El riesgo de situar al hombre como referente es que la historia también gire exclusivamente alrededor de los éxitos de ellos. Cuando en el 2013 el tenista Andy Murray logró una victoria en Wimbledon, su logro se relató como la primera victoria británica en 77 años, contando como precedente la victoria de Fred Perry en 1935. Esta narrativa, sin embargo, olvidaba el triunfo de la tenista británica Virginia Wade en 1977. En esta línea, Murray también fue elogiado por ser el primero en ganar dos medallas olímpicas de tenis, aunque por aquel entonces Venus y Serena Williams ya habían ganado cuatro cada una.