El confinamiento obligado por el estado de alarma a causa del coronavirus ha convertido los hogares de las mujeres que conviven con maltratadores en un espacio de tortura en el que se encuentran a merced de agresor. El incremento de llamadas al servicio de 24 horas de atención del IBDona demuestra que «conforme se va alargando el confinamiento aumenta la violencia contra las mujeres», según resalta la directora del Institut de la Dona, Maria Durán.

Las cifras son concluyentes. Desde el 13 de marzo al 20 de abril el teléfono de atención (971 178989 ó el 016) ha recibido un 8 por ciento más de llamadas que en el mismo período del pasado año, pasando de 363 a 392. Si a eso se le suman los 29 mensajes a través de la línea de whatsapp abierta el pasado 28 de marzo (en el teléfono 639 837 476), el incremento de avisos por maltrato ha aumentado en un 16 por ciento.

La situación empeora

La situación empeora

Conforme pasan los días de confinamiento los datos reflejan que la situación empeora. Así, en la primera quincena de abril se recibieron 156 llamadas, frente a las 129 de los quince días anteriores. A ello se suma, según resalta Durán, que los casos de violencia contra las mujeres que se están produciendo «son de mayor gravedad que antes del confinamiento, según están comprobando los consells insulars que ahora tienen las competencias del contacto directo con las maltratadas».

Entre estas llamadas se ha detectado un aumento de «muchas mujeres mayores de 65 años que nunca habían denunciado a pesar de llevar toda la vida padeciendo maltrato y que se ponen en contacto para pedir información». Durán resalta que en 2018 el 14 por ciento de las llamadas recibidas en el servicio de atención de 24 horas correspondía a mujeres mayores. «Curiosamente el porcentaje coincide con el número de mujeres asesinadas por violencia machista desde 2003 en el conjunto del Estado, de las que el 14 por ciento eran mayores de 65 años a pesar de que sólo representaban el 2 por ciento de las denuncias», prosigue.

Si la situación de todas las mujeres maltratadas que ahora se encuentran confinadas en sus viviendas con su agresor es grave, en el caso de las más mayores es aún peor. Se trata de mujeres que «en general tienen pocos recursos, han estado toda su vida dedicadas al cuidado del hogar, no tienen pensión ni medios económicos propios e incluso en algunos casos el titular único de la vivienda es su marido». A ello se une que a lo largo de los años «han realizado un nefasto aprendizaje de convivencia con su agresor por una cuestión de supervivencia».

Ante el aumento de riesgo para las maltratadas al verse confinadas con su agresor, el IBDona ha llegado a acuerdos con el Colegio de Administradores de fincas para repartir carteles con los teléfonos de atención en donde hay comunidad de propietarios para que puedan avisar si detectan algún caso de vecinas maltratadas, así como con cadenas de supermercados con carteles a las salidas y entradas.

A ello se une la iniciativa 'Mascarilla 19', en colaboración con el Colegio de Farmacéuticos, de tal modo que cuando una víctima pide en una farmacia una mascarilla 19, quien le atiende telefonea de inmediato al 112 y se pone en marcha el protocolo de actuación.