La construcción del Parador de Turismo en el Castillo de Dalt Vila se retomó el pasado 13 de abril tras la anulación por parte del Gobierno de la suspensión de las actividades no esenciales durante el estado de alarma decretado para intentar contener la expansión del coronavirus. Desde Turespaña indicaron ayer que «estudian el impacto de la alarma sanitaria sobre el plazo de ejecución» del proyecto.

Los obreros de la empresa Acciona trabajan desde entonces tanto dentro de los edificios que acogerán el complejo turístico de lujo como extramuros, con control arqueológico, en la zona situada al pie de los baluartes de Sant Bernat y Sant Jordi. En esta porción de terreno, que ahora está siendo allanado y limpiado, es donde se debe construir el aparcamiento subterráneo previsto en el proyecto y que se conectará posteriormente con el Parador de Turismo a través de un acceso que atraviese mediante un túnel esa zona de la muralla y la ronda de la Almudaina.

Una vez preparado el terreno, los técnicos realizarán una fotogrametría de la zona (un estudio preciso) porque deberá recobrar su estado previo a los trabajos. De hecho, y según figura en el proyecto, la estructura del aparcamiento debe integrare en el entorno y no debe ser visible desde el mar.

Se ha construido un gran andamio que conecta esta zona con intramuros para facilitar el movimiento de los obreros y además se trabaja en la «demolición de forjados en la zona de la torre del homenaje y en desescombros en el patio de armas con transporte a vertedero con camión grúa». Turespaña detalla que «avanza el suministro de materiales y elevación de cargas a la parte alta de la muralla con ayuda de grúa móvil y se sigue con la instalación de medios auxiliares, hasta que no se cuente con el permiso de AESA (el gestor del espacio aéreo español) para la instalación de las grúas definitivas».

Las obras del Parador se reiniciaron el pasado diciembre tras más de nueve años paralizadas al descubrirse unos importantes restos arqueológicos. Acciona retomó entonces los trabajos hasta que la crisis del coronavirus obligó, de nuevo, a abandonar el proyecto.