Poco tiempo (apenas minutos) tardaron los bancos en telefonear a sus clientes en cuanto, tras comenzar la crisis del coronavirus, aparecieron los créditos ICO para las pymes, avalados por el Estado al 80%: «Nada más surgir esa orden, la banca se lanzó a ofrecernos ese producto», cuenta Alfonso Rojo, presidente de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef). El objetivo del Gobierno era que el dinero fluyese ante el temor de que, ante la falta de liquidez por la hibernación de la economía, empezaran a caer negocios como castillos de naipes. Pero no todos los empresarios pitiusos se han podido agarrar a ese bote salvavidas y han empezado a surgir las críticas.

Rojo asegura que muchos empresarios «se quejan de que no tienen acceso a los ICO porque sus negocios estaban mal o muy mal antes de que estallara esta crisis». Ahora se van a ver «abocados al cierre porque no les concederán esos créditos, que teóricamente deberían salvarles», al no tener saneadas sus cuentas, que es uno de los requisitos para conseguir el visto bueno previo de los bancos. El presidente de la Pimeef señala que «esa falta de beneficios puede deberse a muchos criterios», por ejemplo, a «inversiones muy fuertes, lo que las ha dejado muy endeudadas».

El presidente de las pymes pitiusas defiende que «los créditos ICO deberían ser más rígidos y estar más controlados por el Estado». Cree, por ejemplo, que «se debería unificar el tipo de intereses». Los hay al 1%, «dinero que venía del remanente que no se gastó por la quiebra de Thomas Cook». Pero luego hay una amplia variedad, «según el banco y el tipo de cliente». «Si eres bueno -explica- te dan un interés preferencial, si eres un cliente normalillo, sin volumen importante, otro más alto. Oscilan hasta el 2,5 o 3%».

También critica que muchos bancos «están reconvirtiendo algunos productos que tenían, como pólizas, en créditos ICO. Han traspasado ese crédito que tenían previamente a este nuevo producto, cuando el criterio debería ser que ese capital esté al alcance de quien lo necesite ahora».

Considera, en ese sentido, que existen malas praxis y que las entidades bancarias «no deberían intentar ganar dinero» en la actual situación: «De lo que se trata ahora es de que las empresas podamos subsistir. Mal lo vamos a lograr si todo consiste en engordar en exceso a la banca». Rojo recuerda que, en la pasada década y debido a la crisis de 2008, «se tuvo que rescatar a bancos y cajas de ahorro, un dinero que aún no han devuelto. Ahora es el momento de rescatar a las empresas. Y no se debe hacer a base de dar créditos que no se puedan pagar por sus elevados intereses».

De ahí que exija al Estado «más rigidez», para que la concesión de créditos ICO no dependa de la criba previa bancaria, y que el dinero «llegue con mucha más fluidez», pues «el papeleo es brutal. Lo pides y a lo mejor en un mes aún no lo tienes concedido».

«Los ISBA, mejor»

«Los ISBA, mejor»

Rojo opina que los créditos avalados por la Sociedad de Garantía Recíproca balear ISBA «funcionan mucho mejor que los ICO» gracias a «su rapidez y por la cercanía, dado que es el Govern balear el que los avala». Y sus intereses «son muchísimo mejores, mucho más baratos». Están subvencionados, además, por el Govern «en un punto y medio sobre ese interés». «En este caso -explica el presidente de la Pimeef-, los bancos tienen acuerdos con el ISBA que fijan el interés a menos del 2%. Como un punto y medio está subvencionado por el Govern, al final queda sobre el medio punto de interés». El tope son 300.000 euros por empresa.

José Antonio Roselló, vicepresidente de la CAEB, advierte, no obstante, que para los créditos avalados por el ISBA, «aunque se ha flexibilizado, sigue habiendo análisis de riesgo, como es lógico, por parte del banco. Las entidades no pueden abrir la mano de tal modo que esto se convierta en un coladero». A su juicio, es lógico, pues «los bancos han de ser muy escrupulosos para evitar que sus balances se llenen de activos tóxicos». En ese sentido, «se están basando en un análisis bancario puro». Y duro.