La delegación de Catequesis de la diócesis de las Pitiusas ha comunicado a sus fieles que, además de la actividad pública de culto que requiera la presencia de los participantes, suspende todas las celebraciones sacramentales relativas a la actividad catequética (primeras comuniones y confirmaciones), «sin fecha determinada» y mientras duren las medidas restrictivas que las autoridades civiles han establecido o puedan establecer en el futuro, señala Juan Miguel Planells Torres, delegado de Catequesis.

Respecto al aplazamiento de esos actos , Planells considera que «carece de lógica plantearse un calendario de celebraciones futuras, porque nadie conoce con fundamento la real evolución de la presente situación». Es imposible, afirma, «prever hasta cuándo seguirán en vigor las medidas de prevención de contagios y, más concretamente, cuándo se podrá celebrar un acto de culto con presencia numerosa de fieles en la iglesia». Hasta que «no haya garantías de una celebración en normalidad», la suspensión es total.

Entonces, «cuando llegue esa anhelada normalidad», las parroquias serán «especialmente comprensivas con la complejidad de las situaciones personales, familiares y laborales de los implicados en las celebraciones» aplazadas. Habrá, señala Planells, «una atención cercana», incluso se ofrecerán «soluciones individualizadas».

Esa norma se aplica desde el comienzo del decreto de estado de alarma y, de hecho, ya hay parroquias que están ofreciendo esas soluciones caso por caso. Las circunstancias derivadas del confinamiento están obligando a dar nuevas fechas para decenas de bautizos, comuniones, bodas y confirmaciones que o ya han sido suspendidos o lo serán en breve.

En Sant Antoni, por ejemplo, el párroco Francesc Xavier Torres Peters prevé el aplazamiento de unas 15 confirmaciones de adultos y jóvenes. Tiene programadas 25 comuniones entre el último domingo de abril y mayo.

Y ya ha pospuesto varios bautizos: había un par previstos cada domingo del confinamiento. El domingo en el que entró en vigor el decreto se celebraron los dos últimos en su templo. Para el 5 de abril había otro previsto que ya ha sido aplazado.

También afecta a las bodas de Sant Antoni: una prevista para mediados de abril ha sido aplazada a septiembre. En la catedral «se han diferido otras dos». Torres sólo ha ido a Pompas Fúnebres a «hacer un responso». Sólo había dos familiares presentes.

Pedro Miguel López, tenía programadas tres bodas, una de ellas de extranjeros: «Ya tenía hasta el expediente matrimonial de un holandés y una española que viven en Países Bajos. Iba a ser a finales de mayo. Una agencia de mensajería devolverá ese expediente a Holanda».

Además, ya ha suspendido temporalmente cuatro bautizos en marzo. En «stand by» están las comuniones de 20 críos previstas para tres domingos de mayo. Igual ocurre con las confirmaciones. «Al no tener obispo, el administrador diocesano me dijo que se podrían hacer en cualquier momento», señala López.

López recuerda que se saldrá de esta situación en dos pasos, por lo que es pronto para saber si se podrán celebrar algunos actos en mayo, aun cuando a mediados de abril acabe el confinamiento: «El primero será que podamos salir libremente a la calle; el segundo, que nos dejen reunir en grupos en locales públicos».

De momento, sólo ha celebrado un funeral: «Acudieron 15 personas, que guardaron las distancias. No hubo pésame ni tanatorio».

En Sant Josep, el párroco Josep Lluís Mollà sólo tenía programado un turno (el 24 de mayo) para las comuniones de 12 niños. «En un día las hago todas. Aún no se ha recibido ninguna indicación taxativa, pues la situación es muy cambiante. Hablaremos con las familias y, dependiendo de lo que nos digan, haremos uno, dos o los turnos necesarios en otra época del año, por ejemplo, antes de que empiecen las vacaciones escolares de julio o agosto, o después del verano, en octubre». Había familias que tenían previsto viajar desde la Península: «Es gente que vive entre Madrid y la isla. Los padres tienen casa aquí, se han casado aquí, han bautizado aquí a sus críos y ahora quieren que reciban aquí la Eucaristía por primera vez». También aplaza las confirmaciones de 15 jóvenes que debían tener lugar el 2 de mayo: «Posiblemente, las pospondremos a principios de curso, septiembre u octubre».

«Estoy moviendo nueve bodas programadas inicialmente en abril y mayo, a julio, agosto, septiembre, octubre e incluso al año 2021, sobre todo algunas de extranjeros, pues tienen dificultades con los aviones, la restauración, los alojamientos y otros servicios que deben contratar. Muchos de los que se casan son de la Península o extranjeros. Hay belgas, ingleses, alemanes e italianos», indica Mollà. Para junio tiene otras siete previstas, tanto en es Cubells como en Sant Josep. Y ha «recolocado» seis bautizos El próximo sábado había uno. En su iglesia hubo un funeral: «Vino la familia, estrictamente. Había unas 30 personas, entre hijos, hermanos y nietos. Se colocaron dos en cada banco, cada uno en una esquina».

El párroco de Can Bonet, Virgilio Bago Malgapo, ha tenido que aplazar tres bodas de británicos concertadas para mayo. Tiene tres bautizos en espera, si bien cree que «todos serán aplazados», y teme que algo similar ocurra con las comuniones de 12 niños en mayo. Álvaro González, cura de Sant Agustí, ya ha cancelado dos bodas. Su programación para las próximas semanas incluye 23 comuniones (en tres tandas de mayo), tres confirmaciones (cree que, en ambos casos, posiblemente se celebren tras el verano) y un par de bautismos. Durante el confinamiento ya ofició un funeral: sólo fueron seis familiares.