Hace un siglo, las almadrabas de Formentera capturaban toneladas de atunes. Era una de las fuentes de riqueza de estas islas, pues se exportaban en grandes cantidades a la Península. A veces, junto a esos fabulosos pescados atrapaban incluso salroigs (tiburones blancos) de hasta una tonelada de peso. (Ver galería de imágenes)

Lo que durante décadas fue una de las principales industrias de estas islas, se llegó a prohibir recientemente debido a la merma de ejemplares ocasionada por el exceso de capturas. Ahora se ha abierto algo ese grifo y la flota balear dispone de «una pequeña cuota anual de 60 toneladas», de la que desde hace unos días se aprovechan los pitiusos. La pasada semana, el patrón del 'Altaxa', Jaume Guillermo Coll Winquist, atrapó los dos primeros ejemplares de la temporada, que pesaron 71,9 y 61,6 kilos (133,5 kilos en total). Ayer se hizo con un ejemplar de 116,4 kilos. Y el año pasado, con 1.048 kilos de atún rojo.

El supermercado Eroski y un puesto del Mercat Nou se llevaron esas primeras y cotizadas piezas. «La gente -indica el gerente de la cofradía de Ibiza, Xico Cardona- debe saber que en las pescaderías de la isla se vende también atún de aquí, que no se piensen que ese lomo procede del Canadá».

En 2019, en las Pitiusas se atraparon Thunnus thynnus pero pocos, apenas una tonelada: «Aumentan la cuota año a año. La pasada temporada teníamos para cada uno de nuestros barcos dos toneladas, unos 500 kilos por cada uno de ellos». Ahora se elaboran «unos cupos quincenales en Balears para que no se agote todo en seguida, en poco tiempo». Y como en 2020 «sólo lo pescan los realmente interesados, ha aumentado la cuota para Ibiza».

Su captura está muy controlada: «El que sale a por atún sólo va a eso. Ese día no se puede dedicar a nada más», detalla Cardona. Al salir de puerto, el patrón debe comunicarlo. Si coge una pieza, automáticamente ha de avisar para que un inspector vaya a puerto «para que compruebe que se ha hecho tal cual marca la normativa». Es un sistema tan estricto que desanima a algunos pescadores, como explica José Antonio Castelló, secretario de la cofradía de Sant Antoni. En ese puerto hay nueve autorizados, pero en 2019 prefirieron dedicarse a otros géneros «porque el papeleo les resultaba más complicado que el de comprarse un piso». De momento, ninguno ha salido en busca de esa especie, si bien Castelló confía en que este año se dedique al atún rojo «al menos un pescador que acaba de empezar».

En Ibiza se pesca «con una línea de mano, el curricán», método en el que el barco navega a una marcha moderada. Las embarcaciones de la Península utilizan el cerco.