Un estudio realizado por el Consell Econòmic i Social (CES) de Balears cifra la caída de la economía del archipiélago en más de un 22% este año y la pérdida de empleos en unos 130.700. Esta será, a grandes rasgos, la factura que le pasará la emergencia sanitaria a las islas. Y, subraya el CES, la van a pagar muchos sectores arrastrados por la caída del turismo.

Este organismo ha realizado un «cálculo del impacto del coronavirus en la economía balear por ramas productivas» para tener una idea más exacta de la dimensión del agujero que dejará el coronavirus en la economía. El hundimiento del Valor Añadido Bruto (VAB), un 22,2%, y la pérdida de 130.700 empleos, casi el 26% del total, será una realidad, precisa el CES, «si las medidas [de alivio de la economía] propuestas por los gobiernos no se pusieran en marcha».

El abanico de damnificados va a ser diverso. La peor parte se la llevará el turismo, pero el 'tsunami' golpeará con fuerza a todos los sectores. Las ramas de la economía vinculadas al turismo (hostelería, almacén y transporte), caen un 58% en conjunto hasta diciembre, con una pérdida de empleos del 59%.

Los daños no serán mucho menores en las actividades que el CES califica de «no directamente turísticas». Experimentarán una caída de 2.957 millones de euros (el 41,95%) y la pérdida de 65.917 empleos, el 50,43% del total. «El sector hotelero tendrá enormes dificultades en el futuro inmediato, si no se aclaran sobre todo las situaciones sanitarias, endógenas y exógenas. Y su capacidad de arrastre es la que, en parte, explica el efecto negativo sobre el resto de actividades», afirma el informe económico.

Desastre al margen del turismo

Desastre al margen del turismo

El CES se detiene en la pérdida de esos 66.000 puestos de trabajo no directamente relacionados con el turismo que desaparecerían del mercado laboral de las islas en los próximos seis meses: «Infiere un golpe enorme en el tejido empresarial, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas que son, atendiendo a las ramas productivas trabajadas, las que protagonizan este importante bloque económico».

El más perjudicado será el subsector de las actividades recreativas y de entretenimiento, y reparación de artículos de uso doméstico, que perderá 28.829 empleos. Le seguirán el comercio al por mayor y al por menor y reparación de vehículos (19.312); las actividades profesionales, técnicas y administrativas ( 8.223); la industria y la energía (4.807); y la construcción (2.417).

Los descensos en el sector turístico serán muy relevantes. El estudio vaticina que la hostelería sufrirá un hundimiento de la actividad del 80% en julio y agosto, y del 75% entre septiembre y diciembre. Para el transporte y almacén estima una caída del 80% entre julio y septiembre -y del 75% de octubre a diciembre. La construcción sufrirá menos: un 60% de caída en verano y un 55% entre octubre y diciembre.

El documento concluye con unas «recomendaciones de urgencia» que implican al ámbito público y al privado y que deberían servir para mitigar el impacto de una emergencia social que ya es palpable.

Uno de los motores de la recuperación debería ser la construcción, «uno de los sectores que de manera más rápida se puede poner en marcha». En este sentido, el CES propone «agilizar los trámites administrativos de todo lo que se refiere a licencias en suelo urbano por obra nueva y reformas».

Ejecutar ya los proyectos existentes para instalar placas fotovoltaicas «podría dar trabajo a 8.000 trabajadores en un año», calcula el informe, que también apela al potencial de la náutica.

Del mismo modo, reclama a las administración su implicación invirtiendo en tratamiento de aguas residuales, en equipamientos públicos, agilizar promociones de vivienda y potenciar conciertos en dependencia y salud, entre otras iniciativas.