses Salines abierta.

Los efectivos de la policía municipal y de Protección Civil mantuvieron la vigilancia necesaria durante la tarde de ayer, hasta que la playa de Cala Bassa se fue vaciando, al tiempo que desaconsejaban ir a Platges de Comte, donde se temía una gran afluencia de personas atraídas por la puesta de sol.

La vigilancia se mantuvo en la carretera, no permitiendo que llegasen más bañistas pero también con nuevos vuelos del vigilancia del dron de la Policía Local, como el que se efectuó sobre las 17.15 horas y en el que se podía ver a los asistentes más dispersos, aunque con algún que otro grupo que seguía sin respetar la distancia de seguridad.

Cala Bassa es una de las dos primeras playas en las que el Ayuntamiento de Sant Josep ha autorizado la instalación de los primeros lotes de hamacas y sombrillas. La otra es Cala Tarida. En ambos casos, estas concesiones de playa están ligadas a establecimientos de restauración. De hecho, ayer por la tarde los restaurantes de Cala Bassa estaban abiertos atendiendo a los presentes en la playa. La playa estaba bastante llena, de familias con niños pequeños, jóvenes y público de todo tipo.

Conscientes de la situación, tanto la policía municipal como las agrupaciones de Protección Civil mantendrán hoy domingo la vigilancia sobre las playas del municipio.