Con una lista de casi 2.000 usuarios y más de 3.351 familiares atendidos durante los 20 años de presencia de Proyecto Hombre en Ibiza, la cifra de personas que la organicazión atiende anualmente se sitúa «entre 90 y 100»», informó Jesús Mullor, presidente ejecutivo de Proyecto Hombre en Balears, durante la celebración del 20 aniversario de la ONG en la isla, celebrado ayer en la sede ibicenca. Sin embargo, en 2019, los usuarios ascendieron a 145, frente a los 83 del año anterior, es decir, un 74.6% más. «En 2019 ha habido un repunte de usuarios que excede la media», remarcó.

En el marco nacional, Mullor destacó las elevadas cifras que existen en Balears, en comparación con otras comunidades. «Balears tiene una actividad de ocio nocturno muy elevada, lo que ayuda a que las tasas de adicciones aumenten. Sin embargo, no todo el consumo está asociado a los entornos de ocio y recreativos, y es importante saber que no solo los turistas consumen, también los oriundos de la zona», aseguró el experto, que destacó que «Ibiza tiene que coger el toro por los cuernos», y aceptar que «es una situación compleja y social», a la que «hay que tratar de hacer frente».

20 años de lucha

20 años de lucha

Hace 20 años que Proyecto Hombre llegó a Ibiza para ofrecer sus servicios a las personas con adicciones. Desde entonces, los perfiles de los usuarios han ido cambiando según la popularidad de las drogas del mercado. La heroína era el estupefaciente de referencia de los años 80 y hasta comienzos del año 2000. A partir de entonces, la cocaína y el alcohol comenzaron su escalada hasta la cúspide de la pirámide y hoy, 10 años después, continúan liderando el ranking.

Por ello, los programas exclusivos para luchar contra estas dos drogas no han dejado de crecer en Proyecto Hombre Ibiza. «Nuestros programas se desarrollan en función de lo que la gente nos pide», comentó María Fernández, directora del Centro de la ONG en Ibiza. «Es el perfil mayoritario de las personas que acuden a los programas de desintoxicación y reinserción que ofrecemos por las tardes», continuó. Y es que entre el 2001 y el 2008, dos de cada tres usuarios acudían con problemas por la heroína, frente al «uno de cada cuatro adictos a la cocaína». Sin embargo, en 2008, esta última pasó a ser el principal problema del 64% de los usuarios. El número de adictos al alcohol también comenzó su escalada a partir del 2000, situándose en un 30% de los casos en 2008. Desde entonces y hasta hoy, las adicciones a la cocaína y el alcohol se sitúan a la cabeza, prácticamente equiparadas en porcentaje, siendo un 38 y 36% en 2019, respectivamente.

Para combatir estas y otras adicciones, la organización ofrece desde servicios de diagnóstico y detección rápida de hábitos de consumo «o de alto riesgo de consumo», en las escuelas y otros ámbitos juveniles, hasta programas de intervención, desintoxicación y posterior reinserción social, así como formación a los agentes sociales que trabajan con jóvenes y al profesorado, charlas de prevención a escolares, coloquios y campañas de sensibilización.