Un verano en silencio. La calma que se respirará esta temporada en Ibiza tendrá, sin embargo, duras consecuencias en el terreno laboral, especialmente en aquellos sectores que más identifican el verano ibicenco, como las discotecas. Ni una sola abrirá esta temporada, en una situación sin precedentes en la historia. Sólo un milagro, admiten los empresarios del sector, podría hacer que las grandes salas de fiestas tengan 'openings' este verano. Ello es así porque el calendario del Gobierno para el desconfinamiento y la reactivación de la actividad laboral deja a las discotecas como uno de los últimos negocios que podrán abrir, y ya se verá en qué condiciones.

El gerente de la Asociación Ocio de Ibiza, José Luis Benítez, confirmó a este diario que los ánimos entre los empresarios de este sector están por los suelos: «Lo vemos muy negro», afirmó. Sin embargo, «las prioridades de las empresas son proteger la salud de los trabajadores y la salud de los clientes».

Las consecuencias más inmediatas serán que un importante número de personas (principalmente llegadas de la Península e incluso de países del extranjero) perderán su trabajo. «En Ibiza hay actualmente ocho salas de fiesta grandes, y en cada una de ellas trabajan entre 300 y 350 personas de forma directa, además de más de cien de forma indirecta», informó Benítez. Eso arroja un total de entre 3.200 y 3.600 trabajadores, entre empleos directos e indirectos.

«Pero, además, hay que tener en cuenta que, al margen de las grandes salas, hay algún beach club de la isla que tiene 200 empleados», recordó Benítez, quien opinó que será precisamente este tipo de negocios de playa los que, en todo caso, mejor podrían capear el temporal. «Son los establecimientos que pueden marcar el efecto diferenciador», señaló.

«Las que peor lo tienen son las grandes salas. Hay alguna asociación nacional que se saca de la manga el sistema chino, pero yo creo que ese sistema es un cuento chino», ironizó Benítez. Los sistemas de seguridad y distanciamiento impuestos en las discotecas del gigante asiático no serían una solución real, según él. «Aunque se reduzcan aforos, ¿cómo lo haríamos, poniendo un flotador gigante alrededor de cada cliente?», se preguntó.

«Es un golpe durísimo», admitió el gerente de la entidad que agrupa a la mayoría de discotecas y beach clubs de la isla. «Es que no sé si recuperaremos ya nunca la normalidad», afirmó. «No sé si recuperaremos el turismo tal y como lo hemos conocido hasta ahora», recalcó. «Eso dependerá de los turoperadores, las líneas aéreas...».

Cambios en el ocio joven

Cambios en el ocio joven

«La esperanza es lo último que se pierde», añadió el empresario, que espera que se produzca «el milagro de que se encuentre, si no la vacuna, al menos algún fármaco» que permitiera abrir en julio. «Pero aún así», añadió.

Esta situación enlaza con una tendencia preocupante para el sector de las salas de fiesta en el conjunto de España. Los empresarios del sector llevan meses admitiendo que se trata de una actividad en declive, que está obligando a cerrar locales en numerosas provincias. La razón, en la época previa a la epidemia, consistía en los cambios que están operando en las formas de ocio de los jóvenes, más propensos ahora a relacionarse mediante juegos online y otras formas de entretenimiento virtual, y, en todo caso, a salir más de día que de noche. El gerente de Ocio de Ibiza reconoce que se está produciendo esta situación en el conjunto de España, pero advierte de que «Ibiza es un mundo aparte», con discotecas conocidas en todo el mundo y con los mejores dj pinchando.

Sin embargo, admite que, por una parte, «los jóvenes tienen cada vez menos dinero» y, por otro lado, «los que lo tienen son más adultos y quieren un ocio cada vez más diurno». De ahí la apuesta de Benítez por los beach clubs. «Las grandes discotecas son más para la gente muy joven». Benítez confió en que la temporada 2021 sea «espectacular», pero pidió la ayuda de las instituciones.