La crisis desatada por el coronavirus pone en peligro el sector de la restauración, por lo menos el que funciona exclusivamente durante el verano y está orientado al turismo. Así lo consideró ayer el presidente de la Asociación de Restauración, Joan Riera, quien dijo que lo más seguro es que estos locales «se piensen mucho si van a abrir» o, en todo caso, «si contratan a la misma gente de siempre o reducen personal». «Creo que actuarán con cautela y puede que solo contraten da la mitad», añadió.

«La situación se puede complicar mucho», opinó Riera, quien añadió que «hasta ahora no había mucha preocupación, pero según van avanzando los días y salen nuevas noticias, el temor va aumentando».

En cuanto a los restaurantes y bares que abren todo el año y están orientados fundamentalmente a la población residente, Riera afirmó que los efectos serán mucho menores, si bien matizó que todo dependerá de cómo evolucionen las cosas en las próximas semanas.

«El problema surgirá si esta situación se alarga durante dos o tres meses más sin que se halle una solución», afirmó el presidente de este colectivo, que emplea a miles de personas en Ibiza y Formentera.

«La situación realmente es crítica. Lo único que podemos esperar es que con el aumento de las temperaturas este virus vaya desapareciendo de forma progresiva y se restablezca la normalidad», manifestó.