«Los clientes creen que podrán viajar a Ibiza a partir de junio». Por ello, el presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas Vacacionales (AVAT), José Antonio Llano, sostiene que «la mayoría» de las personas que ya han reservado su alojamiento en la isla a partir de ese mes están «aguantando». «Recibimos muchas consultas de clientes que preguntan qué va a pasar si no pueden volar y sobre la política de cancelaciones», indica el representante de este colectivo del sector turístico.

En cumplimiento de la orden del Gobierno central, todas las viviendas vacacionales están cerradas y, al igual que la planta hotelera, ya han perdido la Semana Santa. «Se supone que marca el inicio de la temporada, pero en nuestro caso no había un volumen considerable de reservas en comparación con lo previsto a partir de mayo», explica Llano. Todo esto se ha perdido.

Cada propietario tiene «libertad», explica el presidente de la AVAT, para decidir sobre la devolución del dinero de las reservas. «Nosotros abogamos por que haya flexibilidad», indica. «Cada uno intenta devolver el dinero o gestionar un cambio de fechas de la reserva», agrega, al tiempo que insiste en que «a pesar de que hay mucha preocupación, la gente está aguantando». «Según cómo avance la pandemia y el estado de alarma, en dos o tres semanas ya veremos qué puede pasar», dice.

Buenas perspectivas previas

Antes de que la actividad económica se congelara a causa de la pandemia del coronavirus, la AVAT vaticinaba que la próxima temporada podía ser «bastante buena». «El ritmo de reservas era similar al del año anterior, que finalmente fue aceptable, bueno. Los datos eran positivos y optimistas», recalca. Las plazas de «mayo, junio y medio julio estaban casi vendidas e iban aumentando las de agosto». «Para nosotros, el mes de marzo es muy importante en cuanto a ventas, pero hemos quedado bloqueados», reconoce el presidente de la AVAT.

También se plantea a los clientes que han cancelado ahora su reserva la posibilidad de que la aplacen a septiembre u octubre. «Transmitimos confianza y tranquilidad», apunta.

Alternativa a los hoteles

Llano asegura entender el pesimismo que invade ahora al sector hotelero en torno a la posibilidad de que se pierda casi por entero la próxima temporada, pero apunta que, si se levantan las restricciones de los movimientos de personas entre países, el mercado de las viviendas vacacionales son una buena opción para activar la economía e incentivar la llegada de turistas a la isla. «Las viviendas vacacionales soportamos unos costes fijos mucho más reducidos que un hotel y nuestra operatividad es más flexible», asegura en torno a la posibilidad de que algunos establecimientos hoteleros no puedan ni siquiera abrir sus puertas este verano.

«Se puede entender que haya turistas que, pese a que se haya superado la epidemia, tengan miedo de ir a un hotel, donde coincidirán con muchas más personas. Nuestra oferta puede resultar atractiva en este sentido y suponer un revulsivo», destaca Llano, que agrega: «Esta oportunidad no es sólo para nuestro beneficio, sino que para que la isla se vea lo menos afectada posible».

El presidente de la AVAT también cree que se producirá «una guerra de precios» para intentar salvar la temporada en la medida que se pueda, pero la asociación de viviendas turísticas no es partidaria de que se produzca una «bajada directamente», aunque sí pide que «haya contención». «Puede haber ofertas puntuales para recuperar estos meses de parón sin actividad ni reservas», reconoce Llano.