La noche del 20 al 21 de mayo los profesionales de Ginecología y Obstetricia del Hospital Can Misses atendieron el primer parto de una mujer diagnosticada con coronavirus de las Pitiusas. Hace algo más de dos meses que el servicio se preparó para atender a estas mujeres. Dejó dos habitaciones de Maternidad para el aislamiento de pacientes contagiadas, estableció nuevos circuitos y suprimió las clases colectivas de preparación al parto.

La familia reside en Formentera, así que cuando la mamá dio positivo en coronavirus ya tenían claro que el parto se atendería en Can Misses. Cuando la mujer comenzó con los pródromos del parto, «los primeros dolores», indica el jefe de Ginecología, Rodolfo Moreno, se la trasladó al Hospital Can Misses en el helicóptero del 061. «Ha sido un parto normal y tanto la madre como el bebé se encuentran bien. Están en planta, recuperándose», indicó el médico, que explicó que una de las medidas que se ha adoptado es practicar a las embarazadas una prueba PCR cuando se encuentran en la semana 39 de gestación.

La madre es una mujer joven, sana y asintomática, detalla el jefe del servicio. Y el bebé no tiene coronavirus. El ginecólogo recuerda que «no hay constancia» de que el virus se transmita de la madre al feto a través de la placenta, lo que se conoce como transmisión vertical». Ahora lo que han extremado son las precauciones para que no se produzca un «contagio horizontal», es decir, por contacto.

Ni besos ni visitas

Ni besos ni visitasLa madre y el niño se encuentran en una de las habitaciones de aislamiento que habían preparado en la planta de Maternidad para cuando llegara este caso. «Si se encontrara mal, con síntomas graves, se la hubiera ingresado en otra de las plantas específicas, pero como está perfectamente está aquí», comenta el jefe del servicio. Los profesionales le han recomendado a la madre que le dé el pecho al recién nacido: «No hay riesgo de contagio y está demostrado que es lo mejor para el bebé». Eso sí, lo hace, explican los profesionales, con mascarilla y otras protecciones para evitar el contagio. «No puede darle un beso», contesta Moreno cuando se le pregunta si la madre puede hacerlo. La madre debe usar guantes también para atender al pequeño. «Puede darle todos los cuidados tomando ciertas precauciones», defiende el especialista, que destaca la importancia de, incluso en esta situación, no separar a la madre y al recién nacido.

En la habitación, acompañando a la madre y al bebé, puede haber una persona. «Suele ser la pareja, pero también otra persona», comenta. Lo que no pueden es recibir visitas. La familia y los amigos deberán esperar aún unas semanas para conocer al bebé. En persona. «Se han hecho televisitas», comenta el jefe de Ginecología de Can Misses, que reconoce la «incertidumbre» que la situación genera en las madres y padres a la hora de atender al bebé.

En estos dos meses no había sido necesario activar ninguno de los protocolos establecidos. Los 182 partos que han atendido durante este tiempo eran de mujeres sin coronavirus, según los resultados de las pruebas PCR que se les han practicado. Un total de 173 de estos alumbramientos se han producido en el Hospital Can Misses y los nueve restantes, en Formentera.

Desde el servicio destacaron ayer, además, que durante este tiempo se ha mantenido «muy baja» la tasa de cesáreas. Únicamente se ha practicado en el 10,2% de los partos, cifra que se encuentra dentro de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que el porcentaje de cesáreas debe mantenerse por debajo del 15%.

Además de las dos habitaciones para mujeres con coronavirus y sus recién nacidos, el circuito específico de Covid-19 del servicio incluye una sala de dilatación específica para estas pacientes así como una consulta de exploración también para parturientas que han dado positivo en las pruebas. Durante estas semanas las visitas a las mujeres embarazadas se han trasladado al edificio de consultas, donde no se mezclan con el resto de pacientes y adonde sólo pueden acudir con un acompañante para minimizar los riesgos de contagio. Además, el personal de paritorio se ha organizado en diferentes equipos, siempre los mismos, para evitar que, en el caso de que uno de ellos se contagiara, hubiera que poner en cuarentena a todos los profesionales del servicio.

Medidas de protección

Medidas de protección

«Los profesionales siguen todas las medidas de protección, pero sin dejar de lado todas las premisas de humanización del parto», matiza el jefe de Ginecología antes de indicar que, en el momento en que una enferma con coronavirus llega a Can Misses para tener a su bebé, se contacta con el servicio de Pediatría, por si acaso. El médico insiste en que los datos señalan que no hay más riesgos para el bebé en estos partos que en los de las mujeres que no tienen coronavirus.

El jefe de Ginecología explica que las mujeres embarazadas son jóvenes y, en general, están sanas, por lo que lo habitual es que puedan vivir el proceso del parto de una forma normal. De hecho, si se encuentran bien, como es el caso, lo normal sería que madre y bebé recibieran el alta y, dado que no presentan síntomas, permanezcan aislados en sus casas con seguimiento y control por parte de los servicios de Pediatría y de Ginecología. En los últimos meses son las matronas las que visitan en sus domicilios a las madres y los recién nacidos para que no tengan que desplazarse a los centros de salud.

Como se hace con el resto de los contagiados, no se les retiraría este aislamiento hasta que la madre diera negativo en dos pruebas PCR de coronavirus realizadas con una semana de diferencia.

En este caso, sin embargo, como la familia es de Formentera, el regreso a su casa se complica, reconoce el jefe del servicio, que explica que en estos momentos están buscando la mejor forma de que la madre y el bebé puedan volver a su casa. Confían en encontrar una fórmula en breve. «Tenemos que ver cómo lo articulamos, pero estamos trabajando en ello», comenta antes de concluir: «Mientras, se quedan con nosotros, aquí, donde los cuidaremos mucho y les trataremos con mucho cariño».