Los taxistas de Ibiza advierten de que están recurriendo al material de protección que encuentran por su cuenta porque aún esperan la partida solicitada por el Consell al Gobierno central. El presidente de la Federación Insular del Taxi (Fitie), Toni Riera, recordó ayer que el pasado 23 de marzo informó al Consell, como coordinador de los cinco municipios de la isla, de que se necesita material para los más de 300 conductores que están cumpliendo con los servicios de taxi fijados por los ayuntamientos.

Por su parte, el Consell de Ibiza señaló que, a raíz de los últimos contactos con los distintos ayuntamientos y los representantes del colectivo, ya se dio prioridad a reclamar este material sanitario y de prevención, tanto para taxistas como conductores de autobús, de transporte de mercancías y VTC. En total, la institución insular ha solicitado, a través de la Delegación del Gobierno, el equipo necesario para proteger a 2.135 profesionales de este sector, incluido dentro de los servicios esenciales declarados por el Gobierno.

«Si hubiera guantes y mascarillas en las farmacias, iría ahora mismo a por ellos, pero no se encuentran en ningún lado», lamentaba en conversación telefónica el presidente de la asociación Élite Corsaris, Serafín Costa. Él ahora se protege con unos guantes de látex que le facilitó otro taxista («él los pudo conseguir porque su hermano es cerrajero»). «Nos estamos protegiendo con lo que cada uno encuentra, como un compañero que lleva una máscara que tenía por su casa hace más de cuatro años», explicó.

Mampara casera

Mampara casera

En el caso de Costa, también lleva en su taxi una mampara de plástico que él mismo ha instalado para evitar posibles contagios de Covid-19. «Es un apaño casero, no está homologado, pero los clientes lo agradecen», destacó.

«Sabemos que los profesionales sanitarios son prioritarios, pero, una vez que ellos estén protegidos, se debe garantizar el equipo necesario para todo el sector del transporte. Sin conductores y camioneros, se paraliza el país», advirtió Costa.

A pesar de la preocupación generalizada ante la pandemia del coronavirus, los taxistas valoran que sus clientes también toman todas las medidas de precaución posibles. «Todos se colocan detrás del asiento del copiloto y abren la ventanilla», detallaba en el interior de su vehículo Javi Roldán, uno de los tres taxistas aparcados en la parada de ses Figueretes poco antes del mediodía de ayer.

Este conductor, con ocho años de experiencia, se había reincorporado el día anterior a su puesto de trabajo, en el que ya lleva ocho años. En su primera jornada, hizo siete viajes «al hospital y supermercados, llevando solo a un pasajero». En su caso, cuenta con una mascarilla y guantes que le ha proporcionado su jefe.

En la parada de la avenida de Isidor Macabich, el taxi conducido por Abdoulaye Gueye se quedaba en solitario mientras partía un colega suyo con un cliente. «Yo he empezado a las seis de la mañana y, en cinco horas y media, he tenido dos viajes al hospital y uno a Talamanca», explicaba. «Ahora estamos cumpliendo unos servicios mínimos, nos toca trabajar un día y luego paramos cuatro».

Al igual que sus compañeros, Gueye espera con ganas el equipamiento de protección que está por llegar. «Pero de momento ya he conseguido guantes y esta mascarilla para ir tirando», explicaba mostrando el material por la ventanilla.

En la parada de taxis de la avenida de Bartomeu de Roselló, la principal de la ciudad, esperaban seis taxis, dos de ellos adaptados para personas con movilidad reducida. Dada la situación de alarma, todos los conductores aguardan en el interior de sus vehículos.

Mampara casera

Mampara casera

Uno de los taxistas, David Roig, salió un instante, junto a la puerta de su coche, para frotarse con desinfectante por encima de los guantes. «Son de cocina, es lo único que he conseguido», comentó.

Roig se reincorporaba ayer mismo a su trabajo, después de un parón de 15 días «como prevención». «Desde las ocho de la mañana, solo he tenido dos viajes y, por lo que me comentan los compañeros, tienen esperas de una hora y media o dos entre cada servicio». Así que, al no poder charlar en corrillo con otros taxistas, «lo mejor es entretenerse con el móvil», concluyó.