P ¿Ve la luz al final del túnel o pinta a que habrá una temporada en blanco?

R No quisiéramos que fuera en blanco, pero será atípica. Creemos que sólo trabajaremos desde agosto en adelante. Pero no tenemos ningún referente similar desde que comenzó el turismo.

P La puntilla la ha dado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que desaconseja reservar vacaciones. Lo que nos faltaba.

R Es como si mañana nos dice que no bebamos leche. Así se hundiría todo el sector lácteo. Pero todos tenemos claro que esta crisis sanitaria conducirá a un problema económico. Tiene que primar la sanidad. Si desde la Comisión Europea se dice eso será porque tienen datos.

P La presidenta del Govern, Francina Armengol, reclama al Estado un plan económico específico para el sector turístico e impulsa un pacto por la reactivación económica de la Comunitat con agentes sociales, instituciones y partidos. ¿Cómo cree que debería ser? ¿Qué medidas de reactivación económica propondría?

R Está claro que ante nuevos escenarios como este debemos sacar nuevas normas. Eso es lo que pedimos al Gobierno nacional. Necesitamos leyes concretas para proteger al sector turístico. De momento necesitamos que tanto las empresas como los trabajadores no nos quedemos desasistidos aunque no vayamos a trabajar. No vamos a operar en los niveles acostumbrados ni se va a poder dar empleo a toda la gente. En ese plan de mantenimiento del empleo y protección del sector turístico se señala que hay unos 170.000 empleos directos relacionados con el turismo. En un panorama muy halagüeño, calculo que las empresas podremos dar trabajo a no más del 40% de esas personas. Tenemos que lograr que el 60% de la población que no podrá trabajar no quede desasistida. De ahí que hayamos pedido al Estado poder alargar los ERTE, por ejemplo. He escuchado noticias que sólo destacaban que los sindicatos habían pactado no hacer efectivas las subidas salariales acordadas en los convenios sectoriales, pero yo resaltaría que a los empresarios se nos pide un plus de generosidad, que es mantener a las plantillas aunque no haya actividad.

P Sí, de hecho el propio Govern comunicó, tras la reunión de la mesa de diálogo social celebrada el pasado miércoles, que los empresarios se comprometían a ampliar los ERTE y no aplicar los ERE. ¿Realmente será así, no habrá despedidos masivos? Cuesta creerlo.

R Ir a un ERE es despedir a la plantilla. Y si despedimos a esas personas, perdemos la posibilidad de que se reintegren si se pudiera trabajar desde agosto a octubre. La solución de un ERTE hace que para las empresas sea más caro aguantar el pago de la Seguridad Social de quienes no podrán trabajar, pero el despido por causas económicas podría salir aún más caro a las empresas. Con los ERTE no destruimos empleo y, además, podremos disponer de esos trabajadores en el momento en que haya actividad. Así, también intentamos que el tejido socioeconómico no se hunda, al haber liquidez en las familias. Si no se consigue que ese 60% de la población trabaje, la mayor parte fijos discontinuos, el coste de los ERTE para los empresarios de Balears puede ascender a unos 160 o 200 millones de euros. Pero invertir ese dinero en nuestros empleados evitará que todo nuestro entorno socioeconómico se hunda.

P Esos son datos de toda la Comunitat, pero ¿cuántos pitiusos calculan que quedarían en esa situación, bajo el amparo de los ERTE, esta temporada?

R Habrá que proteger a unas 40.000 o 50.000 personas [en julio de 2019 había unos 95.000 afiliados en las Pitiusas].

PYa en marzo se destruyeron unos 4.700 empleos. Empezamos mal.

R Es una realidad en la que todos nos hemos visto inmersos. Ten en cuenta que en marzo nos estábamos preparando para abrir en Semana Santa. Lo que tenemos que evitar es que ese número siga creciendo durante la temporada.

P ¿Es necesario un plan de desconfinamiento específico para las islas como el que propone Francina Armengol?

R El problema no somos nosotros, sino nuestros visitantes. Será bueno como sociedad que consigamos desconfinarnos pronto, pero como empresario debo pensar en mis clientes. Adelantamos poco si lo hacemos antes nosotros. Ahora tenemos unos números buenos respecto a la pandemia, no sería bueno anticiparnos en exceso ni, por adelantar una semana, tirar todo el trabajo ya hecho. Sería una barbaridad.

P En ese sentido, ¿habría postergado la decisión de que el permiso retribuido acabara a comienzos de esta semana?

R Sí. Volvemos a poner en la balanza el tema sanitario y el económico. Las empresas de construcción y sus asociadas no están trabajando a ritmos normales, no les resulta económicamente rentable hacerlo en estos momentos. Hay dudas con las medidas de seguridad, hay labores que no se pueden hacer porque hay que cumplir la distancia de seguridad entre personas, las mascarillas y geles llegan a cuentagotas€ Lo que está claro es que el empresario ya no podía aguantar otro permiso retribuido. Si a la construcción le hubieran dado la opción de ir a un ERTE por causas económicas, seguramente se habrían adherido muchos empresarios.

P ¿Cree que el Gobierno español ha actuado correctamente en esta crisis? ¿Ha tomado las medidas a tiempo o demasiado tarde? ¿Ha adoptado medidas eficaces?

R Es complicado hablar a toro pasado de esto. Sobre todo en asuntos sanitarios que, como este, seguro que le ha pillado a contrapié. Quizás, todas las decisiones se tendrían que haber tomado desde el ámbito sanitario. Algunas se han adoptado tarde al pensar en los perjuicios económicos. Sí echo en cara al Gobierno que hay muchas peticiones, hechas por los agentes sociales, de paralización de la actividad, de suspender impuestos o cotizaciones, que o no se han tenido en cuenta o se han tomado tarde. Te hablo de retirar la tarifa a los autónomos o de retrasar la presentación de impuestos, o de que las ayudas económicas no llegan con mucha celeridad a las empresas. Eso ha generado un estrés emocional que se podría haber evitado.

P Respecto a esas ayudas, ¿tienen suficientes?

R No digo que nos vayamos a quedar sin financiación, pero sí se anunciaban unas cantidades inicialmente grandísimas que, luego, han llegado con cuentagotas a las empresas, imagino que por la saturación que ha padecido la Administración estas primeras semanas y la ralentización de los procesos por el teletrabajo. Es cierto que fluye el crédito a las empresas. El Govern, mediante créditos avalados a la Sociedad de Garantía Recíproca Isba, pone cerca de 120 millones de euros para préstamos blandos, pero habrá que devolverlos. Ese crédito permite ahora que no nos hundamos y que podamos pagar a nuestro proveedores y mantener esos ERTE, que, repito, pueden costarnos entre 160 y 200 millones de euros a las empresas de Balears y que nos llevará a un endeudamiento de unos seis años.

P ¿Y qué tal han actuado hasta ahora el Govern, los consistorios y el Consell?

R Es otro ritmo. Todos han estado en todo momento en contacto con nosotros, nos han pedido consejo y hemos tenido siempre abierta una vía de comunicación. En ningún momento nos hemos sentido desamparados por nuestras instituciones locales. Preguntaron qué necesitaba el sector, lo dijimos y eso luego se puso sobre un papel.

P Tantos ERTE, tantas ayudas, tienen un precio. ¿Cree que el erario dará de sí?

R No si no se recibe la ayuda de Europa. Ni nosotros ni ningún país podrá asumir por sí solo este coste. Vivimos un momento muy diferente al de la crisis económica del 2008. El crack del Covid-19 lastrará durante muchos años nuestras economías y manera de actuar.

P ¿Qué empresas se verán más afectadas en Ibiza?

R Todas, pues el 90% prácticamente funcionamos gracias al turismo. Aquí se producirá el efecto dominó: unas piezas harán caer otras. En la construcción, por ejemplo, se paralizarán las reformas hoteleras si no hay una temporada turística normal. Los primeros que se verán afectados serán los hoteles, las salas de fiestas, discotecas, el ocio, pues nos deberemos regir por unas nuevas normas sanitarias.

P ¿Cuántas empresas cree que abrirán una vez concluido el confinamiento?

R Dependerá del sector. El autónomo con un bar o una tienda o un taller, seguramente abrirá y trabajará con el personal fijo. Los fijos discontinuos posiblemente no se podrán incorporar en esos casos porque no habrá casi actividad. En esos sectores, el grado de apertura será casi total. Pero en el turismo puro y duro, las aperturas serán muy limitadas. No creo que abra más de un 30% de la planta hotelera. Las discotecas y empresas de ocio tendrán un panorama muy difícil, sobre todo hasta que haya una normativa sanitaria para ese tipo de actividades. Los asociados de Pimeef ya trabajan en planes para trabajar en el otoño, que sea un veroño. Lo importante será mantener la maquinaria engrasada. Tenemos las infraestructuras y habrá personal, pues aunque no trabaje estará disponible. Hay que conseguir mantener viva esa llama, que no se apague desde ahora hasta abril de 2021. La restauración será otro de los sectores que no abra al 100% su planta: posiblemente no se active más del 50%.

P Y supongo que con las plantillas reducidas al máximo.

R Seguramente. Manejamos que el nivel de empleabilidad de este año será un 30% o 40% de una temporada normal. No somos conscientes de lo que viene, de que la actividad en pleno julio o agosto no supere esos porcentajes.

P ¿Están muy endeudadas las pymes pitiusas?

R En estos momentos, la mayoría de las empresas no estábamos excesivamente endeudadas, quitando algún caso puntual que hiciera alguna reforma espectacular al final del verano, que podría ahora tener un problema importante. Las empresas que acabaron el año saneadas no tendrán un excesivo problema si logran que sus empleados vayan a un ERTE de fuerza mayor. Así no se ahogarán y además tendrán acceso al crédito. No habrá una descapitalización como la que hubo en la crisis de 2008. Entonces, las mayoristas de distribución, como mi empresa, vieron incrementada más de un 300% la mora de los clientes. No tenían dinero y por tanto no nos pagaban. Pero eso, ahora, no está pasando. Cualquier empresa que a 31 de diciembre fuera rentable, tendrá acceso a los créditos. Lo importante en estos momentos es llegar a abril o mayo de 2021 con la empresa saneada, disponible para trabajar. Lo que podamos aprovechar de esta temporada debe ser un puente para llegar a la siguiente.

P ¿La construcción podría sostener, como en otras épocas, parte del descenso de la actividad del sector turístico o también se verá afectada?

R Una de las peticiones que hemos pedido en la mesa de diálogo social de Balears y Ibiza es que se desatasque todo el dinero acumulado por los ayuntamientos, que no pueden gastar porque lo impide la ley de tope de gasto de las administraciones públicas, la ley Montoro. Ese dinero debe emplearse para mejoras. Tanto sindicatos como la patronal pedimos que se arregle todo aquello que está mal en la isla. Nos quejamos de la suciedad, de las infraestructuras sin mantenimiento u obsoletas. Pues ese dinero debe destinarse a eso. Pedimos, por ejemplo, que parte del personal que este año no podrá trabajar en la hostelería se recoloque para tareas como limpieza de bosques y torrentes. Pero no hay que caer en el error del antiguo Plan E que impulsó José Luis Rodríguez Zapatero en la crisis del 2018, no hay que gastar por gastar. Sólo hay que adecuar infraestructuras que tengamos obsoletas o mal mantenidas. Eso permitirá tener empleo activo y que en 2021, cuando se normalice la situación, tengamos la isla más bonita del mundo. El crecimiento debe ser cero. No se trata de construir una macrocarretera, sino de que podamos regenerar dunas o accesos o crear rutas cicloturistas entre las playas. Hemos pedido participar en ese plan, de manera que no se gestione sólo desde la Administración, y que se haga con criterios técnicos, para evitar ahogarnos en la burocracia. Y, muy especialmente, que dé trabajo a empresas locales. Si caemos en el error de hacer macroproyectos en los que sólo pueden licitar empresas de construcción estatales, no habremos solucionado nada. Si generamos 10.000 o 15.000 puestos de trabajo y van a ser ocupados por gente de fuera cuando aquí tenemos parados, no lo habremos hecho bien y esa no es la petición de sindicatos y empresas.