El 7 de enero pasado zarpó del puerto de Barcelona el imponente crucero 'MSC Magnífica' con la intención de dar la vuelta al mundo por el hemisferio sur siguiendo la ruta de Fernando de Magallanes, quien junto a Juan Sebastián Elcano circunnavegó por primera vez el planeta en 1519. A bordo del 'MSC Magnífica' viaja el matrimonio ibicenco formado por Eduardo Mayol y Francis Serra, junto a otros 3.000 pasajeros, entre ellos un centenar de españoles.

Hace dos meses pocos podían aventurar que gran parte de la Humanidad tendría que cumplir un confinamiento obligatorio en sus casas por culpa del coronavirus, provocando una paralización sin precedentes de la actividad en el planeta. Y menos los pasajeros del 'MSC Magnífica', que han visto frustrada tamaña travesía ante la imposibilidad de abandonar el barco desde hace semanas. La crisis les ha trastocado los planes en las antípodas, justo a mitad de trayecto.

«El barco, según el capitán, se ha convertido en una burbuja; no ha habido ningún caso de infección por coronavirus, por lo que ahora mismo todo el pasaje está tranquilo».

Mayol, un conocido empresario ibicenco, relata, vía correo electrónico: «La primera mitad ha sido muy interesante, hasta llegar a Hobart, capital de Tasmania, procedentes de Nueva Zelanda». De hecho, la travesía se ha limitado en los últimos días a dar vueltas frente al puerto de Perht, en Australia, cuyas autoridades han impedido el desembarco del pasaje. Aunque han podido reponer víveres que llegan al crucero mediante barcazas. Están atrapados en su burbuja de cristal y ahora inician una larga travesía hacia el Mediterráneo a través del Canal de Suez.

El confinamiento, aunque sea en un crucero de lujo, puede acabar con la paciencia de cualquiera. En el caso de esta pareja ibicenca eso ocurrió hace escasos días. «Incluso compramos los billetes de regreso de Sídney a Ibiza con escala en Qatar. Pero al no garantizarnos el embarque en Sídney (Australia) y ante la posibilidad de quedarnos varados o en cuarentena en la escala de Qatar, decidimos no bajar del barco pues las normas son claras: por la seguridad sanitaria de pasaje y tripulación, quien baja no vuelve a subir». El 'MCS Magnífica' es una embarcación cerrada herméticamente para que su ecosistema interior no se vea alterado. Un caso de coronavirus podría resultar devastador.

Rechazado en varios puertos (también en el de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos, además de en los australianos), el crucero se mantiene limpio de contagio y abocado a navegar sin tocar tierra.

«La compañía nos ha ofrecido todas clase de facilidades para en un futuro curso poder finalizar en condiciones óptimas la vuelta al mundo», apunta Mayol.

El matrimonio ibicenco, que ha coincidido con tres mallorquines y un menorquín, espera completar el crucero algún día, cuando la pandemia del Covid-19 sea sólo un mal recuerdo.