«Esta historia trata de las pandemias y el coronavirus». Así comienza una de las historias sociales que Mar Ferre, psicóloga coordinadora de la Asociación de Asperger de Ibiza y Formentera (AIF), ofrece a los usuarios para ayudarles a entender la situación de alerta sanitaria que el mundo atraviesa debido al Covid-19.

«Los virus son tan pequeños que necesitaríamos un microscopio para verlos». «Aunque no podamos ver el coronavirus, sabemos bien lo que tenemos que hacer para ganarle». Éstas y otras frases concisas y aclaratorias componen la historia social sin precedentes que la coordinadora de AIF ha traducido de la profesora americana Carol Gray, primera en utilizar esta herramienta de intervención, para explicar la situación a «los chicos». «Carol Gray fue la primera en desarrollar las historias sociales como herramienta de intervención para las personas con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA). Es una manera sencilla que nos ayuda a explicarles a nuestros chicos qué está pasando y por qué no pueden salir de casa», destaca Ferré.

Aunque ellos sí pueden. Debido a la «enorme problemática» que puede suponer el confinamiento para las personas con TEA, el BOE publicó la semana pasada un decreto que les autoriza a salir a la calle acompañados durante el estado de alarma. Sin embargo, desde AIF prefieren seguir considerándolo una medida extraordinaria y animan a las 70 familias con las que trabajan a «salir solamente en caso de extrema necesidad». «La población de chicos y chicas que tenemos en la asociación no tienen un grado de TEA tan elevado», informa la psicóloga.

Dos semanas de cuarentena

Dos semanas de cuarentena

Aunque el encierro empieza a hacerles mella. «Los primeros días han estado bien, pero esta semana comienzan a estar aburridos y algo más nerviosos», confiesa. «Hay usuarios que van a empezar a necesitar salir a la calle, aunque de momento hemos tratado de evitarlo. Es un riesgo para ellos y para todos», destaca. Felices de estar en casa al principio, ya que a las personas con Asperger o TEA lo que les estresa «es salir a la calle, socializar e ir al instituto o al colegio», la pérdida de sus rutinas diarias también les provoca ansiedad. Cambiar un hábito diario como un paseo por el parque antes de comer, puede ocasionar una «desregularización» que derive en «problemas de conducta». La seguridad y la tranquilidad que obtienen gracias a las rutinas se rompe en circunstancias extraordinarias como la actual. «Ellos no tienen las herramientas para entender lo que está pasando y por qué no pueden salir», subraya.

Mantener un «cierto» nivel de actividad en casa es necesario para soportar el tedio y no alterarse. «Ni mucho, ni poco, pero no pueden perder los hábitos saludables adquiridos». Ducharse cada día o cambiarse de ropa son rutinas que los chicos pueden tener asociadas con salir a la calle y que tienden a suprimir en un estado de encierro. «A algunos les cuesta mantener una higiene. Hay que enseñarles que no se trata solo de que la gente te vea limpio o de salir a la calle guapo, sino de prevenir bacterias e infecciones, entre ellas el coronavirus».

Ejercicio físico para los que suelen ir al gimnasio, jugar al escondite o a batallas de pelotas de papel para los más pequeños son algunas de las actividades que la psicóloga propone para afrontar mejor la cuarentena. Además, «puede ser un momento perfecto para que las familias les enseñen a desarrollar su autonomía personal con actividades como cocinar, poner la lavadora...», propone. Mientras tanto, Ferre y el equipo de trabajadoras de la asociación, Alicia Rivas, Marta González y Anna Vall, continúan con las actividades y el asesoramiento a familias vía telemática. «Hacemos talleres y charlas por las tardes para que los usuarios no pierdan el contacto y que los padres respiren un poco», informa la coordinadora.

Diversidad de comportamientos

Diversidad de comportamientos

Iván González es el padre de Adrián y Eva. Los tres están diagnosticados con TEA. Para él, la situación de incertidumbre actual le está «provocando mucha ansiedad». «Somos personas que necesitamos tener un poco controladas las cosas que vamos a hacer. Precisamos de una rutina y ahora ha desaparecido», comenta. Por suerte para él, el hotel en el que trabaja continúa con tareas de oficina, por lo que debe desplazarse al lugar de trabajo, «de momento». «Me viene muy bien porque así puedo salir a la calle. Estar en casa con tanta información me pone muy tenso», admite.

El usuario de AIF reconoce que los constantes mensajes de whatsapp y las llamadas le ponen muy nervioso», por lo que trata de mantenerse alejado del teléfono y se ha borrado de muchos grupos. «Cuando llego a casa estoy con mi familia o me pongo música para desconectar. El no saber lo que va a pasar me produce mucha ansiedad». Sin embargo, en casa, Adrián, Eva y Olmo, el pequeño de los hermanos, están tranquilos. «Se ponen a jugar con mil juegos y no tienen ganas ni de salir», comenta. Para ellos, de momento, su casa sigue siendo el refugio que les protege de un mundo que, a veces, no comprenden.