El 79% de los residuos que se generaron el año pasado en los domicilios, establecimientos y empresas de Ibiza acabaron en el vertedero de Ca na Putxa. En total, el Consell de Ibiza sostiene que de las 125.370 toneladas de desechos producidos en 2019 en la isla, 99.135 toneladas se enterraron en el vertedero, que se encuentra al 70% de su capacidad y, según el nuevo plan director de residuos de Ibiza, con el modelo actual de gestión, su vida útil se acabará en «no más de siete años».

De hecho, el plan director, que se aprobó de forma inicial el pasado mes de abril, marca el objetivo de que este año se reduzca el depósito de residuos al 35% de lo que se produce. La cifra prevista está muy lejos del volumen actual que se deposita en Ca na Putxa. Hay que tener en cuenta que a partir de septiembre se prevé la puesta en marcha de la planta de triaje y la de biometanización de Ca na Putxa para transformar en energía eléctrica la materia orgánica. La institución prevé que con el funcionamiento de las plantas se entierre el 54,8% de la basura, sin reciclar, que entre en el vertedero.

El Consell calcula que, con los datos de producción de basura del año pasado, si el vertedero ya hubiera contado con las nuevas plantas, finalmente se habrían depositado 54.326 toneladas de residuos, el 43% de lo que generaron los cinco municipios de la isla, aún por encima del 35% previsto en el plan director para este año, pero con «una desviación pequeña», según destaca el conseller insular de Gestión Ambiental, Vicent Roig.

De todos modos, con la planta de triaje y la de biometanización también se distribuirán en las calles contenedores para la recogida de la materia orgánica que se produce en los hogares, lo que, según el Consell, «mejorará el rendimiento» de la selección de residuos. Así, de las 99.135 toneladas de desechos que el año pasado se depositaron en Ca na Putxa, sería de esperar que «una buena parte» hubiera llegado al vertedero como «material orgánico de recogida selectiva», si ya se hubiesen instalados los nuevos contenedores. Por ello, el departamento de gestión ambiental del Consell considera que el porcentaje de residuos que se depositaría en el vertedero de la isla «sería menor al 43%».

La Unión Europea obliga a que en el año 2035 se reduzca al 10% o menos el porcentaje de la basura que generan los ciudadanos y que se lanza a los vertederos.

El año pasado, Ca na Putxa gestionó 97.301 toneladas de desechos, de las cuales recuperó 98,24 toneladas (no se enterraron en una celda). Además, en las deixalleries se trataron 4.833 toneladas de residuos, de las que 1.933, en todo caso, acabaron en el vertedero, mientras que en la estación de transferencia se gestionaron 23.186 toneladas de papel, vidrio y envases recogidas en los contenedores azul, verde y amarillo y que se enviaron a la Península, un 3,4% más que en 2018. Todos estos datos no tienen en cuenta los residuos procedentes de Formentera ni los de construcción y demolición.

Futuro de la gestión de residuos

Por otra parte, el Consell inició a mediados de enero el proceso de contratación de un estudio para estudiar alternativas al uso del vertedero de Ca na Putxa debido a que en, un plazo medio, deberá cerrar sus puertas al completar su capacidad de depósito de residuos.

Meses antes del final del pasado mandato, el entonces consellers de Medio Ambiente, Gonzalo Juan, dijo que no se podía esperar más y que había que buscar ya alternativas a Ca na Putxa, aunque, pese a que lo anunció, finalmente no se encargó la redacción de un estudio, según el actual equipo de gobierno.

El nuevo plan director de residuos contempla la posibilidad de que se puedan enviar los residuos de la isla a Mallorca, propuesta que hace unos años el Consell ya descartó. Transitoriamente, también propone la adopción de medidas para tratar de alargar la vida de Ca na Putxa.

Paralelamente, la institución insular prevé la contratación de otro estudio para la mejora de los datos de gestión de residuos y que los ciudadanos puedan acceder a ellos al objeto de que puedan evaluar si se están llevando a cabo «una buena o mala actuación» en la separación de los residuos que producen en sus casas y empresas, según explica el conseller de Gestión Ambiental.