Desde que comenzara la alerta sanitaria por el coronavirus en el mundo, Diario de Ibiza ha dado voz a muchos de los ibicencos que trataban desesperadamente de regresar a su hogar desde países extranjeros, luchando a contrarreloj contra el cierre de fronteras. Tres semanas después de que comenzara la odisea, los mensajes alegres de los que consiguen regresar se intercalan con los de quienes lo continúan intentando.

Es el caso de Mónica Soraida Campo, ecuatoriana y residente en la isla desde hace 20 años. Viajó a Ecuador junto a su hijo José Miguel Riera, de 7 años, para visitar a su familiar y asistir a la boda de su hermano. Llegaron el 18 de febrero y su billete de vuelta era el 18 de marzo. Estarían en el país latino un mes. O eso pensaban. «Unos días antes de que saliera el vuelo de regreso me acerqué a la agencia a verificar que todo estaba correcto y me dieron la noticia que de, debido a la crisis del Covid-19, estaba cancelado», recuerda Campo. Viajar a Quito, la capital, para tratar de comprar otro vuelo internacional tampoco era una opción, ya que el transporte dentro del país está suspendido. «No se puede viajar ni por tierra ni por aire», lamenta.

Toque de queda desde las 14

Toque de queda desde las 14

Tampoco pueden salir de casa. «En Santo Domingo de los Tsáchilas, donde nos encontramos, permiten a las personas salir según el último dígito de su cédula [carnet de identidad]», informa la afectada. Además, a partir de las 14 horas está prohibido estar en la calle. El toque de queda es inflexible en estos países y son muchas las personas que han sido detenidas y llevadas a comisaría por incumplir la cuarentena, además de tener que pagar una multa de cuantía elevada, comenta.

Desde que le cancelaron el vuelo, Campo ha llamado incontables veces a la embajada española y ha dejado varios mensajes para que se pusieran en contacto con ella, pero no ha recibido respuesta. Tras llamar incansablemente a la compañía con la que tenía el vuelo de regreso, Air Europa, ésta le trasladó su consternación y le indicó que no podían hacer nada más que facilitarles un billete de regreso para el 23 de abril. «Mi miedo es no poder regresar a la isla porque mis documentos de identidad están a punto de caducar. Tengo que volver antes del 14 de junio», lamenta. Desesperada, Campo ve cómo el número de afectados en Ecuador aumenta, 3.163 casos a día de ayer, y la situación se complica cada vez más. «Si esto continúa no sabemos si podremos viajar en el vuelo del 23 de abril», teme Mónica. Afincada en la casa de su madre y con el pequeño José Miguel, que «no podrá celebrar el cumpleaños con su padre» hoy, Campo confiesa sentirse desbordada y temer por la seguridad de ambos en el país. «Mi vida está en Ibiza. Mi esposo, mi trabajo, mi casa... Aquí no tenemos recursos y se nos acaba el dinero, ¿cuándo vamos a poder regresar?», pregunta mientras añade que no entiende cómo muchas personas empiezan a llegar a sus casas y desde la embajada española no hagan nada para devolverles a ellos a su hogar. «Mi hijo es español», exclama.

Desde Filipinas, Alejandro Escandell continúa también su lucha. Tras más de tres semanas llamando cada día a las embajada, el consulado y a las diferentes compañías aéreas y viendo cómo el precio de los billetes para regresar a casa no deja de subir, a lo que hay que sumarle la imposibilidad para llegar hasta el aeropuerto internacional de Manila ya que se encuentra junto a su pareja y su suegra en una isla, confiesa que la ansiedad le ha vencido en varias ocasiones. «De momento tenemos un billete para la capital el 16 de abril, que es cuando se supone que termina el lockdown, pero no tenemos billete de vuelta a España», informa el joven de 27 años. Sin embargo, la embajada les ha confirmado que no tienen previsto fletar un vuelo para España en los próximos días. «Es lo que hay», dice Escandell que agregaron desde la institución. «Hay 100 españoles que están en la misma situación que nosotros en Filipinas», añade.

Pero también llegan buenas noticias. Como la que refleja la sonrisa de José Martín y su novia Nuria Guerrero, que después de dos semanas largas tratando de abandonar Marruecos, ayer se desplazaban desde Marrakech hasta Casablanca para coger un vuelo hacia Madrid.

«Desde que hablamos hemos estado en el riad en el que nos alojábamos tratando de mantener un contacto constante con la embajada, que cada vez nos daba mejores noticias con respecto a la posibilidad de que existiera un vuelo de regreso», comenta contento Martín. Y, efectivamente, la embajada fletó un avión para repatriar a los viajeros desde Casablanca a Madrid. Después de esta noticia, la pareja cogió por la mañana un autobús hasta el aeropuerto, desde donde mandaron la fotografía a este diario. «Estamos bien. Muy contentos de volver a casa después de muchos días tratando de mantener la calma», confiesa Martín. Una vez en Madrid, Martín y Guerrero no saben aún cómo conseguirán llegar a la isla, pero buscarán la vía más rápida, con «menos escalas» y en la que no tengan que pasar muchas «horas de espera en el aeropuerto».

El final del viaje

El final del viaje

También llegan buenas noticias desde Perú, donde los tres hermanos ibicencos que se encontraban de viaje por el país, Nieves, Fina y Vicente Tur, cogieron un autobús con destino a Lima a las cinco de la mañana del jueves. A pesar de no tener aún vuelo de regreso a España, abandonar Arequipa para alcanzar el aeropuerto internacional de Lima les parecía impensable hace unos días.

También están ya en la isla Lucía Carrasco y su pareja Hernán Trejós, dos residentes en Sant Antoni que se encontraban de vacaciones en Colombia, y que critican que el supuesto vuelo de «repatriación» tuviese un coste de 300 euros por cabeza y que tuvieran que estar en el aeropuerto de Madrid 35 horas «expuestos a un posible contagio». «La terminal cuatro es una vergüenza. Además, no nos hicieron ninguna prueba ni nada al llegar», critica Carrasco, que aclara que cuando aterrizaron en Ibiza sí tuvieron que pasar varios controles de seguridad.