Balears se va a enfrentar este año a la mayor recesión económica de su historia debido al impacto del coronavirus, según el informe elaborado por el Consell Econòmic i Social (CES). En concreto, el parón en la actividad empresarial que se está registrando puede suponer que este año se cierre con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) de las islas que puede ir del 3,7%, en el mejor de los casos, hasta el 9,7% en el más pesimista, con un escenario medio que se cifra en un recorte de alrededor de un 7% respecto al ejercicio anterior, según indicó ayer el presidente de este organismo, Carles Manera. Un dato fundamental para valor estos porcentajes: la economía del archipiélago registró una caída del 3,9% en 2009, en los inicios de la dura crisis anterior.

Todo ello rompe con cualquier estimación previa sobre el comportamiento de la economía balear durante 2020, ya que el CES recuerda que los diferentes organismos habían estimado para el presente ejercicio crecimientos de la economía balear que se movían entre el 1,3% y el 2,1%. Pero todo eso era entes del Covid-19. Ahora el cambio de panorama es radical, con fuertes caídas.

Los sectores más afectados

Hay que señalar que en el CES participa el Govern, las patronales y los sindicatos de las islas, y el informe ha sido consensuado por todos ellos. Según este estudio de urgencia, es la hostelería la que va a registrar el golpe más duro, con un recorte en su producción que puede oscilar entre el 11,9% y el 25,3% dependiendo de la celeridad con que se consiga retomar la actividad; seguida del transporte, con una bajada que puede fluctuar entre el 8,3% y el 19,9%; y del comercio, que puede ir del 7,3% al 17,5%. Es decir, el mayor impacto recae sobre actividades fundamentales en la economía balear, todas ellas íntimamente relacionadas con el turismo.

Si se busca medirlo en euros, las cantidades son vertiginosas. En el mejor de los escenarios, las islas pueden generar este año 1.703,8 millones de euros menos de lo que se había estimado inicialmente para 2020, mientras que en el más pesimista de los escenarios esa cantidad alcanza los 3.231,1 millones.

Un aspecto que no se incluye en este estudio es el impacto que todo ello puede tener sobre el empleo, ya que para ello se debería hacer un informe adicional, según alegó Manera.

Medidas para limitar daños

¿De qué va a depender que la recesión anunciada sea más o menor dura? Para empezar, de la duración de la crisis y del momento en el que se ponga en marcha la reactivación, dependiendo de que la maquinaria se pueda volver a poner en marcha en torno al 31 de mayo, el 15 de junio o el día 31 de este último mes. También de que las actividades más relacionadas con el turismo, como las mencionadas hostelería, transporte o comercio, terminen registrando recortes en su actividad más o menos graves.

Manera cita otros elementos que van a ser claves, como las medidas que se puedan ir tomando por parte de la Unión Europea y de los Gobiernos central y autonómico para garantizar que tanto empresas como familias dispongan de liquidez y que exista flujo de crédito, al igual que para evitar que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) terminen convirtiéndose en recortes permanentes en las plantillas.

Además, el presidente del CES añadió que también va a ser fundamental la rapidez con la que estas medidas se vayan aplicando a la hora de determinar los daños que se van a generar a la economía.

Desde el CES se apuntó la necesidad de impulsar políticas fiscales, de carácter monetario, de tipo social y comerciales, con el fin de que los perjuicios que se van a dar sean lo menos intensos posible.