La crisis desencadenada por el Covid-19 dejó en abril una profunda herida en el tejido laboral de las Pitiusas, donde el paro creció un 88,2%. El SOIB contabilizó 10.068 personas sin empleo en estas islas, 4.718 más que hace un año. En este mes sólo hay dos datos peores: el de 2010 (10.220) y el de 2012 (10.185). Pero esto no ha hecho más que empezar y los ERTE desvirtúan esa cifra, pues quienes están acogidos a esos expedientes de regulación temporal de empleo no son incluidos en la estadística del paro.

El panorama es desolador. Por islas, Ibiza cuenta ya con 9.711 parados, un 87,7% más que hace un año. Con 12 meses de diferencia, tiene ahora 4.538 personas más apuntadas al SOIB que en abril de 2019. En Formentera no pinta mejor: allí hay 357, un 101,7% más que hace un año. Se ha doblado la cifra de 2019, cuando en vísperas de la temporada sólo se contabilizaron 177.

Las Pitiusas, tan dependientes del turismo, son las islas de la Comunitat Autònoma que han recibido el golpe más brutal de esta crisis. El crecimiento del paro en Mallorca fue del 58,7% (57.009 personas sin empleo), mientras que en Menorca fue del 57,9% (5.465).

En la hostelería ibicenca, el aumento ha sido espectacular, del 126%, y nada menos que del 266,7% en Formentera. En el comercio, del 88,5%. En la construcción, del 92,4% (en Formentera del 82%), detalle muy preocupante porque, en caso de que el turismo no remonte, ese sector debería funcionar como motor (auxiliar) de la economía y aliviar, en lo posible, el desempleo. La industria (57%) y la agricultura (46,7%) de Ibiza también han sido golpeadas severamente.

Debido a la parálisis en la que está sumida nuestra economía, las contrataciones se hundieron. A plomo. Sólo hubo 1.585 en Ibiza, 7.867 menos que hace un año, lo que se traduce en una caída del 83,2%. En Formentera se contabilizaron sólo 70 contratos, 588 menos que los de 2019 (-89,4%). Los porcentajes son similares en Mallorca (-84,6%) y en la isla de Menorca (-84,6%).

Ningún sector se libra

Ningún sector se libra

La más afectada ha sido la hostelería, con un 93,3% menos de contrataciones en Ibiza y un 97,2% en Formentera. No se han librado ni la construcción (-47% en la mayor de las Pitiusas) ni el comercio (-81,1% y -90,47%, respectivamente).

No es de extrañar, pues, que el sindicato UGT calificara ayer de «catastróficas» las cifras del paro y de la afiliación, y pidiera prolongar las condiciones de los ERTE. Según la secretaria de Acción Sindical y Comunicación de UGT, Ana Landero, la pandemia tiene efectos «devastadores» en el empleo y deja en evidencia «la vulnerabilidad y la fragilidad» del mercado laboral de estas islas, pues está basado en una contratación «temporal y precaria». De hecho, la mayor parte del recorte de afiliados de las Pitiusas en marzo fue de empleos temporales.

El conseller de Trabajo, Iago Negueruela, coincidió con UGT en que los datos del desempleo «tienen que hacer reflexionar sobre la temporalidad del empleo». «Ahora -dijo- vemos la crudeza de tener un porcentaje de temporalidad demasiado elevado».

Para la presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB), Carmen Planas, se confirma «la absoluta necesidad de impulsar la actividad en sectores capaces de satisfacer la demanda interna y, en paralelo, acelerar la recuperación del turismo». La presidenta subrayó que la «destrucción de empleo sin precedentes» de abril demuestra «la especial incidencia» de la crisis en estas islas. De ahí que apueste por «estimular el arranque de la economía», pues «tan importante como proteger la salud de los ciudadanos es mantener la salud de las empresas» y que la situación no derive «en una crisis social de impredecible magnitud».